La conocimos en el parque Isabel Clara Eugenia mientras esperábamos a Emilia Lozano. Sandra Blanco ya la había fotografiado y yo no me pude resistir a apretar el botón rojo de la grabadora. La frescura de su palabra y una vitalidad contagiosa nos engancharon.
Primero me pareció menor de edad y ni hubiera intentado la entrevista sin hablar con sus tutores, pero ya tenía veinticuatro razones para escucharla sin intermediarios. El reto ahora era construir un retrato verbal sin trucos para ablandar la aspereza de la escritura y que esta se deslice como una tabla sobre ruedas en una pista de patinaje.
Laura Dafne, laurel dos veces, símbolo de la victoria doble de una generación que emerge tras crisis económicas y pandemias. Decidida e inteligente, como tantas hortalinas, Dafne nos invita a entrar en la pista de su vida y de sus ilusiones, incluso está dispuesta a enseñarnos a saber deslizarnos y fluir sin miedos ni prejuicios.
PREGUNTA: ¿Cómo te definirías?
RESPUESTA: Aún me queda mucho por descubrir de mí misma. Soy una persona con bastante actitud. Cualquier cosa que me propongas, lo intento e intento hacerlo bien.
¿Toda la vida en Hortaleza?
Sí, sí. Siempre el nido está aquí. Vivo en casa con mis padres. Estoy intentando ahorrar para sacar un negocio adelante y poco a poco.
¿Trabajas?
Ahora soy autónoma y me dedico a tatuar. Luego también hago clases de skate por mi cuenta con otras chicas.
"Soy autónoma y me dedico a tatuar. Luego también hago clases de 'skate' por mi cuenta con otras chicas"
¡Cómo?
Sí, el tatuaje es lo que me da más dinero.
¿Cómo has aprendido a tatuar?
Yo, por mi cuenta. Tú ahora te puedes meter a un grado superior, a un grado medio o puedes aprender por tu cuenta y tener tus clientes.
¿Y las clases de skate?
Realmente son como workshop. No sé cómo decirlo en español. Como si fuera una especie de aprendizaje sin ningún ánimo de conseguir dinero a cambio.
¿Dónde has estudiado?
Soy del Conde de Orgaz y antes estuve en el Cabrini. También hice un grado superior ahí en la Escuela de Arte La Palma en Malasaña, que es de arte mural.
¿Eres muralista?
Sí, prácticamente, pero no me he dedicado mucho a ello. Sí que alguna vez con el tema del grafiti…
¿Como los del Claruja?
Como los que hay aquí al fondo. Algunos están novísimos o alguno un poco anticuado que no se le ve la pintura.
¿Qué te atrajo de este parque?
Tenía colegas en el instituto que me dijeron “Oye, hay una plaza aquí que se puede patinar y tal… Vamos a probar”. Yo no tenía skate, me lo prestaron ellos y empecé a venir aquí.
¿Tuviste miedo?
Al principio, cuando empecé a patinar, te caes y, si no llevas protecciones, te quemas. Te dabas con el suelo y…, ¡guau!, te quedabas como… me estoy muriendo y tal. Pero no, eso con el patín, no. Te caes en la calle y es un pequeño rasguño.
¿Eres una mujer sin miedos?
Tengo claustrofobia. De repente, me dio después de la cuarentena. Vivo en un catorce y, de repente, un día empecé a tener claustrofobia sin sentido. Estar tanto tiempo en casa era como que se volvió totalmente en contra mía.
¿Y miedo al futuro?
Económicamente, esto está siendo muy difícil. Los jóvenes sí nos estamos involucrando en crecer, pero nos ponen muchas pegas.
¿Tiene nombre el grupo de skaters?
No somos un grupo como tal, pero somos unos cuantos chavales que bajamos a la plaza. Siempre nos puedes encontrar a los cinco de siempre. Albán, Sergio, Malandro, Nafe, Edu, Jorge…
"Los que siempre patinamos aquí estamos pendientes de qué cosas podemos cambiar. Por ejemplo, lo que hacemos mucho es limpiar la plaza"
¿Qué hacéis aquí?
