Rubén Caravaca (Madrid, 1959), reputado gestor cultural y el gran dinamizador de Hortaleza en los años ochenta, falleció repentinamente este pasado miércoles 20 de septiembre, días después de someterse a una intervención en el corazón. Responsable de Cultura en la primera Junta Municipal que salió democráticamente de las urnas, trabajó desde 1982 hasta finales de la década junto a los concejales socialistas Valentín Medel y Pilar García Peña, con los que emprendió una audaz política cultural que modernizó el distrito y dejó como legado el actual formato de las Fiestas del distrito, dotaciones como la primera escuela municipal de música de la ciudad de Madrid, así como una larga lista de conciertos y eventos memorables.

El propio Rubén Caravaca recordaba el año pasado con un extenso reportaje en Hortaleza Periódico Vecinal cómo aquella primera Junta Municipal democrática y el pujante movimiento vecinal de la época inventaron en 1980 las Fiestas de Primavera de Hortaleza, que se celebraron el día de San Isidro en el Arroyo del Quinto, hoy Gran Vía de Hortaleza. Posteriormente, tras la construcción del auditorio del parque Pinar del Rey, los festejos se trasladaron al nuevo recinto que todavía las sigue acogiendo. En esas primeras ediciones de las Fiestas, el buen ojo de Rubén Caravaca logró traer al barrio a talentos emergentes como Los Secretos o Héroes del Silencio, o convencer a bandas consagradas como Radio Futura para actuar en Hortaleza con entrada gratuita.

Llegó a abrir por la noche las piscinas municipales para proyectar películas como 'Tiburón': «Un día tiramos al agua a la sargento de la Policía Municipal con el uniforme»

El entonces jovencísimo Rubén Caravaca, en su afán por descentralizar la oferta cultural del Ayuntamiento para acercarla a los barrios periféricos, promovió además un sinfín de eventos musicales en el distrito, como la Semana de la Juventud (en 1982 actuaron Siniestro Total, o lo intentaron, porque suspendieron el concierto nada más empezar por una batalla campal bajo el escenario), la Feria de Músicas Innovadoras, festivales de flamenco o el insólito Encuentro de Músicos Callejeros, protagonizado por artistas que tocaban en la calle o en el Metro. “Les ofrecíamos 5.000 pesetas por tocar, y algunos nos dijeron que no, que era muy poco”, aseguraba Rubén. Su osadía en la organización de actividades provocaba situaciones desternillantes, como cuando se le ocurrió abrir por la noche las piscinas municipales para proyectar películas como Tiburón. «Un día tiramos al agua a la sargento de la Policía Municipal con el uniforme», confesó hace unos años al recordarlo.

Desde 1983, durante el mandato de la concejala Pilar García Peña, la Junta Municipal impulsó una política de especialización de los centros culturales, y en 1984 se inauguró la primera Escuela Municipal de Música de Madrid en la calle Benita de Ávila (que hoy se integra en el centro cultural Federico Chueca). En esa época, Rubén Caravaca llenó los centros culturales municipales de actividades dirigidas a los jóvenes, desde talleres de fanzines a sesiones golfas de cine, y apoyó iniciativas como la creación de la primera emisora libre del barrio: Radio Fhortaleza. Desde esa Junta Municipal también se emprendió, bajo la coordinación del arquitecto y famoso viñetista Peridis, la recuperación del jardín El Capricho de la Alameda de Osuna, entonces perteneciente al distrito, con un programa de inserción laboral en el que participaron decenas de jóvenes desempleados que aprendieron un oficio durante los trabajos de restauración, que además eran remunerados.

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Rubén Caravaca, a la izquierda, en 2019 durante el programa grabado en Danos Tiempo. ANTONIO GARCÍA

En los últimos años Rubén Caravaca participó en este periódico vecinal con textos que evocaban sus recuerdos de aquella Hortaleza combativa y soñadora de los años de la Transición, como el artículo que rememoraba el paso del cantautor Patxi Andión por nuestro barrio. En 2019 fue el protagonista de un programa de radio grabado con público en el espacio Danos Tiempo, titulado La cultura de Hortaleza en los ochenta, en el que embelesó a los asistentes con las fabulosas historias de aquella década repleta de conciertos y eventos culturales. Una joya de grabación que resumirá para siempre su legado en el barrio, alentado por la convicción de que los barrios de la periferia merecían una vida cultural tan estimulante como la del centro de la ciudad. «Gracias al momento histórico, la voluntad política y el compromiso de muchas personas y entidades, fue posible», afirmaba. El tanatorio de la M-30 acogerá su velatorio este jueves 21 de septiembre desde las 18 horas.

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