Érase de una generación que ya nació en el barrio, una generación que creció viendo a sus padres haciendo lo indecible por tener calles, centros de salud o colegios. Esa generación, que creció con el ejemplo, estrenó esos colegios e hizo barrio a su manera. Algunos llegaron a la universidad, algunos viajaron a otras tierras y aprendieron otras lenguas, pero no siempre encontraron vivienda en Hortaleza. Esa generación que le dio nietos a los pioneros, empezó a preocuparse por el medioambiente e, incluso, soñó que otro mundo es posible.

De esa generación, nos hemos cruzado con Gala Arias Rubio, para muchos la hija de Ricardo, el de Las Cárcavas; para otros, la profesora de la Autónoma; para bastantes, la de Ecologistas en Acción; para aquellos, la que organizaba los conciertos de rock y punk; para unos cuantos, la eslavista que habla ruso y polaco o quizá la editora; para los próximos, la mamá de Adriana… Así tantas y tantas Gala en la misma piel.

Hemos quedado en la plaza de Quintana. Llovía y Gala ofreció cobijarnos en su rincón, un espacio de libros, esos instrumentos con los que construyó su ascensor social.

¿De dónde eres?

Soy de Hortaleza de siempre. Nosotros vivíamos en la calle Gomeznarro hasta que nos mudamos a Las Cárcavas.

O sea, ¿que has crecido en Gomeznarro?

Sí, en Gomeznarro. Vivíamos en el número 14; en el 400 no sé cuántos, mis abuelos. Mi tía también vivía ahí, en Carril del Conde. O sea, que toda la familia, más o menos, nos hemos movido por el entorno de Hortaleza.

¿Cuál fue tu cole?

Yo estudié en el Luis Cernuda. Todos éramos gente pobre, humilde, de familias obreras. Eso nos unificaba un poco a todos los chavales de aquella época y de ese colegio.

¿Has vuelto?

Sí, y cuando paso me da mucho gusto verlo. Me parece muy pequeñito y, claro, esa sensación de pequeño… Si yo lo recordaba esto como gigantesco… Creo que ha cambiado un montón, que tiene ahora un huerto escolar que está muy majete. Ha descendido el número de niños, el barrio se ha envejecido, pero creo que ha crecido un proyecto pedagógico…

¿Y el instituto?

Cuando nos fuimos a Las Cárcavas, iba al instituto al San Juan Bautista.

¿Tan lejos?

Sí, porque la oferta de institutos públicos de la zona no les convencía a mis padres.

Tenías cerca el…

¡… Conde de Orgaz! Ahora mi hija estudia ahí. Entonces, mis padres decidieron que fuera al San Juan, que era un instituto bastante cañero, bastante duro. Y lo sigue siendo porque mi hija ha hecho ahí la ESO. Pero, bueno, yo creo que fue un acierto, hasta cierto punto, porque así cogí un poco la disciplina de estudio y no la he dejado hasta hasta la fecha.

¿Hiciste ahí COU?

Claro, hice ahí mis cuatro años, que ahora son seis, hice COU, la selectividad y yo hice Filología Eslava en la Complutense, cinco años.

Y el paso a Las Cárcavas, ¿cuándo fue?

Pues, cuando tenía 17 años, nos fuimos a vivir toda la familia.

¿Mucho contraste?

Bueno, si conoces el barrio de Las Cárcavas, sabes que había muchas construcciones un poquito irregulares. Luego, ya empezaron a vender terreno y hubo un proceso de legalización de las casas que había construidas. Y bueno, hasta lo que es ahora mismo, que está lleno de chalés y de construcciones. Una cosa que nunca pensábamos que fuera a ser porque nosotros veíamos los rebaños de ovejas por detrás de la casa. Era un barrio muy especial, la verdad. Ahora es otra cosa.

La asociación vecinal de Las Cárcavas cumple 50 años

Pero perduran los problemas.

Nuestra calle, la calle Maragatería, que antes se llamaba Camino Viejo de Las Cárcavas, estaba sin asfaltar y así estuvo muchos años hasta que urbanizaron todo. Era un barrio que no tenía ningún servicio y sigue sin tener prácticamente ningún servicio. Creo que han hecho unas guarderías y una farmacia. En fin, poco, muy poco.

¿Algún recuerdo especial?

Pasaron muchas cosas. Secuestramos una vez el autobús en Las Cárcavas. Eso fue divertido.

¿Como la película El 47?

(Risas) No me acuerdo bien porque yo era jovencita. El autobús llegaba al barrio, pero no daba una vuelta por Las Cárcavas y la gente que vivía dentro del barrio de Las Cárcavas acababa en San Antonio. Suena muy malo lo de secuestrar, pero no hubo violencia de por medio, ¡vaya!

