Cuando las leyes se escribían en granito, estaba claro que tenían intención de durar en el tiempo y que ya habían sido suficientemente probadas. No era tarea fácil adjuntar anexos, modificar textos y liarnos con un sinfín de artículos que la ciudadanía ha de cumplir, aunque los desconozca.

Otra de las ventajas del granito sobre las leyes publicadas por el Boletín Oficial del Estado es la propia extensión. Así ocurrió con el Código de Hammurabi hace apenas cuatro mil años (1750 a. C.) que decía “que las gentes descansaran en acogedoras viviendas”, pues el tal Hammurabi no dejaba que “tuvieran alguno que los aterrorizara”.

Los sistemas podían ser discutibles. Por ejemplo, “si uno embrujó a otro y no puede justificarse, el embrujado irá al río y se arrojará; si el río lo ahoga, el que lo ha embrujado heredará su casa; si el río lo absuelve y lo devuelve salvo, el brujo es pasible de muerte y el embrujado tomará su casa”.

El Código de Hammurabi (1750 a. C.) decía “que las gentes descansaran en acogedoras viviendas”

Hoy no podríamos aceptar esta ley de modo literal porque nos faltan ríos caudalosos y se supone que no hay brujos. Pero, si nos vamos a la interpretación del texto (su hermenéutica) y consideramos que los embrujados son los inquilinos y los propietarios, hipotecados, podemos entender que los brujos son los fondos de inversión, los especuladores, los prestamistas y los bancos. El río, lógicamente, serían una leyes justas, algo respecto a lo que también andamos escasos en vivienda.

Dado que el derecho universal a la vivienda es uno de los derechos humanos, necesitamos leyes que impidan que haya “gente sin casa, casas sin gente”, como canta Silvia. También necesitamos viviendas y para eso falta tierra en nuestra hiperbólica Hortaleza.

Sin embargo, el Ayuntamiento saca a la venta pocas parcelas de las que hay con la necesidad de vivienda social que tenemos. Así la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo puede lavarse las manos y Hortaleza se queda sin vivienda social. ¿Será que sí existen los brujos?

Lo de la vivienda es cuestión de tiempo, como demuestra la UVA de Hortaleza. En marzo habrá realojos y seguirá habiendo, tras sesenta años, más de medio centenar de familias esperando turno. ¿Será que a Agencia de la Vivienda Social ha visto que cada vez hay más centenarios empeñados en llegar a pisar su vivienda digna, de la que los desposeyeron a mediados del siglo pasado?

Entre tanto, el Gobierno, la oposición y el sursum corda mantienen un guirigay en los informativos que empieza a generar un nuevo tipo de alergia digna de ser investiga. ¿En qué quedará todo? ¿Ganará la mano invisible del mercado o los grupos de presión? Esto no le pasaba al rey Hammurabi.

No en todos los barrios, pero sí en algunos de toda la vida, han empezado a florecer los servicios inmobiliarios. Son como nuevos vecinos bien arreglados que nos van conociendo a todos incluso por el nombre, especialmente a los más ancianos. Regalan una revista a todo color e, incluso, tramitan gratuitamente una herencia o te valoran la casa por la patilla.

No en todos los barrios, pero sí en algunos de toda la vida, han empezado a florecer los 'servicios inmobiliarios'

Hay quien ve su presencia motivada por la ahora llamada de Distrito Castellana Norte. El efecto empieza a notarse y llegan los primeros inversores que transforman un piso de los años sesenta en cuatro apartamentos con cuatro retretes y cuatro duchas, para mosqueo de la comunidad de propietarios. ¿Pretenden así evitar la gentrificación?

“Por todo esto y por mucho más”, cuando temblamos por cómo se va a aplicar la vacunación en nuestros centros de salud, la reflexión principal es sobre la vivienda. Pero este cofre, que es el ejemplar que tienes en tus manos (o en la pantalla) no es un código ni usa el granito. El espacio es para lo que nos pasa en el barrio: inversiones, Filomena, plantaciones, Valdebebas, parking de Iberdrola, biblioteca… Lo que nos interesa y preocupa a vecinas y vecinos.

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