En el lenguaje de las flores, dicen que el jazmín significa “amabilidad, sencillez y modestia”. Quizá Pilar Carmona sea un tipo de jazmín al que añadir orden, entrega y satisfacción.

Esto lo he sabido después. Antes trataron de entrevistarla Javier Robles de Radio Enlace y también Ray Sánchez, del periódico; pero ella se negaba. ¿Qué tendrá esta funcionaria administrativa?

Iba a ser más difícil conseguir esta entrevista que la de Manuela Carmena alcaldesa y tuve que acudir a Juan Jiménez Mancha, director de la biblioteca Huerta de la Salud, para tejer una tela con la que atraparla. A su vuelta de una excursión con la asociación vecinal Villa Rosa, cayó en la red y nos vimos en Santa Virgilia.

Me repitió dos o tres veces un “si yo no soy nadie”, pero le gustó que esta sección es para cualquier vecino o vecina que “pasaba por aquí” y se lo apropió. Solo estuvimos hablando durante dos horas. Ahora ha decidido jubilarse tras 43 años de trabajo en la Junta Municipal de Hortaleza. Su voz calmada y empática es memoria del distrito y no podemos perderla.

PREGUNTA: ¿Eres de Madrid?

RESPUESTA: Sí, mis padres se vinieron al Poblado Dirigido de Canillas, ahí en la plaza Nuestra Señora del Tránsito cuando se casaron. Yo nací ahí y he estado viviendo hasta que me casé en el año 81, que me vine a Colombia donde los Paúles.

¿Dónde has estudiado?

En los primeros años, estuve por la calle Atocha y luego vine aquí al que hoy es el Esperanza, que creo recordar que antes no se llamaba Esperanza. Estuve en el Conde de Orgaz.

¿Y otros estudios?

Decidí hacer una carrera por acompañar al que fue mi primer marido y me equivoqué porque me metí a hacer Telecomunicaciones, que a mí no me gusta para nada.

¿Cómo fue lo de opositar?

Fue curioso porque creo que fui de las últimas que hizo el servicio social. El caso es que lo terminé en el Princesa Sofía y allí conocí a Pepa de Miguel, que me imagino que la conocerás porque fue la jefa de Servicios Sociales durante muchos años en el distrito de Hortaleza.

Creo que sí.

Es una mujer a la que hay que agradecerle que haya tantos centros de mayores porque los fue montando poquito a poco. Entonces, yo le dije “Me quiero quedar aquí contigo” y fue la que me dijo “Oposita, que va a haber oposiciones libres en el Ayuntamiento”. Las primeras oposiciones libres que hubo en el 79 no las aprobé y las aprobé en el 80, que fueron las segundas.

¿Aprobaste y seguiste estudiando?

No, porque al poco tiempo me casé, vinieron los niños… Pues eso, no es como ahora, que te planificas de otra manera. Estuve dos años en la facultad y conocí el ambiente universitario y, nada, ya me metí en el Ayuntamiento y hasta ahora.

“La Junta Municipal estaba en Torre Arias. Había dos concejales, el de Hortaleza-Barajas y el de San Blas”

¿Y lo de venir a Hortaleza?

Cuando aprobé la oposición, me pedían un certificado de buena conducta y fui a solicitarlo. El ordenanza que estaba allí, Pedro, me dijo “Nos vamos a Hortaleza porque lo mismo te interesa”. Subí a la secretaría, tomaron nota y, no había hecho más que llegar a mi casa, cuando me estaban llamando y, nada, me dijeron que si estaba interesada, que empezaba, y yo dije que sí. Mi madre, recuerdo, que se enfadó porque pensaba que iba a ir a la Plaza de la Villa.

¿Dónde estaba la Junta Municipal?

Estaba en Torre Arias. Había dos concejales, el de Hortaleza-Barajas y el de San Blas.

¿Vinisteis a Santa Virgilia?

Estuvimos unos meses alquilados en la calle Alcorisa, 67. Estábamos en un sótano y había unos ventanucos que, además, teníamos que dejarlos cerrados porque los críos nos tiraban de todo.