¿Conseguisteis que diera la vuelta?

Sí, se consiguió que el autobús diera una vuelta por el barrio. El conductor del autobús no se asustó, no opuso resistencia (risas). Se consiguieron bastantes cosas en Las Cárcavas. Mi padre fue presidente de la asociación vecinal de Las Cárcavas durante mucho tiempo. Había también vertidos ilegales, era un barrio que tenía muchísimos problemas.

Escombreras de las que nacen flores: historia de un logro vecinal

Sabes que tu padre, Ricardo Arias, cofundó este periódico.

Bueno, mi padre hizo muchísimas cosas esos años. Yo recuerdo que había semanas que tenía reuniones todos los días porque fue también vocal portavoz de la Plataforma Pro Segunda Casa de Campo de Madrid, lo que es ahora el el Parque Forestal de Valdebebas. Me niego a llamarlo como lo llaman. Y bueno, es que él era una persona admirable. La verdad, hizo un montón de cosas, tenía mucho empuje y era muy, muy simpático, muy inteligente.

¿Te influyó?

Yo creo que también su ejemplo y su compromiso es algo que me ha marcado mucho, o sea, el tener actividad política de uno u otro tipo y el tener una actitud crítica frente a la actualidad, a la realidad, es algo que en mi familia es muy común.

Lo llevas en el ADN.

Sí, más o menos, más o menos (risas). Sí, está muy bien, aunque es un desgaste en ocasiones porque, claro, conciliar todo cuesta. Meter las actividades de militancia en tu día a día es un poco complicado; pero también creo que lo necesito un poco para vivir porque me hace sentir una persona completa.

¿También participaste en la construcción del barrio?

Era un barrio obrero de los años ochenta con muchos problemas por la heroína, no tanto como otros barrios como San Blas, etcétera. Pero, vamos, sí bastante castigado. Había mucha gente de mi edad…, organizamos una asociación…, montamos unos conciertos…

¿Qué asociación?

Bueno, fue una asociación que se llama Queja. ¡Ay, me da un poco de vergüenza porque era éramos muy ingenuos! Sí, era un colectivo ecologista, antirracista… Y, bueno, una de las cosas que se hicieron, que estuvo muy bien, fue que montamos, creo que en septiembre de 1994, unos conciertos ahí en Las Cárcavas, un día más roquero y otro más punk, que fueron un hito en la historia del barrio por la cantidad de gente que vino, la cantidad de grupos que tocaron… Tocó Boikot…, bueno, nos lo pasamos muy bien y luego hemos organizado más conciertos durante un tiempo ahí en Las Cárcavas y para mí fueron unos años muy buenos.

"Montamos en septiembre de 1994 unos conciertos en Las Cárcavas, un día más roquero y otro más punk"

¿La asociación Queja?

Sí, la asociación Queja. Yo creo que nunca llegamos a estar registrados. Pero, bueno, con ese dinero se arreglaron unos locales que había ahí.

¿Los de la asociación de vecinos?

Estaban justo enfrente del local de la asociación de vecinos. Al final, aunque se se arregló la cubierta y tal, hubo que tirarlos por unos planes urbanísticos que hubo posteriormente. Ahí el hito de lo que montamos quedó. De hecho, hace unos años me contactó Javier Robles porque había un grupo punk en Hortaleza que estaba intentando sacar un libro y les mandé unos flyers y cositas de aquello que encontré en casa de mi madre.

El archivo de la casa materna.

Es muy fácil, claro, guardar las cosas en casa de tu madre porque no es tu espacio (risas).

¿Erais punkis?

No, éramos un poco de todo. En aquel momento, todos éramos un poco punkis y un poco no punkis. Yo nunca he sido punki, la verdad.

¿Mantienes relación con gente de entonces?

Pues no, no mucha relación. Tengo algunas amigas en Hortaleza con las que iba al colegio. Alguna vez sí que me he encontrado con compis del colegio, pero, como yo no tengo Facebook ni nada de eso, los encuentros con esa gente que estará repartida por el mundo son difíciles.

UNIVERSITARIA Y ESLAVISTA

Volvamos a tu formación académica ¿Filología eslava?

Me gustaban los idiomas, se me daban bien, se me siguen dando bien o se me daban mejor que otras cosas que se me daban muy mal, ¿no?, como las matemáticas, la física y todo eso. Y me gustaba la literatura. Yo había estado también en Kiev en los ochenta con un intercambio.

¡Qué guay!

