Mayo es un mes que provoca emociones encontradas entre los jóvenes estudiantes del barrio. Por un lado, muchos anhelan que lleguen las Fiestas de Hortaleza, que comienzan el último finde de mayo. Y casi a la misma altura del calendario, los exámenes del instituto y la universidad generan no pocas angustias. En un distrito con apenas dos bibliotecas municipales para casi 200.000 habitantes, las salas de estudio son guarida para los que no pueden estudiar en casa. Y encontrar hueco en ellas se cotiza.

Desde el 1 de mayo hasta el próximo 30 de junio, estas salas amplían su horario para dar más tiempo a los estudiantes que buscan allí el silencio y la concentración para hincar los codos (o estudiar a través de la pantalla, porque estos espacios municipales ofrecen conexión a internet). En algunos casos, como en el centro cultural de Sanchinarro, la sala de estudio no cerrará nunca durante estos dos meses:

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