Gracias a la donación de los descendientes de Rafael Ortega López, primer alcalde de Hortaleza durante la Segunda República, luego de nuevo en el cargo en 1933, contamos ahora con un extraordinario instrumento para la investigación histórica del distrito: un plano de población de Hortaleza de 1930. El original ha sido donado a la biblioteca Huerta de la Salud. La biblioteca digital Memoria de Madrid lo ha digitalizado y puesto a disposición de todo el mundo a través del espacio en internet Memoria de los Barrios Hortaleza.
No existe, que sepamos, ninguna otra copia de este plano. Su autor es Ramón Aníbal Álvarez, destacado arquitecto que justo ese año sería uno de los miembros fundacionales de GATEPAC (Grupo de Artistas y Técnicos Españoles de la Arquitectura Contemporánea). Su escala es 1:2000, y las letras que posee resultan algo ilegibles por el paso del tiempo.
Lo primero que llama la atención de la visión del plano es lo pequeño que era el pueblo y lo grandes que eran las tres quintas que lo circundaban, de las que apenas se proporcionan dibujos del interior, pero sobre las que quedan claros los propietarios. Existían otras quintas, como Los Almendros (o quinta de Santa Victoria o Huerta de Mena) y Santa Sofía (o quinta de Poniente o palacio de Ballester), que no figuran en el plano por hallarse algo distantes del pueblo.
Hortaleza mantenía prácticamente idéntico trazado y extensión que en los planos anteriores que se conservan: uno de hacia 1870, del Instituto Geográfico Nacional, y el de Facundo Cañada de 1900. Por el pueblo de Hortaleza parecía no discurrir el tiempo.
ANTIGUO CALLEJERO HORTALINO
El pueblo de Hortaleza estuvo siempre tan constreñido por su orografía que apenas fue creciendo. El Camino de Madrid, hoy calle Mar de Kara, figura en el plano como Subida de Madrid, al hacer alusión a la gran cuesta del pueblo. No está el lavadero, que se inauguraría en octubre de 1931. La calle del Quinto, hoy de la Liberación, tras ser calle de La Libertad durante la Segunda República, se llamaba así por comunicar con la quinta homónima de Canillas.
En la parcela del palacio de Buenavista instalaron su sede en los años ochenta del siglo XIX las monjas francesas de la orden de la Sagrada Familia, conocidas como hermanas ursulinas. Y los Padres Paúles, que llevaban muchos años en Hortaleza asentados en las casas próximas a la iglesia y que poseían tierras de cultivo, habían adquirido a finales del siglo XIX al conde Torrepilares el terreno del plano, que llegaba hasta la actual Gran Vía de Hortaleza, donde inauguraron en 1934 su noviciado.
Los nombres antiguos de las calles eran prácticos y desprendían la belleza de la sencillez
El dueño de la quinta de Huerta de la Salud aparece, como debe ser, con su primer apellido con b, y no con v, como lo escriben todavía numerosas personas. Era Pedro Tobar, como se puede comprobar en menciones en el Boletín Oficial del Estado y en documentos oficiales. La quinta es representada con su extensión original, que era, hasta los años setenta, al menos el triple que la actual y salen las pequeñas casas de sus trabajadores, que estaban en la calle de Barrio Nuevo, hoy calle del Mar de Aral.
Al final de estas viviendas, a la izquierda, nacía la calle de Alcobendas, y de frente lo hacía la calle de las Fuentes, que daba a la plazuela de la Fuente (existía una fuente con pilón donde bebía el ganado, no la fuente actual), final del pueblo, donde aún no había sido construida –ocurriría poco después– la sede de La Humanitaria, pese a que esta sociedad llevaba funcionando casi diez años.
La calle de Burgos Alta es hoy la calle Mar Negro, y la calle de Burgos Baja es la calle Mar Amarillo. Los nombres antiguos de las calles eran prácticos y desprendían la belleza de la sencillez. Los actuales que llevan denominaciones de mares datan de 1953, tras consumarse la anexión de Hortaleza a Madrid en marzo de 1950, y los de las calles exteriores al antiguo pueblo con esta temática fueron puestos en los primeros años noventa, sobre todo en 1993.
Los primeros obedecieron a acuerdos arbitrarios del Ayuntamiento de Madrid. A la corporación se le juntaba el trabajo, ya que la ciudad tenía que rebautizar cientos de vías incorporadas al callejero por las anexiones de pueblos que se estaban produciendo. A Barajas, por ejemplo, le tocó topónimos de constelaciones y planetas; a Vallecas, de montes y sierras. De los nombres antiguos en Hortaleza solo se conserva el de la calle de las Eras, en la época con h.
Los actuales que llevan denominaciones de mares datan de 1953, tras consumarse la anexión de Hortaleza a Madrid en marzo de 1950
El trazado de la zona central del pueblo seguía siendo exactamente como ahora. La calle del Astial es en la actualidad el tramo último de la calle Mar Caspio, en cuyo final nacía la calle de La Taberna, hoy calle del Mar Cantábrico, en la que tendría su entrada principal tras la guerra, cuando se denominaba calle de José Antonio, el mítico Mesón El Garnacho. Esta calle desembocaba en la plaza de la Constitución, que era considerada la plaza del pueblo, que pasó a llamarse plaza del Doctor Calvo Pérez en 1960 en honor al médico que atendió en solitario, desde 1923 hasta 1959, a Hortaleza, Canillas y a varios barrios de Chamartín de la Rosa.
La calle del Astial tenía su prolongación en la calle de la Iglesia, en la actualidad calle Mar de Bering, que acababa, según el plano, en la Puerta de la Iglesia, frente a la parroquia de San Matías. Este entorno pasó al callejero en la Segunda República como plaza de González Peña en honor al minero y político socialista asturiano de nombre Ramón. Nada más acabar la guerra, se acordó su nombre actual.
A continuación, figuran en el plano la antigua ermita y el cementerio del pueblo, e indicaciones de las salidas a Burgos y a Canillas. Un tanto perdida, discretamente, se encontraba una de las vías de nombre más bonito, y cuyo origen se desconoce, hoy calle Mar de la Sonda: la pequeña calle de La Lechuga.
Me ha encantado el artículo. Nos va revelando con sencillez y afecto, lugares y personas, toponimias e historias, del pasado hortalino.
Es una gran labor la que se hace con estos reportajes. Mantienen la memoria viva y la comprensión de muchas cosas. Para entender el presente, hay que conocer el pasado.
Por cierto, yo escribí hace ya muchos meses al periódico, ofreciéndome para escribir en él. Incluso envié un artículo y no sé si lo habréis visto el Equipo de Redacción. Me gustaría saber si os gustó, si habéis pensado en mi colaboración. Por amor al barrio, hay que hacer todo lo que se pueda. Todos formamos un Equipo. Todos podemos ser valiosos para Hortaleza.
Muchas gracias por vuestra labor, y sobre todo a Juan por su tesón en recuperar la historia de nuestro pueblo.
Me ha alegrado ver grabado en el plano el nombre de mi querida calle de la lechuga, aunque no viví en ella, si tengo buenos recuerdos.
Gracias por el artículo. Un gusto conocer nuestro pasado a través de los planos. Dicen mucho los propietarios de las fincas, los nombres de las calles, de los caminos, las viviendas, etc. Gracias a los herederos de aquel alcalde por devolver el plano.