Bueno, y me parecía una carrera atrayente. Cuando tienes 18 años, tomas una decisión motivada por la edad que tienes, que es poca. A lo mejor ahora hubiera hecho otra cosa. Pero tampoco me quejo, me ha ido bastante bien.

¿Cómo fue la universidad?

Fueron unos años muy buenos, también de mucha actividad política en la universidad. Somos de esos de chavales de la clase obrera que llegaron en masa a la universidad durante finales de los ochenta y a lo largo de los noventa. Fueron unos años muy, muy emocionantes, la verdad.

"Somos de esos de chavales de la clase obrera que llegaron en masa a la universidad durante finales de los ochenta y a lo largo de los noventa"

¿Algún recuerdo especial?

Con muchas cosas muy chulas. Creo que uno de los hitos fue cuando estaba en quinto o en cuarto de carrera. En aquel momento, había mucho movimiento social, por ejemplo, antinuclear, y mucho movimiento proinsumisión. Entonces se montó una acampada, como la acampada de Palestina, además en el mismo sitio, enfrente de Medicina y en Ciudad Universitaria, para intentar presionar al Rectorado para que no cogiera objetores de conciencia para hacer tareas administrativas. A los objetores de conciencia los cogían como mano de obra gratuita.

Pero les evitaba la mili…

Era una manera de apoyar un sistema con el que no estábamos de acuerdo, porque pensábamos que obligar a una objeción de conciencia era una especie de castigo. Y aquello fue un grandísimo éxito. No conseguimos nuestros objetivos, pero sí conseguimos visibilizar el problema, que se abriera una una línea debate.

¿Militabas entonces?

Siempre he participado en cosas. Quitando a lo mejor algunos años que he estado más despistada o que no sabía muy bien en qué meterme, pero sí. Durante los años universitarios, participé en diversos colectivos. Hacíamos muchas cosas, pues, por ejemplo, estábamos muy comprometidos con el tema de Palestina, con Chiapas

¿Hubierais imaginado la situación actual de Palestina?

La situación actual, quizá sí; pero la condena social o la hipocresía tan grande por parte de la derecha y de la izquierda en este país con respecto a la situación de genocidio en Gaza, yo nunca me la hubiera imaginado. Yo tenía la sensación de que toda la izquierda tenía clarísimo cuál era la situación en Palestina, pero se ha ido ganando un poco el discurso de que, bueno, los dos bandos tienen culpa, Hamas son terroristas… Es que parece que, como no hay buenos y malos en esta historia, es un problema muy complejo.

Todo eso parece que ha ido calando en el ideario tanto de la derecha como de la izquierda en este país, porque la derecha en este país tampoco ha apoyado a Israel. Hay que recordarlo y, al final, hemos tenido que ser como un una parte de la sociedad, muy aparentemente radicalizada, la que apoya al pueblo palestino cuando es una cosa de sentido común y de humanidad básica, o sea, si tú has aprobado primero de ser humano no puedes concebir que eso es algo que es lógico o que está bien o que no puedes mirar hacia otro lado. No cuando estás viendo a la gente caer, caer, caer… un día tras otro. Bueno, 100 años de genocidio, 100 años de de vergüenza y de oprobio para el mundo.

¿En qué grupos concretos participabas?

Pues es que entonces eran colectivos pequeños universitarios.

¿Compañeros de clase?

Me da también vergüenza decirlo, pues estábamos en un colectivo así de corte más bien anarquista, que se llamaba Virus Rabioso, que era de Estadística. Luego, estuvimos muy vinculados a un colectivo de Biología que se llamaba a ADN Recalcitrante. Eran asociaciones universitarias, no eran grupos vinculados a alguna facultad. No se habían formado grandes organizaciones ecologistas, por ejemplo, a nivel nacional. Todavía estaban en proceso de gestación.

¿Algo más como estudiante?

Con becas hice estudios de especialización en la Universidad Estatal Lingüística de Moscú.

¿Hablas ruso?

Claro, hablo ruso y polaco.

¿Y ucraniano por la estancia en Kiev?

Aprendí un poquito, pero no, no sabía nada. En aquel entonces, hablaban ruso. No se hablaba ucraniano. Sería bastante marginal. De hecho, ahora mismo en Ucrania también se habla ruso en muchísimas regiones. Pero, en aquel momento, que yo creo que sería como el 88 o por ahí, era parte de la Unión Soviética.

¿Cuánto tiempo estuviste en Rusia?