Los que siempre patinamos aquí estamos pendientes de qué cosas podemos cambiar. Por ejemplo, lo que hacemos mucho es limpiar la plaza de por sí. Compramos una escoba del súper y barremos. Hace tiempo teníamos una escoba de barrendero y con esa te apañas mucho mejor.
Sí, recaudamos dinero para mantener el espacio limpio.
¿Por algún motivo?
Si ves, en el suelo hay una especie de pintadas, pues a la hora de patinar es un poco rollo verlo ahí. Se crea una especie de agujero en el que nadie patina encima.
¿Por qué?
Te distrae un poco a la hora de hacer trucos. Nosotros, para hacer trucos, nos concentramos en nuestros pies y que la tabla gire de la manera que queremos. Eso es lo difícil, que la tabla se comporte de la manera que queremos. Entonces, que haya algo en el suelo raro…
¿Algún obstáculo peligroso?
Por ejemplo, cuando vamos por la calle, lo de los ciegos, que lo han hecho alargado gris para ver las marquesinas de autobuses, eso, como nos lo comamos, no podemos patinar, nos caemos.
Para el skate, ¿Madrid es hostil?
Primero, es una ciudad en la que existe un carril que compartimos con taxis, con buses, con coches, con motos y no estamos para nada seguros. Nosotros compartimos el carril con las bicis y las bicis incluso nos miran mal en plan “Oye, que esto es para bicis” y ya ves (risas).
¿Qué os dicen los coches?
Ha pasado que cualquier taxista o conductor que nos vea con el skate en la calle nos dice “Oye que no podéis ir por aquí que vas como loco” y a lo mejor no vamos como locos, simplemente vamos un poco como podemos.
¿Sentís miedo?
No hay infraestructuras. Estamos totalmente desprotegidos y con un montón de miedo. Incluso como peatón, a veces, no vas ni seguro.
¿Qué le propondrías al Ayuntamiento?
Yo propondría para Madrid, sí que algunas zonas es difícil, pero inventar cómo apartar de la acera un tramito para que sea solo para bicis, monopatines y patines eléctricos. Madrid está todo en colinas, sube y baja…, pero siempre lo pueden hacer mejor.
¿Falta algo en el Claruja?
Si venís, veréis que es todo como cuadrado. Falta un poco de curvitas. Unas cuantas rampas vendrían superbien.
¿Como en el de Manoteras?
A ese le ponemos todos un poco de críticas. He estado y es difícil de patinar porque tienes muchos desniveles en un metro cuadrado. Superraro.
¿Alguna sugerencia?
Estaría bien que si alguien del Ayuntamiento que lea esto que se pase por Hortaleza (parque Clara Eugenia) y, si tiene algo que decirnos en plan “Oye, yo puedo cambiar esto, ¿qué hacemos?”, nosotros le podríamos decir perfectamente cómo montar cuatro cosas para que todo el mundo esté contento.
"El monopatín se ha convertido en olímpico y van a salir cositas. En el tema del 'skate' veo mucho futuro"
¿Le ves futuro al skate?
Es increíble, es genial el avance que existe. Los niños que quieran aprender ahora a montar en skate y piensen en un futuro de deporte, de llegar a olimpiadas…
¿Es olímpico?
Ya es olímpico. ¡Sí, sí…! Te lo digo que lo chequees porque mola un montón. Ha habido representación española, así que eso está guay verlo.
Hay futuro en esto. El monopatín se ha convertido en olímpico y van a salir cositas. En el tema del skate veo mucho futuro.
¿Alguna sugerencia?
Yo animo a mucha gente a que lo pruebe, aunque sea sin hacer trucos, simplemente que aprenda a moverse porque, al igual que la bici, es algo que te ayuda mucho a generar endorfinas, a sudar un poco, a decir “Guau, hoy me he bajado de la calle de mi casa al súper y me ha encantado”.
¿Y las caídas?
Es verdad que te puedes pegar algún culetazo, pero esto es al principio. Igual te caes tres o cuatro veces y luego ya sabes bien (risas).