¿Cuántos funcionarios había?

Éramos muy poquitos funcionarios. ¿Qué podíamos ser? 15 personas…, 20…, muy pocos cuando empezó a funcionar el distrito.

¡Vaya inicio!

Aquello no te reunía condiciones porque estábamos en un sótano. Pilló la colza. Aquí en este barrio hubo muchos enfermos, mucha gente, sobre todo de la UVA de Hortaleza.

“Aquí en este barrio hubo muchos enfermos [aceite de colza], mucha gente, sobre todo de la UVA de Hortaleza”

¿Empezaste con eso?

Yo cuando entré me pusieron en el negociado de Hacienda. Ahí lo que más me llamaba la atención era la cantidad de pozos negros y fosas sépticas que venía de Las Cárcavas la gente a pedir la limpieza. No había un sistema de alcantarillado en Las Cárcavas. Entonces, venían a eso, a pagar la limpieza del pozo negro y de la fosa séptica.

¿Eso se pagaba en la Junta?

Sí, se cobraban allí en el negociado. Y pagar multas que ponían los de Sanidad por el marchamo del pollo que no lo tenían puesto, multas muy elementales. Era muy básico, no había competencias al principio.

¿Y los impuestos?

Los impuestos eran el numerito del coche en los meses de abril y mayo y luego el IBI, que pilla todos los puentes de noviembre y diciembre. Y luego venían las Navidades y había que cerrar el ejercicio. Yo es que cobraba las licencias. La gente no iba al banco. Venía el señor de la saca y se llevaba un montón de dinero.

¿Qué más competencias había?

En los años ochenta, se podían hacer muy poquitas cosas. El padrón era lo que mejor funcionaba y el reclutamiento de la mili, que también se llevaba. Eso me tocó un año porque faltaba gente y fue divertido (risas).

¿Por qué?

Los chavales se querían librar de cualquier manera y, cuando veían a una mujer, se cortaban un poquito. Bueno, pues eso “Es que no tengo un testículo, es que…”. Había un administrativo que decía “La mili se hace por huevos y, si tienes uno, la haces”. Éramos cuatro y, si faltaba uno, te ponían para echar una mano. Todos éramos muy jóvenes y con muchas ganas de trabajar. Los primeros años en Santa Virgilia fueron muy chulos y lo pasamos fenomenal.

¿Qué te gustaba más?

Lo que más me gustaba era el tema de cultura. En esos años, aprobé las oposiciones de administrativo y ya podía optar a la Jefatura de Negociado. Entonces, cuando se fue la persona que estaba en cultura, que era jefe de negociado, el titulito era jefe de participación ciudadana, pedí la plaza y me la dieron, me dieron la adscripción provisional. Allí fui feliz. En el departamento de Cultura, fui muy feliz. Creo que estuve desde el año 2006 hasta el 2018. Ahí disfruté muchísimo.

¿Quién decide lo cultural?

La parte política decide todo el tema, pero, a la hora de programar, te dejaban que tú iniciaras la programación. Todo el tema de los certámenes y tal es parte política.

¿Cómo ha sido la relación con los políticos?

Yo no he tenido problema con ninguno. Yo siempre les he dicho que estaba para lo que quisieran, siempre y cuando cumplan con la ley.

“Yo siempre les he dicho [a los políticos] que estaba para lo que quisieran, siempre y cuando cumplan con la ley”

Muy prudente.

Hombre, está claro. No voy a cometer nada que… Me molesta mucho que se tire el dinero público, así que hay que contarlo todo, todo, todo.

¿Y los políticos de los primeros tiempos?

Durante los primeros años, yo no tenía contacto con los políticos. Al principio, éramos muy poquitos cuando estuvo Valentín con Pilar García Peña. Fue una mujer que hizo equipo aquí en el distrito. De hecho, se iba a desayunar con algunos compañeros. Era una compañera más, ella también había sido cultureta en la etapa de Valentín Medel.

Empecé a tener contacto cuando entré en cultura con Sandra de Lorite. Creo que fue una buena concejala porque era del barrio. Eso era importante.

