Excelencia. Esa fue la palabra que a modo de ariete se utilizó en 2007 para derribar un proyecto de participación colectiva y popular como era la Cabalgata de Hortaleza. Apenas se habían constituido los ayuntamientos democráticos, a finales de los años setenta, cuando en Hortaleza ya desfilaban carrozas y pasacalles hechos por las vecinas y vecinos del distrito.

Perseguir la excelencia, hacer una cabalgata más vistosa, elaborada, brillante, esa fue la razón por la que la Junta Municipal que entonces presidía la concejala Elena Sánchez Gallar (Partido Popular) decidió apartar de la organización y la creación de la cabalgata del barrio a las asociaciones del distrito. Podríamos montar a nuestra gente en las carrozas, niños y niñas que cada año se sentían protagonistas de un evento multitudinario y lleno de ilusión, pero no podíamos preparar las carrozas, diseñar sus contenidos, trabajar desinteresadamente en crear un ejemplo de cultura popular, de trabajo de la gente para la gente.

El argumento del dinero que todo lo puede se imponía al de la ilusión y el trabajo colectivo. Una empresa que sepa, que entienda, que se dedique profesionalmente, ¿cómo no va a hacerlo mejor que los simples vecinos y vecinas que solo ponen su trabajo, sus saberes, su experiencia y sus ganas? Para la lógica de quien todo lo mercantiliza no había dudas. Y a ello se pusieron privatizando la Cabalgata de Hortaleza.

Lo que desconocían, lo que ni siquiera imaginaban, es que con eso nos hacían el mejor favor que pudieran imaginar. Sin saberlo, nos convocaron a demostrar que el verdadero poder, el real, el que de verdad hace cambiar las cosas está en la gente. Y es que esto es mucho más que una cabalgata.

REBELIÓN CÍVICA POR LA CABALGATA

Desde el primer momento, la mayoría de las entidades que históricamente habíamos participado en la Cabalgata de Hortaleza nos negamos al paripé de la participación domesticada. El primer año, no nos quedó otra que protestar y salir en manifestación, bastante multitudinaria por cierto, para decir al barrio que la cabalgata de ese año no era la de siempre, que esa nos la habían birlado, pero que no nos la íbamos a dejar arrebatar.

Manifestación en 2008 contra la privatización de la Cabalgata de Hortaleza.

Manifestación en 2008 contra la privatización de la Cabalgata de Hortaleza.

El ya mítico tótem de horror de la botella del refresco que todos sabemos convertido en una carroza del desfile privatizado que aquel año organizó el Ayuntamiento dejó a las claras de lo que se trataba: negocio y publicidad. Eso era la supuesta excelencia. Eso fue solo el principio. Al año siguiente estábamos decididos y saldríamos con nuestra cabalgata, la de toda la vida, la hecha por el vecindario. Y así hicimos.

Con permisos ante la Delegación de Gobierno como manifestación, montamos nuestras primeras carrozas, debajo de un puente a la orilla de la M-40. Medios precarios pero hasta las trancas de orgullo de barrio. Y salimos, y recibimos el cariño de la gente. Ese año, y los siguientes, hubo en el barrio dos cabalgatas: la de toda la vida, la de la gente, y la del dinero. Y así hasta que llegó la crisis y con ella los recortes. Y los distritos, en su mayoría, recortaron de la cultura y lo festivo, para hacernos creer que eran tiempos de esfuerzos para todos que, en realidad, pagaron los mismos y mismas de siempre.

El próximo 5 de enero, volveremos a las calles del barrio a defender lo que es de todos, la participación y la cultura popular

Se suprimieron las cabalgatas de los distritos, y también la oficial de la Junta de Hortaleza. Y, claro, ahí estuvimos las vecinas para no dejar a los niños y niñas del barrio sin su cabalgata. Con mucho esfuerzo, autofinanciándonos como siempre hemos hecho (quien no ha oído hablar de la tradicional fiesta en la sala Galileo), salimos a la calle, ya solos, y volvía a haber una única cabalgata en Hortaleza, la de toda la vida. Y así hasta hoy.

El próximo 5 de enero, volveremos a las calles del barrio a defender lo que es de todos, la participación y la cultura popular. La Cabalgata de Hortaleza es, de largo, el evento que reúne a más vecinas y vecinos del barrio. Ya no hablamos solo de los miles que salen a las calles a ver la comitiva real, sino de los muchos que participamos de una manera u otra en que este sueño se haga real cada 5 de enero: haciendo disfraces, montando carrozas, pintando decorados, encargándonos de la seguridad, facilitando la difusión…

En la edición del año pasado, fueron más de 1.500 personas implicadas de una manera u otra en la organización. Conviene recordar que ni siquiera el año de la pandemia, cuando en todo Madrid no hubo ni un solo evento multitudinario, en Hortaleza pudimos recibir a los Reyes Magos gracias al impulso de la Cabalgata Participativa y al apoyo de la Junta Municipal, con una recepción a sus majestades de Oriente en el auditorio Pilar García Peña por la que pasaron cerca de 1.000 personas.

Ni nos paró la crisis económica, ni nos paró la crisis sociosanitaria más importante del último siglo. Y es que una cosa hemos aprendido, juntos, juntas, somos imparables.

Viva la Cabalgata de Hortaleza, viva la participación.

In memoriam: Borja, siempre en el recuerdo.

Carroza de la Cabalgata Participativa de Hortaleza de 2009.

Carroza de la Cabalgata Participativa de Hortaleza de 2009.

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