Mirando Hortaleza a vista de pájaro, todo luce bello, en armonía y calma. La perspectiva cenital nos permite sobrevolar algunos de los diferentes barrios del distrito sin tener que recalar en ningún punto en concreto, sin centrar nuestra mirada para poder analizar con detalle ninguna realidad.

De hecho, podemos decirlo sin ningún tipo de complejo, Hortaleza desde el aire sale bastante favorecida. Nos ayuda a reforzarnos en nuestro barrionalismo, y en poder decir con orgullo: “¡Qué bonito es nuestro barrio!”. Incluso podemos pensar: “¡Qué suerte tenemos!”, porque, en cierta parte, hay algo que nos susurra al oído: “Es Madrid, pero no es exactamente lo mismo, no es igual”.

La perspectiva es un invento, puede hacer que nuestra visión de la realidad quede afectada por el punto de vista. ¿Será esto lo que les pasa a algunos de nuestros políticos y políticas? Que nos miran desde arriba, sin pisar nuestros barrios, nuestras escuelas ni centros de salud, que se distancian de la ciudadanía… que, desde su atalaya, sus colegios y clínicas privadas no comprenden que, antes de proyectar un barrio como Valdebebas (Valdefuentes ha pasado a ser el barrio más poblado de Hortaleza), sería necesario tener dotaciones públicas como colegios, institutos o centros de salud.

Parece que no llegan a entender la necesidad de disponer de personal médico para atender un servicio de urgencias, así como que un servicio de urgencias no se puede atender por videollamada. Que no entienden que hay cuestiones que es preciso que sean garantizadas a todas las personas y que no pueden depender de su renta o de su zona de residencia. Que no todo está en venta ni todo se compra. Diría incluso más, que no todo es rentable, pero siguen siendo inversiones y servicios necesarios para no dejar a nadie atrás. Y es que la sensibilidad política, donde mejor se puede ver, es en los presupuestos, donde gastamos y gastan nuestro dinero, el de todas.

Ante la falta de la mirada cercana de las instituciones públicas, nos reconfortamos con el calor del vecindario

Estas y otras cuestiones y razones son las que nos llevaron a muchas y a muchos a salir y recorrer las calles el 13 de noviembre exigiendo una sanidad pública, universal y de calidad. O que llevan a otras personas ponerse manos a la obra para buscar soluciones a sus problemas de vivienda, el del abandono en el que se encuentra la zona de Las Casitas de Gomeznarro, dando lugar a buenas noticias como el surgimiento de una nueva asociación vecinal. Como hacer una bicicletada para reivindicar que necesitamos escuelas públicas y que basta de regalar y ceder terrenos al mejor postor. Mientras tanto, ya ha pasado un año desde la ocupación de un inmueble propiedad de la SAREB que ahora es un centro social llamado La Animosa.

Ante la falta de la mirada cercana de las instituciones públicas, nos reconfortamos con el calor del vecindario. Un barrio al que cuidar y tener cariño, que cuenta con importantes zonas verdes, así como elementos de gran valor histórico y cultural. Con un fuerte y enraizado movimiento vecinal. Para muchos, es el lugar en el que nacimos, en el que crecimos; para otros, un barrio de acogida, aunque cada vez sea más difícil poder vivir en él por el encarecimiento y precariedad de la vivienda. Eso mejor lo dejamos para otro número. Volvamos a ver el vídeo de Hortaleza desde el aire y reconciliémonos de nuevo con el barrio.

¿Lo escuchan? Son los tambores de Sambaleza, ya resuenan anunciando la llegada a nuestras calles de la Cabalgata Participativa de Hortaleza, la popular, la de toda la vida. La que realizan cientos de vecinas y vecinos de forma altruista, por el mero placer de llenar de ilusión la Noche de Reyes. Qué gusto daría poder verla de nuevo a vista de pájaro. Quién sabe.

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