¿En qué departamento estás ahora?

En el Económico. El coordinador anterior me dijo que si les echaba una mano porque, con la pandemia de la COVID-19, había un atasco tremendo con unas tarjetas prepago que se dan en Servicios Sociales para ayuda de alimentos a gente necesitada, que es lo que estoy haciendo prácticamente.

¿Cuáles son las zonas más necesitadas del distrito?

Sí, tenemos la Piovera, el Encinar de los Reyes, que nunca se habla, que están ahí en su islita, pero eso es Hortaleza también. El Encinar de los Reyes, el Conde de Orgaz y Valdebebas y Sanchinarro son zonas potentes, ¿no? Y la zona también de Machupichu, bueno, pero eso es Piovera, todo eso es Piovera. Y donde las ayudas van, pues, mucho Pinar del Rey, Canillas también, o sea, la zona de Gomeznarro, toda esa zona… y Manoteras, claro. Son las zonas más necesitadas.

¿Qué se hace en ellas?

No sé cómo se gestionan, no lo sé. Hombre, por lo menos sé que muchísimo trabajo es el del centro que hay de El Querol en Manoteras, ahí no dan abasto.

¿Hay poco presupuesto?

Sí, hay poco. La queja es que hay mucho que hacer y no… Claro, pero porque todo, mucho presupuesto viene del área. Entonces, las áreas de gobierno son las que llevan… Aquí, como digo yo, son las migajas los distritos. Creo que donde más dinero hay es en Servicios Sociales, que es donde está prácticamente descentralizado el tema.

¿Servicios Sociales son caridad o derechos?

Todo es necesidad, o sea, la gente va a pedir porque necesita alimentos o necesita pagar el alquiler porque no le llega a final de mes. Sí, es lo que más se demanda en el tema de Servicios Sociales. La gente mayor, a nivel de grúas o camas de estas articuladas, también hay muchas solicitudes de ese tipo. Yo por lo que oigo de mis compañeros. Todo es necesidad.

¿Estás en alguna asociación del distrito?

Sí que me hice socia del Espacio Danos Tiempo, porque creo que es una asociación que hace una buena labor cultural en una zona que no hay nada. Ahí empecé a ir a yoga. Sí, tengo buena relación además con Javi y con Olga, que creo que son unas máquinas. Y últimamente incluso las legumbres las compro en el local que tienen. Sí. La miel la llevo comprando hace muchos años, la miel que tienen, que es buenísima. Pero la legumbre este invierno la he gastado y está genial.

Y luego, Ray me llamó, me mandó un WhatsApp, dándome las gracias por haberme hecho socia y no me había hecho socia, se había equivocado pero bueno, he aprovechado y me he hecho socia del periódico (risas).

¿Una funcionaria implicada?

¿Implicarme? Pues cuando estás trabajando, no creo que debamos implicarnos, creo que debemos de ser un poco más…, somos funcionarios. Yo, como siempre digo, de puertas para adentro, tengo mi ideología, pero, de puertas para afuera, soy funcionaria y estoy al servicio del que esté gobernando.

“De puertas para adentro, tengo mi ideología, pero, de puertas para afuera, soy funcionaria y estoy al servicio del que esté gobernando”

Pero ¿ya estás en dos asociaciones?

Implicarme, me he implicado con todas. O sea, cuando han pedido subvenciones, me he dejado la piel para que pudieran cobrar. Cuando les faltaba un papel, he sido muy pesada pidiéndoles los papeles. Cuando la intervención me decía “¿Es que falta no sé qué?”, pues yo incluso hecho el modelo y lo he lanzado. O sea, he intentado ayudar a todo el tejido asociativo.

¿Es fuerte nuestro tejido asociativo?

Tenemos unas 120, creo, si mi memoria no me falla, porque llevo ya dos años fuera de eso. Y es un tejido muy potente, tenemos de todo tipo. Hay algunos conceptos así de los que pone el área que nos faltan, pues, por ejemplo, de comercio no teníamos cuando yo estaba en esto.

¿Por qué no funcionan las estructuras participativas?

