Con la llegada del mes de agosto, comienza un parón veraniego lleno de incertidumbre en el ámbito político. Sin investidura en la Presidencia de Gobierno y sin presidenta o presidente en la Comunidad de Madrid y, lo que es peor, sin que parezca posible que se abran caminos de entendimiento –más bien se van cerrando poco a poco– y esto nos lleve inevitablemente a repetir elecciones.
Por lo menos, alcalde y concejal de distrito sí que tenemos, aunque en este último cargo haya habido en Hortaleza hasta tres personas diferentes en el mes de junio.
Sin embargo, hasta otoño no va a constituirse la Junta de Municipal y no podremos conocer a los vocales vecinos y vecinas de los grupos políticos con representación en el Ayuntamiento –a saber, Más Madrid, PP, Ciudadanos, PSOE y Vox– que van a trabajar por las hortalinas y hortalinos durante los próximos cuatro años. Solo sabemos que ahora vamos a tener un partido más para debatir en los plenos del distrito.
Sobre todo hay incertidumbre por saber las políticas que van a llevarse a cabo y si van a continuar los proyectos que han estado desarrollándose durante la última legislatura, como los Equipos de Actuación Distrital o los Foros Locales. Sin olvidar todos aquellos proyectos que están en ejecución en los distintos barrios y de los que, por tanto, no se han firmado aún los contratos que determinan su uso final; en Hortaleza, por ejemplo, la Casa de las Asociaciones.
La cuestión es que hay incertidumbre, cuando no debería haberla, ya que se supone que, si un proyecto satisface una necesidad patente de la ciudadanía, no debería importar que cambiase el color de quien gobierne porque evidentemente siempre saldría adelante.
Sin embargo, sabemos que la realidad no es así y que, en muchas ocasiones, se desechan proyectos e ideas solamente porque quienes los han planteado han sido otros partidos políticos. En este caso en concreto, la Casa de las Asociaciones, no se puede decir que no sea una necesidad bien fundamentada cuando es una demanda que llevan años reclamando hasta 14 entidades y colectivos del distrito, que día a día contribuyen a mejorar la vida de nuestros barrios y no tienen local propio para poder desarrollar su actividad.
Gestionar la incertidumbre no es fácil y es necesario tener unas buenas herramientas, pero por suerte Hortaleza está muy bien equipada con un enorme tejido asociativo, muy activo y consolidado. Prueba de ello son las numerosas entidades que llevan décadas ayudando a construir nuestro distrito y a mejorar la vida de todas las personas que viven en él, como el medio siglo de la asociación de vecinos El Bosque o los 30 años de El Olivar, entre otras muchas afortunadamente.
La experiencia es un grado y, como lo mejor es prepararse para afrontar los cambios, la Coordinadora de Entidades de Hortaleza ha hecho sus deberes y la nueva Junta de Distrito tiene a su disposición desde mayo el Catálogo de Demandas Vecinales de Hortaleza 2019 para que le sirva como hoja de ruta. En su mano está querer utilizarlo.
Pero algunas cosas, afortunadamente, no cambian (como decían en una conocida película) y dejamos atrás este caluroso julio con la noticia de que a finales de septiembre se celebrará de nuevo la Feria de Asociaciones de Hortaleza. El año pasado participaron casi 50 entidades y colectivos y seguro que en su cuarta edición se superará esta cifra, pues son muchas más las asociaciones que forman parte del distrito.
Muchas herramientas bien concienciadas que van a trabajar sin duda para ayudar a disipar esa incertidumbre política, aunque el tiempo dirá si la balanza se inclinará en beneficio de las vecinas y vecinos o primará el revanchismo y el ensalzamiento del propio partido entre nuestros gobernantes.
Pocas son las certezas ya se sabe, pero si hay algo cierto es que, pase lo que pase, la conciencia hortalina está muy despierta y lleva décadas demostrándolo.
Las vecinas y vecinos saben perfectamente cuáles son las necesidades de sus barrios y están deseando participar en su solución, por lo que, con certeza, no van a dejar que el bienestar del distrito pase a estar supeditado a los intereses de los diferentes partidos políticos, y las mejoras y avances que se han conseguido en los últimos años se echen por tierra.