En Moscú, dos meses. Era un momento muy malo cuando acabé la carrera. Justo estaban en plena era Yeltsin. Había una crisis económica tremenda, una crisis social asociada a la crisis económica brutal y fatal, o sea, la gente había perdido todo el respaldo del estado de bienestar. Entonces, había una una inflación horrorosa. Era un momento muy malo para ir para allá.

¿Y te fuiste a Polonia?

Polonia era un país más amable que iba a entrar en la Unión Europea y acababa de entrar en la OTAN. En Polonia estuve más tiempo. Me dieron también una beca de más larga duración y encontré más trabajo relacionado con el polaco. En Polonia estaban invirtiendo muchísimo y estuve trabajando mucho tiempo como traductora e intérprete de polaco.

¿Notaban que no eras de allí?

No destacaba nada físicamente, parecía una más. El polaco llegué a hablarlo bastante bien y alguna vez me han preguntado: «¿De qué zona de Polonia es usted?».

"Los rusos son un pueblo cuya alma, digamos, es bastante similar a la española"

¿Rusos o polacos?

Los rusos son un pueblo cuya alma, digamos, es bastante similar a la española. Tenemos muchas cosas en común, como identidades, ¿no?, y es fácil conectar con ellos, independientemente del momento difícil que estaban atravesando en ese instante. Con los polacos, yo sí que noto una considerable diferencia de mentalidad, aunque también hice muy buenos amigos ahí y me he sentido muy bien acogida por muchísima gente.

¿Son menos abiertos?

Abiertos, abiertos…, ninguno de los dos pueblos; pero sí los rusos son más abiertos, más acogedores, más hospitalarios. Los polacos tienen, en mi opinión como atea que soy, una excesiva influencia de la Iglesia católica, ¿no?

¿Como en España?

Nosotros somos muy folclóricos y también muy católicos en este país; es innegable. Pero es como el catolicismo español de la posguerra del franquismo: cerrado, restrictivo… Por lo menos, esa sensación tuve yo cuando estuve ahí y estuve viajando mucho a Polonia, pero ya llegó un momento que que no quería seguir con ese tipo de trabajo.

Gala Arias Rubio

Gala es hija de Ricardo Arias, antiguo presidente de la asociación vecinal de Las Cárcavas y cofundador de ‘Hortaleza Periódico Vecinal’. ANA NAFSI

LOS TRABAJOS DE GALA

¿Volviste para trabajar en la universidad?

No, para nada. No tenía ninguna intención de trabajar en la universidad. Cuando volví, enseguida me salió trabajo como traductora. Era un trabajo muy bueno por el paro en una empresa muy buena. Estuve trabajando de traductora e intérprete un año para esta empresa mientras hacía un máster. Luego, ya no hubo tanto flujo de trabajo de traducción del polaco. Me mandaron otras tareas administrativas y querían que me quedara. Creo que podría haberme jubilado ahí, pero yo era muy joven y muy inquieta como para seguir haciendo eso toda la vida. Entonces, hice un máster de estudios avanzados de edición, porque me gustaban mucho los libros, el mundo editorial…

¿Entraste en una editorial?

Estuve trabajando de traductora autónoma durante un año y haciendo otras cosas hasta que me salió un trabajo en Cambridge University Press. Estuve trabajando ahí creo que dos años. Era asistente de edición y asistente de producción. Esa parte me gustó bastante. También lo de producción, la cosa física de hacer los libros. También me cansé de eso y me salió un trabajo de profesora de polaco en una universidad privada.

¿En cuál?

En la Alfonso X El Sabio. Dejé la editorial y me puse a trabajar en enseñanza y ya no lo he dejado. Entre tanto, he seguido editando, haciendo traducciones y…, pero cada vez menos porque cada vez iba ocupando más espacio de mi vida el mundo académico. Luego, ya me puse a hacer la tesis, porque, claro, no hay manera de prosperar, digamos, como profesor universitario si no tienes la tesis, la acreditación, publicaciones, etcétera.

¿De qué era la tesis?

Pues mira, yo había estado investigando un poco en gramática contrastiva aplicada a la traducción, que es como ver cómo son las estructuras gramaticales entre una lengua y otra para ver dónde puede haber puntos de fricción que dificulten la traducción, que generen falsos sentidos o estructuras poco naturales en la lengua de destino.

¿Entre qué lenguas investigaste?

En este caso, del polaco con el español. Es un campo en el que no hay tanta traducción. Entonces, como yo llevaba también unos años de militancia ecologista, pues dije: «A ver si puedo girar un poco esto hacia algo que realmente esté relacionado con mi docencia, pero también con mis intereses más ideológicos». Yo creo que la investigación debe tener alguna vinculación que se relacione con lo…, digamos, más íntimo, ¿no? Si no, cuesta mucho motivarse para investigar.

