Su antecedente fue una pequeña biblioteca que había en la Junta de Distrito de Hortaleza, de la que dependía, en la calle Santa Virgilia. En enero de 1987, tras haberse trasladado la Junta Municipal al palacete de Villa Rosa en Canillas, se inaugura nuestro centro con el nombre de Biblioteca Huerta de la Salud en el parque actual que acababa de crearse con el mismo nombre, construido en los terrenos de una quinta homónima cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII.

Esta quinta fue a principios del siglo XX un próspero negocio agropecuario con nuevos y originales elementos arquitectónicos, entre los que destacaba el Silo, ahora emblema de Hortaleza. Caída la quinta en el abandono poco antes de la guerra civil, se derribaron en los años setenta y principios de los ochenta algunas de sus construcciones, como el mirador o palomar y el granero, y quedaron en pie tres.

La biblioteca ocupó primero la estructura rehabilitada de los establos de la antigua quinta, compartiendo el lugar con el centro cultural Huerta de la Salud

La biblioteca ocupó primero la estructura rehabilitada de uno de ellos, donde habían estado los establos del recinto, compartiendo el lugar con el centro cultural Huerta de la Salud. Hoy se halla allí el centro de mayores Huerta de la Salud.

En 1995, se traslada a otra histórica construcción de la antigua quinta, donde se encuentra ahora, al edificio, conocido como el corredor, que había servido para guardar arados y herramientas y para dormir parte del personal y donde se habían impartido hasta la llegada de la biblioteca talleres del centro cultural. Por las limitaciones de espacio, no se la dota de sala alguna para actividades, algo que limitará de manera notable su uso.

En 1995 se traslada al edificio conocido como el corredor, que había servido para guardar arados y herramientas y para dormir parte del personal

En el 2006 y el 2007, se realiza una profunda reforma y adquiere su actual fisonomía, tanto interior como exterior. Por su historia, el edificio de la biblioteca conserva cierto aire arquitectónico rural. Es pequeña, pero coqueta. En octubre del 2018, su suerte se unió en parte a la tercera construcción histórica del conjunto: el Silo, al que se había añadido un magnífico mirador a principios del siglo XXI.

Desde el 2018, la biblioteca intenta organizar talleres y actividades en las entrañas y proximidades del Silo, para luchar contra la carencia de sala de actividades y para relacionarse mejor con el vecindario y con la cultura del distrito.

Muy cerca del centro de mayores, biblioteca y Silo, se halla una antigua puerta ornamental de acceso a la quinta, trasladada a su sitio actual en 1999. Dicha puerta recuerda a las madrileñas de Alcalá y de Toledo y añade todavía más historia y singularidad al parque.

 

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