Hubo un tiempo en el que las mujeres iban al lavadero de Mar de Kara, el Silo almacenaba forraje, había múltiples quintas y en el barrio de Portugalete era habitual ver al pastor con sus ovejas. La memoria, las fotografías y el patrimonio histórico que se conserva permiten que Hortaleza eche la vista atrás para recordar sus inicios y contemplar el gran cambio de un distrito que aún sigue creciendo.

En la actualidad, según el padrón municipal actualizado a 28 de enero de 2025, el distrito de Hortaleza tiene 210.130 habitantes: Valdefuentes (75.975), Pinar del Rey (54.339), Canillas (40.903), Apóstol Santiago (16.096), Piovera (15.670) y Palomas (7.147). De esta manera, supera a ciudades madrileñas como Alcalá de Henares, Getafe o Móstoles.

NÚCLEOS RURALES DE HORTALEZA Y CANILLAS

Hacia 1530 se sabe que los vecinos se oponían a que un mismo cura atendiera Canillas y Hortaleza, según el libro Historia de Hortaleza (1986). En las Relaciones topográficas de Felipe II (1579), se registra a la población por cabezas de familia y Canillas contaba con 50, mientras que Hortaleza, con 96. Ya en habitantes, en el Censo de Floridablanca (1787), Canillas registra una población de 111 y Hortaleza, de 516.

Se cuenta que, en el siglo XVIII, “los vecinos que se desplazaban desde Hortaleza hasta la ciudad tenían por delante una legua larga de caminos de tierra que atravesaban un paisaje de lomas arenosas y campos de labor”, de ahí la expresión de que el pueblo estaba a una distancia de yegua y potrico”. El oficio mayoritario era el de labrador, predominando los cultivos de cereales, como Nemesio Aguado, el último agricultor que cosechó hasta 1990. También se dedicaba parte de las tierras a la vid, de ahí la fama del garnacho de Hortaleza.

“Canillas es el único pueblo de Madrid anexionado que no figura como nombre de distrito” Ricardo Márquez

El siglo XX es el de la transformación, los núcleos rurales de Hortaleza y Canillas pasan a ser nuevos barrios “con los problemas y contrastes que lo precipitado de su urbanización provoca”. Canillas en el momento de la anexión en 1950 “era un municipio muy grande que llegaba hasta Las Ventas”, explica Ricardo Márquez, autor del blog Historias Matritenses y del libro Canillas. “Es el único pueblo de Madrid anexionado que no figura como nombre de distrito”, apunta. Tras varias reorganizaciones administrativas, hasta 1988 no se configura la división actual de los 21 distritos.

Una historia de siglos que el director de la biblioteca Huerta de la Salud, Juan Jiménez Mancha, califica de “viva” y considera que hay mucho por descubrir de ella. No solo los elementos materiales que permanecen hacen que se conozca esa esencia, también la gente que queda y comparte la cultura popular. “Para mí es un lujo poder desayunar con Florencio Elipe, en Casa Florencio, que nació aquí, o con Anselmo López y con otra gente que vivía en el pueblo”.

Hortaleza

La calle de la Liberación del pueblo de Hortaleza, con Canillas al fondo, en 1979. JAVIER CAMPANO

MOVIMIENTO ASOCIATIVO DE HORTALEZA

La gran ciudad no crecía al mismo ritmo que las necesidades de la población y si por algo se distingue Hortaleza es por su gran tejido asociativo, que ha luchado tantas batallas. Uno de los primeros reclamos tras la anexión fue la mejora del transporte, un problema que permaneció durante décadas. De hecho, la primera manifestación autorizada tras la muerte de Franco fue el 13 de marzo de 1976 bajo el lema: “Carretera de Canillas, 200 baches por milla”.

La camioneta P-1 (línea periférica) no daba abasto para Canillas y la colonia Villa Rosa. La línea de autobús 73 era insuficiente y la línea 4 de Metro acababa en Esperanza. Gracias a la lucha de asociaciones como Villa Rosa se consiguió que las comunicaciones mejoraran, pero no es el único ejemplo de victoria vecinal. “Acabar con el vertedero ilegal de Cárcavas para crear lo que ahora es el parque forestal de Valdebebas, parar proyectos como el macrogimnasio en el casco antiguo, los aparcamientos, la biblioteca…”, enumera Javier Robles, periodista de Radio Enlace que lleva 35 años informando en las ondas.

La eliminación del Plan Parcial de Ciudad Lineal que salvó el barrio de Portugalete también fue un hito vecinal, cuenta con orgullo José María Julián, memoria viva a sus 97 años. “Uno de los proyectos más llamativo fue la supresión de la autopista Cuzco-Barajas, que atravesaba estos barrios, provocando su destrucción, hasta lo que ahora es la M-40. Su resto es lo que hoy se llama Gran Vía de Hortaleza y el túnel que va por debajo de Arturo Soria”, añade.