"Yo me incorporé a Ecologistas en Acción cuando mi hija tenía unos 3 años"

¿Estabas en un grupo ecologista?

En Ecologistas en Acción, en la Comisión de Consumo. Estuve ahí unos unos años con mayor o menor implicación. Tenía mucha inquietud con la cuestión ecológica. Ya durante la universidad habíamos hecho cosas, aunque todavía estaba bastante bastante verde el movimiento ecologista (risas), pero sí que se habían agrupado bastantes colectivos alrededor de la lucha antinuclear. Yo me incorporé a Ecologistas en Acción cuando mi hija tenía unos 3 años.

¿Te daba tiempo?

Me daba mucha satisfacción, sentía como que tenía doble vida, mi vida profesional y la vida activista, que no las podía vincular con lo que yo hacía en mi profesión. Entonces, hice un máster en humanidades, un doctorado en humanidades y, en el doctorado, mi tesis era sobre introducción de contenidos medioambientales en la docencia universitaria de humanidades.

Es decir, yo era docente universitaria de humanidades y quería saber cómo podía introducir contenidos ambientales en esa docencia, que no es nada sencillo, y si realmente había en la universidad madrileña una masa crítica de profesores concienciados que sí introducían contenidos ambientales en su docencia de humanidades. No solo de la titulación en la que yo impartía, sino otras titulación. Y esa esa fue mi investigación.

¿A qué conclusiones llegaste?

¿Conclusiones? Mi presupuesto de partida era que iba a ser aquello un erial y que nadie iba a introducir contenidos ambientales. Sin embargo, como un 50 y tantos por ciento de los profesores declararon introducir contenidos ambientales.

Me sorprende.

Hice algunas salvedades, pues quizá había algo de sesgo de aquiescencia, es decir, que te dicen que sí porque suena bien, pero a lo mejor realmente no hay tanta introducción de contenidos ambientales; pero era un porcentaje bastante importante igualmente y el grupo de profesores que estudié era suficientemente grande. Era significativo, digamos, para el profesorado de las titulaciones. Así que eso es lo que concluí, que había más gente, que la que yo pensaba en origen, que introducía contenidos ambientales, efectivamente, en su día a día de clases.

LA UNIVERSIDAD

¿La tesis te abría la universidad?

Cuando me doctoré, me acredité que para entrar en la universidad pública. Hasta hace unos años, necesitabas tener también una acreditación, es decir, que no bastaba con ser doctor, sino que tenías que tener un marchamo de calidad de una institución de evaluación externa. Las hay autonómicas y hay una nacional, que es ANECA, Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, o sea, conseguí acreditarme en 2018, empecé a buscar plazas de la pública y después acabé entrando en la Autónoma en 2019.

¿Con un contrato temporal?

Eso es, el personal laboral no permanente durante cinco años, ahora con la LOSU (Ley Orgánica del Sistema Universitario) son seis. Cuando ya se acaba ese ese periodo, tienes que pasar otra oposición, más bien un concurso de méritos, presentarte a la plaza que ocupas y ganarla o no.

Complicado, ¿no?

La carrera académica es bastante dura, más aún, y no quiero ser quejica, si provienes de la clase obrera, como es mi caso.

"La carrera académica es bastante dura, más aún, y no quiero ser quejica, si provienes de la clase obrera"

¿Hay endogamia?

Hay más facilidades para la gente que viene de otros contextos, aunque ya se está accediendo, pero cuesta, cuesta bastante. Y eso que yo venía de una familia con buena cultura, que leía mucho… No tenía problema en ese sentido, pero vamos, no hay color. Porque, además, se lo plantean como una posibilidad. Yo ni siquiera pensaba que eso pudiera ser para mí una opción profesional. Ser profesora universitaria no se me había ocurrido nunca.

¿Y te sientes orgullosa y tu familia más?

Pues sí, la verdad. ¿Por qué no? Supongo que sí, que están orgullosos. Sí, sí, porque no ha sido fácil y ellos saben que ha sido un esfuerzo considerable. Por ejemplo, cuando hice la tesis, mi hija, Adriana, tenía 6 años; mucha gente hace la tesis con becas, pues yo estaba trabajando, la hacía en mis ratos libres… Fue duro, pero también fue muy bonito. Estoy muy contenta de todo lo que he hecho.

¿Corresponsabilidad de tu pareja con tu hija?

Sí, claro que sí. Lo que pasa es que, cuando haces una tesis, todo el tiempo que le eches es poco. Nosotros nos hemos, yo creo, siempre apoyado cuando cada uno ha necesitado hacer un esfuerzo extraprofesional por lo que sea y este no ha sido el único.

