El paisaje anterior al parque forestal de Valdebebas, o a los vertederos que hay debajo de él, era de cárcavas. Un paisaje que a lo largo de los años se fue rellenando con vertidos hasta borrarlo y dejarlo sólo en el recuerdo del nombre del barrio adyacente.

Antes de los vertidos también había almendros, olivos y viñas. Algunos se han conservado en el parque o en el pre-parque, otros se enterraron. También había bodegas que vendían vino de garnacha, y que ahora están también enterradas debajo de los vertidos.

Los escombros empezaron a llegar en los años 60. Fueron creciendo ocupando parte de lo que es hoy el barrio de Las Cárcavas, la ciudad deportiva del Real Madrid, el desarrollo de Valdebebas y el propio parque.

En los años 90 se extendían hasta Sanchinarro y los gestionaba, ilegalmente, una empresa llamada Vertederos del Norte. Esta empresa la dirigían María Isabel Mínguez Moreno, militante del Partido Popular, el ex comisario de Hortaleza y Alcobendas, José Luis Requena García, y Enrique Calvete García que era el gerente de la empresa. El Ayuntamiento consintió esta actividad desde 1994 hasta 1998.

VERTIDOS ILEGALES

La empresa fue multada por la Gerencia de Urbanismo con 19 millones de pesetas por ejercer sin licencia. Antes, un juez decidió que no había delito en los vertidos, pero la audiencia le hizo volver a abrir el sumario al considerar que el vertedero era un peligro para la salud de los vecinos. El entonces alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano (PP), afirmó que el vertedero «estaba autorizado, puesto que estaba funcionando». En aquella época, la responsable municipal del control de vertidos era Esperanza Aguirre, entonces concejal de Medio Ambiente.

En el verano de 1996 fueron hallados en esta escombrera 300 kilos de residuos clínicos y documentos sanitarios pertenecientes a una clínica privada. Los vecinos recuerdan todavía las “fumarolas” que salían de estos vertidos. Cada día llegaban a Las Cárcavas unos 1.400 camiones, que pagaban una media de 1.000 pesetas para dejar su carga. La empresa explotadora facturaba cerca de 500 millones de pesetas al año.

OPOSICIÓN VECINAL

Mientras tanto, los vecinos protestaban, se concentraban, paraban los camiones, denunciaban, informaban y pedían acabar con el vertedero y hacer un parque que se llamase Casa de Campo del noreste. También se llegó a demandar al Ayuntamiento de Madrid ante el Parlamento Europeo, y en diciembre de 1998 la Comisión Europera informó de la apertura de un expediente a España.

El gerente de Urbanismo ordenó a primeros de 1999 el cierre de las instalaciones de Vertederos del Norte, aunque siguieron funcionando. La empresa cedió la explotación a Ferrovial-Medio Ambiente y Energía S.A y el vertedero siguió creciendo. Un año después se cerró finalmente.

Las asociaciones vecinales de Hortaleza han luchado más de dos décadas por su Casa de Campo, que se ha visto reducida en ese tiempo de las 2.500 hectáreas soñadas a las 700 que forman el parque forestal.

En la reunión mantenida en 2001 por la FRAVM y la coordinadora de Hortaleza con el Concejal de Urbanismo para impulsar la ejecución de la Casa de Campo se entregó a las entidades vecinales un borrador de proyecto de urbanización y se admitió la participación de las mismas en la tramitación del desarrollo del futuro parque.

Hace muchos años en el arroyo de Los Cenagales se pescaban anguilas. Esto ya no será posible pero, al menos, perdices y conejos han vuelto. Esperemos que para quedarse.

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