No sabía la asociación vecinal La Unión de Hortaleza lo mucho que estaba haciendo por su distrito al impedir, en 1982, que se derribara una vieja torre poligonal que parecía no servir para nada. La construcción del Silo fue encargada en los años veinte por el dueño de la quinta Huerta de la Salud, Pedro Tobar, un excéntrico notario y abogado. Tras un siglo de historia, el vecindario del distrito de Hortaleza apenas ha podido usar unas instalaciones destinadas a resguardar su cultura.

PEDRO TOBAR, ¿CACIQUE?

Tres colosales torres destacaban en Huerta de la Salud por su altura y singularidad: un granero, el Silo en el centro y más hacia el pueblo un mirador, también llamado el palomar. La quinta, nacida a mediados del siglo XVIII, era desde principios del siglo XX un negocio agropecuario que tenía su despacho en la Puerta del Sol número 13, en el hogar de Tobar, quien iba a Hortaleza los jueves y domingos. El Silo, una de las primeras construcciones en España de hormigón armado, servía para elaborar un forraje para alimentar ganado logrado gracias a la mezcla de hierba y sal con agua. Como el producto tenía que fermentar, se añadieron a la torre cinchos de hierro que lo rodeaban por si reventaba. Tenía una altura de 20 metros.

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Comida ofrecida por Pedro Tobar a trabajadores suyos y sus familias por su triunfo en el pleito contra el pueblo de Hortaleza. MEMORIA DE LOS BARRIOS HORTALEZA. COMPARTIDA POR ISABEL OBISPO SANTOS

Pedro Tobar, a quien llamaban el duque de Tobar sin serlo, era considerado por muchos el cacique de Hortaleza. En julio de 1923, una comisión del pueblo presentó un documento con 123 firmas de vecinos al gobernador civil de Madrid solicitando justicia para frenar un “caciquismo” que soportaban desde hacía años; y en el mes de octubre recorrieron redacciones periodísticas con una instancia dirigida al presidente del Directorio Militar. Decían que al notario le defendían cuatro guardas jurados. Al más duro lo apodaban el Negro. En 1925, Tobar ganó al Ayuntamiento de Hortaleza un juicio por la posesión de la finca Arroyo de Valdebebas.

Para inmortalizar su victoria, se hizo tres fotografías posando, con sus largas barbas y sus lentes, junto a la numerosa gente que trabajaba para él. Pero Tobar también donó al pueblo algunos terrenos. Falleció en 1932, un año después de mediar como notario en el acto de entrega de la Casa de Campo al pueblo de Madrid, con Indalecio Prieto y Pedro Rico franqueándolo (en el vídeo que se conserva del acto, puede escucharse la voz de Pedro Tobar en torno al minuto 2:22). Como no tenía descendencia, le heredó su padre, Francisco Tobar, también abogado y notario, que falleció en 1934, y que cambió el testamento dejando todos sus bienes, destinados para familiares de los Tobar, a su criada Antonia Álvarez.

LA UNIÓN DE HORTALEZA SALVA EL SILO

El Silo solo serviría en adelante para que el vecindario que habitó el pueblo fantasma en que se transformó Huerta de la Salud guardase paja, leña y otros materiales. A finales de la década de los sesenta, la quinta es vendida y solo quedaría sin edificar lo que el vecindario llamó el triángulo. En el año 1978, la asociación vecinal La Unión de Hortaleza comenzó la lucha para que este espacio se librase de construcciones.

Nacho Quintana, presidente de la asociación y gerente de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid desde mayo de 1979, y Jesús Morón, asesor jurídico de dicho organismo, resultaron trascendentales para que el Silo no fuese destruido. José Luis López, que era el redactor jefe del periódico Unión de Hortaleza, lo recuerda así: “Todo lo que era el triángulo (actualmente el Silo, la biblioteca, el centro de mayores, el salón de actos…) pertenecía en mayo de 1982 a la inmobiliaria Constructora Internacional.

La Unión de Hortaleza gestionó, presionó y negoció para que este espacio pasara a ser de propiedad municipal, y logró salvar el Silo al incluirlo en un Plan Especial de Conservación de Monumentos Histórico Artísticos. La constructora también recibió otros terrenos a cambio de que el Silo y todo el triángulo se convirtiesen en municipales. Tanto Ignacio Quintana como Jesús Morón contribuyeron especialmente a este logro. La asociación presentaría en 1994 un proyecto para que el Silo se transformase en archivo histórico del distrito, con exposición permanente de fotografías y de objetos relacionados con la evolución histórico-social del antiguo pueblo de Hortaleza”.

Silo

Jugando a la cucaña en las fiestas populares de 1979, con el Silo al fondo. PEPE BLANCO

EL SILO, ESPACIO PARA LA CULTURA

Durante el año 1983 se derribaron el granero, así como todo lo que quedaba del mirador y de las casas ubicadas en el triángulo para construir el actual parque Huerta de la Salud. Las obras del Silo para ser espacio cultural no se iniciaron hasta finales de 1999 y concluyeron en 2002.

La torre fue revestida exteriormente y por dentro quedó impactante, con un gran mural en la pared, la escalera metálica original del Silo en el centro y un magnífico mirador que elevó su altura hasta llegar casi a los 30 metros. Se hicieron numerosas exposiciones, pero rara vez fue utilizado por artistas o asociaciones pertenecientes al distrito de Hortaleza. En 2013 el Silo tuvo que cerrar por problemas de seguridad. Había que cumplir con la normativa antiincendios y crear una escalera de emergencia. En septiembre de 2014, el concejal Ángel Donesteve (Partido Popular) se lo cedió gratuitamente al pintor leonés José Antonio Santos Pastrana, que residía en Alicante, para que lo utilizase como estudio de pintura.

En febrero de 2016, casi dos años después, el pintor se vio obligado a llevarse todas sus cosas de allí, pero se dejó una cama (lo que indicaba que, además de como almacén, algunas veces también pernoctaba en este histórico lugar). El Silo volvió a abrir sus puertas en junio de 2016 con la visita de Manuela Carmena (Ahora Madrid), alcaldesa de Madrid, en una exposición fotográfica sobre Hortaleza que contó con la participación de antiguos miembros del movimiento vecinal. Al tener que ser compartimentadas sus plantas, se perdió la espectacularidad que ofrecían tanto la escalera como el mural.

Apenas hubo en adelante más participación vecinal. Tampoco la tuvo con el siguiente equipo de gobierno de la Junta Municipal del distrito que encabezó Alberto Serrano (Ciudadanos), el cual dejó en manos de la Asociación Española de Pintores y Escultores (AEPE) casi la totalidad de la programación del Silo. Y menos participación vecinal ha tenido todavía con el actual gobierno de la Junta Municipal de Hortaleza presidido por el concejal David Pérez (Partido Popular) que parece haber declarado la guerra al tradicional movimiento vecinal del distrito, uno de los más importantes de la historia de Madrid. Ironías de la vida, en la reciente exposición realizada en el Silo dedicada a los 75 años de la anexión de Hortaleza por Madrid, gran parte de las fotografías eran del periódico Unión de Hortaleza, es decir, de la asociación que salvó al Silo de la muerte. Sin ellas apenas se habría podido contar la historia del barrio.

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Portada del periódico ‘Unión de Hortaleza’ dando cuenta de la salvación del triángulo y el Silo en septiembre de 1982. AV LA UNIÓN DE HORTALEZA

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