¿También es de la universidad?

Nosotros nos conocimos en la universidad, pero él no se ha dedicado a eso. Estuvo trabajando en el mundo editorial unos años, pero no se sentía tan cómodo, tenía otras inquietudes y ahora es carpintero, se dedica a la carpintería.

¡Qué curioso!

Sí, es cierto que es muy curioso porque aquí en España no es nada habitual cambiar de profesión, es algo raro. Pasó de lo más blanco, que es el papel, a lo más duro, que es la madera.

¿Qué área de investigación estás?

Me he dedicado a trabajar un poco en la intersección entre la filología, la lengua, la literatura y el medioambiente. Una de las cosas que hago, por ejemplo, es estudiar la ficción climática, que es un subgénero dentro de la literatura de ciencia ficción que trata de posibles futuros en los que el cambio climático ha hecho aparición con toda su capacidad destructiva. Es estudiar cómo esas novelas pueden ser vehículos de comunicación. El cambio climático puede ayudar a la gente a entender la complejidad, la gravedad del problema, incluso ser vehículos que articulen la búsqueda de soluciones…

Eso es un manera de mezclar, digamos, los intereses ambientales con las cuestiones de letras, que parece un poco difícil de conciliar las dos cosas. Yo observaba que los movimientos ecologistas estaban llenos de biólogos, pues también podemos aportar gente que no somos de ese palo, no que no.

¿Das clases de ruso o polaco?

Me gustaría, pero no; aunque me presenté a una plaza de filología eslava. El ruso lo utilizo porque soy directora de una serie de libros en la editorial Akal de literatura eslava. Busco originales, encargo las traducciones y corrijo las traducciones. Y ahí es donde utilizo el ruso en alguna medida; el polaco, cero patatero, no lo uso para nada.

Entonces, ¿de qué das clase?

Hace muchos años que soy profesora del Grado de Traducción y doy las asignaturas de Informática Aplicada a la Traducción y Localización de Software y Programación Web, que son asignaturas de traducción sobre herramientas informáticas que se utilizan para la traducción. Bueno, alfabetización informática para estudiantes de traducción. Luego doy una asignatura en un máster que esa sí que es Literatura y Medioambiente.

INTELIGENCIA ARTIFICIAL

¿Abrimos el melón de la IA?

¡Venga!

¿Os preocupa en la universidad?

Sí, estamos preocupados. Yo, como buena ecologista, diré que es muy importante el principio de precaución y no soltar así las cosas sin hacer primero una legislación. Lo preocupante de la mayoría de las tecnologías es al servicio de quién se ponen, ¿no? ¿Cuál es el objetivo de esas tecnologías que tendrían que tener como objetivo mejorar la vida en términos generales, no solamente la vida humana, de estar al servicio de del bienestar social y no es así? Y eso es muy preocupante con cualquier tipo de tecnología. En lo que se refiere en concreto a la profesión, pues está en un momento de transición, desde luego.

¿Miedo al paro?

Sin embargo, todavía la IA no es capaz de hacer de manera medianamente correcta las traducciones más especializadas. Esas necesitan un profesional. Todas las traducciones necesitan un poseditor que es un traductor, una persona que sepa de traducción, que pueda corregir el resultado del motor de traducción, pero hay algunos campos menos especializados en los que la IA no lo hace mal.

"Lo preocupante de la mayoría de las tecnologías es al servicio de quién se ponen"

¿Por ejemplo?

Por ejemplo, para traducir comentarios en una web de hoteles, comentarios sobre la calidad de la habitación de hotel. Lo hace razonablemente bien y a eso se puede dedicar. Sin embargo, las traducciones especializadas, por ejemplo, del ámbito biosanitario o de otros campos técnicos que exigen una precisión absoluta o, por ejemplo, traducción literaria, evidentemente, ni lo hace ni yo creo que lo hará. Puede servir para automatizar muchos procesos que no tiene por qué hacerlos el ser humano. Si está muy bien, si yo soy muy de Paul Lafargue en que trabajen las máquinas por nosotros. Pero, si la consecuencia es que cada vez se precarice más el sector y los más débiles paguen esas consecuencias, no estoy de acuerdo con que se pongan al servicio de la sociedad ese tipo de tecnologías.

¿Hay que poner límites?

No creo en que todo lo que se invente tenga que difundirse porque eso es un principio completamente erróneo. Creo en la distribución de la riqueza y, si la IA va a servir para que la riqueza esté todavía más concentrada en pocas manos, desde luego no estoy a favor.