No tenemos esa costumbre de implicarnos y luego, además, se tratan temas que no son competencia municipal. Con lo cual, no se avanza si no es competencia municipal. Si se plantearan temáticas que se puedan resolver en el propio distrito, sería mucho más fácil.

¿Y ahora te jubilas?

Cuando me salió lo del cáncer, dije “Puff, Pilar, para, a lo mejor es que tienes que parar”. Me dijo la doctora que tenía que relajarme, que todo también podía ser consecuencia del estrés que puedo tener. Convivo con mi madre de 92 años, falleció mi pareja maravillosa hace cuatro, la pandemia, todo, bueno, pues…

¿Todo junto?

Sí, sí. Lo que pasa es que tengo unos amigos maravillosos que me han apoyado muchísimo. Eran mis amigos de los 14 años, del instituto y tal, los amigos del barrio, ¿no? Pero es verdad que yo soy muy de barrio.

¿Y de la ciudad?

Hombre, me gusta ir a la ciudad y, además, la estoy conociendo. Llevo ya muchos años haciendo los talleres esos de conocer Madrid que hace Ayuntamiento; incluso doy unas clases de arte porque es un tema que a mí siempre me ha gustado mucho y, ahora que tengo un poquillo más de tiempo porque, aunque mi madre convive conmigo, necesito salir de casa y…, sí, voy mucho a la ciudad.

¿Pero…?

Pero el barrio es el barrio. Yo sigo comprando en el pequeño comercio; a mí no me digas ir a El Corte Inglés a comprarme un pantalón porque no; hay una tienda de barrio al lado de mi casa que… Sí, soy de barrio.

¿No te preguntaban o pedían ayuda?

Ha sido una constante, pero a mí no me importa por una cuestión muy sencilla. La Administración es complicada. Si es complicada cuando estás dentro, yo siempre me pongo en el caso de la gente de fuera lo complicado que es. Entonces, eso nunca me ha importado ni he conocido a nadie que haya salido de mi despacho dando un portazo y malhumorado. Cuando cobraba impuestos me han llamado de todo (risas).

¿Y para las bodas?

¡Uy! Yo he hecho muchísimas. Yo empecé haciendo las bodas con Sandra de Lorite y antes las hacía yo todas. Ahora, las que son entre semana, las hacen las secretarias del concejal y las que son en fin de semana se van turnando porque pagan. En mi época, solo era un día al mes por la tarde que te compensaban con un día por la mañana. He tenido bodas muy entrañables. A un primo mío lo casé, a la hija de unos amigos… Una boda curiosa fue a Sole de Las Virtudes

“He tenido bodas muy entrañables. Una boda curiosa fue a Sole de Las Virtudes...”

¿Volverías a ser funcionaria?

Sí, pero hubiera estudiado para poder tomar decisiones. Ser un técnico para poder hablar con el político. Sí, sí, yo seguiría siendo funcionaria. No he hecho otra cosa porque es que me ha encantado. He disfrutado muchísimo.

¿Cómo tiene que ser el funcionario?

Empática, tienes que ser empática con la gente. Y aunque vayan muchas veces de mal carácter, porque a lo mejor tienen un problema gordo, no puedes ponerte a su nivel. Tienes que intentar echarle una mano. Intento echar una mano a la gente cuando me lo han pedido, conocidos y no conocidos.

¿Te han hecho algún reconocimiento?

¿Por qué si es mi trabajo? Lo único es que me siento querida. Voy a Danos Tiempo y sale Olga y Javi a darme un beso. Pues eso es mi reconocimiento.

Cuando dejé Cultura, Santi, Víctor y Carlos me pusieron el cartel del festival de jazz en un foam que lo tengo puesto en mi casa. Me hizo tantísima ilusión y Santi tuvo unas palabras tan bonitas…

¿Qué dijo Santi?

No me acuerdo (risas).

¡Muchas gracias, Pilita!

Pilar Carmona

Pilar Carmona: “Yo seguiría siendo funcionaria. No he hecho otra cosa porque es que me ha encantado”. JAVIER PORTILLO

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