La relación entre las asociaciones y la Administración es importante para cubrir las necesidades del vecindario

Este referente vecinal señala también un reclamo histórico que empezó en 1979 y casi medio siglo después parece lograrse, como es el cierre del anillo de Cercanías. Con todo lo vivido y luchado, José María reflexiona sobre la fuerza del actual tejido asociativo: “No hay una unidad que parta de la edición de un catálogo de demandas. Entidades hay muchas, pero cada una está dedicada a su tema”.

Para Jiménez Mancha, el modelo del movimiento actual y el antiguo es distinto, pero ambos le encantan. “Creo que a veces lo que necesita el movimiento vecinal es que le espoleen. Cuando las cosas no hay que pelearlas, estamos más relajados”, aporta Robles. “Los vecinos ahora van a las asociaciones vecinales más a nivel cultural que por intentar cambiar el barrio. Lo intentan cambiar cuando existe un problema”, comenta Pilar Carmona, vecina y funcionaria que ha trabajado en la Junta Municipal de Hortaleza 43 años.

La relación entre las asociaciones y la Administración es importante para cubrir esas demandas. Pilar afirma que ser del barrio donde trabajas hace que te impliques más porque conoces y vives las necesidades. “Incluso los asesores del concejal deberían vivir en el barrio”, apunta. Por el momento, el distrito ha tenido solo cuatro concejales hortalinos: Valentín Medel, Pilar García Peña, Vicente Díez Zazo y Sandra de Lorite.

Hortaleza

La calle de la Liberación del pueblo de Hortaleza, con Canillas al fondo, en 2025. SARA BLAYA LASANGAN

EL DISTRITO SIGUE CRECIENDO

El 21 de abril de 1999 se puso la primera piedra en Sanchinarro, que, junto a Valdebebas, es uno de los barrios más jóvenes y poblados del distrito. “Siempre nos decían que Sanchinarro era como la ciudad de Soria por extensión y número de habitantes”, recuerda Pilar Carmona. Ahora a Valdebebas le espera una nueva ampliación, La Solana, un desarrollo urbanístico que, según el alcalde Martínez-Almeida, es “un auténtico ejemplo” en cuanto al problema de la vivienda, pues las casas tendrán cierta protección.

La vivienda ha transformado en gran medida el distrito

Precisamente, la vivienda ha transformado en gran medida el distrito. Cientos de locales que fueron comercios son ahora apartamentos y pisos turísticos que cambian los precios de la zona y la configuración de las calles. La arquitecta y profesora asociada en la Universidad de Alcalá, Paz Núñez, observa que “la calle va desapareciendo como espacio público, de relación. Se convierte en un acceso a tu vivienda que configura otra forma de barrio”.

José María Julián aún vive en la conocida como Casa Amarilla, una de las pocas que sigue en pie en el barrio de Portugalete, y recuerda como el valor del terreno de las parcelas fue aumentando de tal manera que se fueron derribando las casitas para construir los actuales chalés. Más cercano en el tiempo, la Colonia Banesto corrió la misma suerte con la demolición de antiguos bloques para levantar viviendas de lujo. Las casas del antiguo Poblado de Absorción de Canillas ya solo quedan en el recuerdo.

NECESIDADES PRESENTES Y PREOCUPACIONES FUTURAS

A pesar del desarrollo proyectado del norte del distrito, quedan muchas necesidades vecinales por cumplir, como el centro de salud de Valdebebas y su insuficiente oferta educativa. A estas se suman incógnitas como qué ocurrirá con la llegada de la Fórmula 1. A más largo plazo, la Operación Chamartín también promete transformar todo el norte de la ciudad. “El gran reto es parar estos planes que convierten a Madrid en esto que se llama eventificación y que el suelo público acabe en manos privadas”, proyecta Robles frente a los futuros retos del vecindario.

El hospital Ramón y Cajal da cobertura a Hortaleza, Ciudad Lineal, Barajas y San Blas, donde no hay ningún hospital público

“Lo que haría falta es un instituto de formación técnica, residencias de ancianos, viviendas para jóvenes”, reclama José María Julián. Por su parte, para Pilar “la carencia importante es a nivel de sanidad”, asunto en el que coincide Robles, que destaca que el hospital Ramón y Cajal, situado en el distrito Fuencarral-El Pardo, da cobertura a Hortaleza, Ciudad Lineal, Barajas y San Blas. Sin embargo, en estos distritos no hay ningún hospital público.

Alguna vez se ha bromeado con la independencia de Hortaleza como municipio para gozar de los servicios acorde a sus habitantes, como los vecinos de Coslada o San Sebastián de los Reyes. Polideportivos, bibliotecas, centros de salud, centros culturales y estudiantiles son equipamientos públicos necesarios para cubrir las demandas de un gran barrio que ya supera las 200.000 personas. Un distrito de contrastes que crece a pasos agigantados donde conviven tradición y modernidad.

Hortaleza

España cuenta con 8.132 municipios y, según su número de habitantes, Hortaleza ocuparía el puesto 29 si fuera independiente.

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