UNIVERSIDAD PÚBLICA

¿Por qué hay tanta universidad privada?

Bueno, porque es un negocio muy suculento, ¿no? El interés que hay por parte de los grupos empresariales en crear universidades privadas está claro. Obtienen un montón de beneficios, un beneficio clarísimo y, además, realmente es relativamente sencillo montar una universidad privada.

Pero ¿hay limitaciones?

Ahora quieren promover, tanto en las universidades privadas que ya están como en las universidades públicas, una ley para que se endurezcan las condiciones para crear nuevas universidades privadas. De las 11 o 12 que hay ya en Madrid, parece que hay no sé cuántos más proyectos para instalarse aquí en la Comunidad. Claramente, es porque hay un beneficio económico y porque hay una serie de facilidades que da la Comunidad de Madrid a estas universidades.

¿Qué supone esta política?

La otra cara de la moneda de esta política es la precarización de las universidades públicas, dejarlas en la ruina, que no puedan contratar personal, que no puedan mejorar sus instalaciones… para que el servicio público se precarice y el privado resulte más atrayente. Esto ya lo hemos visto en la sanidad y son habas contadas, algo muy evidente que no se esconde a los ojos de nadie.

"El interés que hay por parte de los grupos empresariales en crear universidades privadas está claro: obtienen un montón de beneficios"

¿Qué se está sacrificando en la pública?

Evidentemente, la falta de financiación dificulta muchísimo no solo la investigación, sino también en las actividades docentes. Evidentemente, esas actividades docentes y esas actividades académicas en general se dificultan. Si no hay financiación para pagar congresos, los profesores, o se los pagan de su bolsillo, o no van; todo eso, evidentemente, se nota. Lleva tantos años de precariedad la universidad pública que ya es algo como normalizado, pero no debería ser normal. Debería haber recursos suficientes y bien gestionados, por supuesto, pero suficientes para que se pudieran realizar con normalidad las actividades académicas. Y no es el caso.

¿Tiene más prestigio la universidad pública?

Bueno, yo creo que tiene un prestigio mayor que la privada, aunque también hay privadas y privadas. Hay privadas que tienen más trayectoria y más prestigio, pero ninguna está en los rankings internacionales en las que están las universidades públicas españolas. No hay ninguna privada porque se mide, por ejemplo, la cantidad y la calidad de la investigación que se realiza y a eso estamos a años luz, evidentemente; pero, si seguimos en esta situación de precariedad, probablemente nos acaben apartando o echando de esos rankings porque es difícil sin tener ningún tipo de financiación. No se puede hacer todo con nada, no se pueden llevar a cabo todas las actividades sin tener suficientes fondos…

¿Qué buscan quienes van a las privadas?

Yo creo que las universidades públicas madrileñas todavía son muy prestigiosas y va a seguir siendo así durante mucho tiempo. Lo que pasa es que no sabemos lo que busca la gente que matricula a sus hijos en universidades privadas, ¿no? Muchas veces es por numerus clausus y es difícil encontrar una plaza en la pública, pues en la privada pueden entrar sin necesidad de tener una nota de corte. En otros casos, por los supuestos contactos que pueden hacer con gente que en un futuro van a ser los futuro gestor de empresas.

"La otra cara de la moneda de esta política es la precarización de las universidades públicas"

¿Qué recomiendas a quienes salen de la Secundaria?

Yo no recomiendo a ningún estudiante que vaya a las universidades privadas, aunque las haya mejores y peores. La experiencia universitaria, que es fundamental, no tiene nada que ver en una universidad pública y en una universidad privada. Las oportunidades de conocer gente, de participar en colectivos, de formar parte de la vida universitaria… No, no hay color.

¿Se moviliza el profesorado?

Sí, bueno, durante los últimos meses hay un movimiento en las universidades públicas de Madrid. En la UAM, se ha creado un colectivo que se llama UAM por la Pública, que es de profesorado, PTGAS y estudiantes. Hacen asambleas y están organizándose, haciendo pancartas, flyers, pasacalles…; también participando en las movilizaciones que se están organizando, montando charlas, etcétera. Bueno, pues para concienciar, atraer más gente, hacer presión para para visibilizar este este problema.

¿Solo en la Autónoma?

La Complutense y la Autónoma son las más grandes, pero en todas está habiendo grupos que se están movilizando. El colectivo de profesorado universitario no es un colectivo especialmente movilizado, por mucho que la gente pueda pensar que sí o que incluso se diga que la izquierda tiene colonizada la universidad pública. Ojalá fuera así, no lo es…

¿Cómo es el profesorado universitario?

Es un colectivo muy sobrecargado de tareas, con muchísimo trabajo. Son muchas tareas muy variadas: transferencia, investigación, docencia, gestión, etcétera. Y eso dificulta, no digo yo, que otros colectivos docentes no estén hasta arriba de tareas porque también lo están, pero sí que los profesores de Secundaria y Primaria siempre han estado más movilizados. Ahora mismo, por ejemplo, en Secundaria el Colectivo Menos Lectivas está aunando un montón de profesores y están movilizándose mucho.

"La experiencia universitaria, que es fundamental, no tiene nada que ver en una universidad pública y en una universidad privada"

¿Qué necesita el profesorado universitario?

Una sacudida, el profesorado universitario necesita una sacudida y necesitaba ponerse las pilas porque esto es su futuro y el futuro de la sociedad. Sin universidades públicas viables, de calidad, suficientemente bien financiadas, vamos muy mal como como sociedad, porque hacen una labor fundamental. No solo para sus estudiantes, sino en general. Tienen una labor social y aportan una cantidad de cosas que no hay otra institución que pueda sustituir esa labor.

¿Qué se puede hacer?

Se puede hacer y podemos hacer las cosas mejor, pero tenemos que sobrevivir y en buenas condiciones por nosotros y por nuestros hijos, por nuestros estudiantes y por una responsabilidad que tenemos con la sociedad.

¿Has sido ahora nombrada portavoz de CGT?

No, no soy portavoz. Te lo cuento. En la sección sindical de CGT de la UAM en la que participo, un grupo de gente nos dedicamos a hablar con los medios de comunicación entre otras tareas. Mis compañeros me animaron a que atendiera yo a la prensa de cara al 23 de febrero y cuando surja la ocasión. No es que sea una cosa que me encante. Dije: «Bueno, pues empiezo por casa y luego ya veremos».

MIRANDO EL FUTURO

¿Qué proyectos futuros tienes?

Bueno, ahora ya tengo mi plaza de profesor permanente. Quiero seguir progresando en mi carrera académica, aunque no es algo que me obsesione, y hacer bastantes cosas que hasta el momento no he podido hacer porque he estado concentrada en esto. Me interesaría, por ejemplo, pedir un proyecto de innovación docente para mejorar un poco la experiencia de las alumnas en lo que se refiere a tecnologías informáticas. Hay un sesgo ahí de género evidente.

¿Solo las alumnas?

Yo tengo sobre todo alumnas, pero también tengo estudiantes varones. Ellas muchas veces expresan «Yo es que para la tecnología soy muy mala» o «Yo soy negada con los ordenadores»; ellos no expresarían eso nunca. Esto es algo, evidentemente, construido. Ellas no nacen siendo negadas para los ordenadores, evidentemente.

Me gustaría trabajar eso con un proyecto de innovación docente para ver cómo podemos mejorar esa percepción que tienen ellas tan negativa de la tecnología y de su capacidad para la tecnología, específicamente centrados en cuáles son las necesidades de las alumnas porque los chicos no expresan esa angustia, esa inquietud. No es el caso de todos, pero es algo bastante generalizado. En esa observación participante, me gustaría poder mejorar la experiencia de las alumnas.

"Sin universidades públicas viables, de calidad, suficientemente bien financiadas, vamos muy mal como como sociedad, porque hacen una labor fundamental"

¿Nuevas publicaciones?

También me gustaría, en algún momento, editar un libro sobre ficción climática en español. En España hay un corpus de obras bastante limitado, pero este es un proyecto también a largo plazo.

Y, bueno, yo siempre tengo los artículos que estoy escribiendo. Ahora estoy escribiendo con un amigo un artículo sobre cine de ficción climática. A ver cómo son estas obras, si hay una crítica al sistema de producción capitalista, si se problematiza el tema del agua, de los ciclos del agua, que es algo tan problemático con respecto a una de las consecuencias peores del cambio climático. El tema de los ciclos de sequía prolongados y luego las lluvias torrenciales, como hemos visto con la dana de Valencia…

Eres infatigable…

Bueno, siempre tengo muchas ideas bulléndome. Realmente, me faltan horas en el día para llevarlas a cabo, pero al final suelo sacar adelante mis proyectos porque tengo mis libretitas, me las apunto y, en algún momento, los saco de la chistera y me pongo con ellos.

Pues, te seguiremos de cerca. ¡Gracias por este ratito!

Gala Arias Rubio

«Me gustaría trabajar en un proyecto de innovación docente para mejorar la percepción que tienen las alumnas tan negativa de su capacidad para la tecnología», Gala Arias Rubio. ANAIS NAFSI

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