Este año nuestro viaje tenía un significado muy especial, era nuestro aniversario en Hortaleza. Hace 50 años llegamos por primera vez con las comitivas reales a este barrio tan distinguido y trabajador, y desde entonces nos acogieron con las manos abiertas y la mayor de las ilusiones. Todo lo que se proponían, así lo creaban. Esa magia sinigual de Hortaleza.

Así que pronto nos pusimos a pensar cómo íbamos a presentarnos ante las niñas y niños de tan insigne lugar. Melchor, Gaspar y quien escribe, Baltasar, solemos encontrarnos junto a nuestros equipos de comunicación, marketing y desarrollo (esto se ha modernizado mucho aquí también) para planificar cada 5 y 6 de enero (las malas lenguas dicen que solo trabajamos un día al año, pero no es verdad, somos reyes muy ocupados).

Desde el principio, y así se lo transmití a mi gente, yo lo tenía claro. ¡Viajaremos en barco! Me costó un poco convencer a las más escépticas y precavidas, siempre preocupadas por la seguridad, las condiciones climatológicas y los conflictos mundiales, pero al final, con la certeza de que nada malo podía pasarnos, para eso somos magos, la idea comenzó a fraguarse. Iríamos en barco, eso sí, un barco muy especial.

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Las carrozas de los Reyes Magos a su paso por el barrio de San Lorenzo. SANDRA BLANCO

Un barco de los que se hacen desde tiempos inmemoriales, con dos hermosas velas que, henchidas por el viento, impulsarían la travesía. Irían ayudadas por una hermosa paloma con su rama de olivo, símbolo antiguo de algo hoy tan maltrecho como es la paz, la que tanto ansiamos. Y como el barco debía marchar muy deprisa para lograr todo lo planeado en tan pocas horas, decidimos añadirle unos globos aerostáticos para que, cuando nuestra timonel lo considerara conveniente, el barco pudiera alzarse por los aires y surcar los cielos para alcanzar cada punto de esta Tierra tan castigada.

Esos globos los ilustraron con tatrices تطريز, retazos de tejidos bordados por mujeres en Palestina, ese lugar que visitamos hace ya más de 2000 años y que hoy se desangra por las bombas. Además, banderas de todo lugar y condición ayudaron a generar el viento necesario para impulsar este barco que es de paz, que es de solidaridad, que es de justicia para todas y todos, sean del lugar que sean. Hubo que surcar muchos mares, teñidos en tantos lugares, ya no sólo de basuras, sino también de negro, de sangre, de muerte. Nos recuerdan que no podemos resignarnos a que éstos se conviertan también en fosas comunes donde se sepultan y se clasifican según su origen, raza y clase social los sueños de muchas y muchos que sólo aspiran a tener una vida mejor.

Por tierra, por mar o por aire, no podíamos faltar a nuestro compromiso con los niños y las niñas de Hortaleza. Una comitiva de luz y color abrió nuestro paso y nos recordó que la diversidad es hermosa, como diversa es la naturaleza, como diversa es la vida.

Un barco tan especial y mágico conformado y construido por muchas manos, de la asociación Jóvenes del Parque, de la asociación El Olivar y del CRPS de Hortaleza de la fundación Manantial, que nos acogió extraordinariamente, proporcionándonos su calor y apoyo para que todo saliera como deseábamos.

"Brillan las estrellas y tiemblan nuestros corazones al sentir esas manos trabajando juntas para crear algo tan grande y representativo de un barrio"

Llegamos desde Oriente en un barco que cruzó tierras, aires, mares y guerras.

Ése es el regalo más importante que queremos traer para todas y todos. Que no se precisen salvavidas para buscar una vida mejor, ni para huir de guerras, de persecuciones, de emergencias climáticas, ni de ningún odio. Que no existan las fronteras, que el viento sople nuestras velas blancas en una única dirección: la del amor, la solidaridad, y todo lo que nos hace construir una sociedad comprometida, amable, usando la cultura, el humor, la naturaleza – de la que somos parte indivisible- como remos. Y la esperanza y la lucha como iluminación cuando cae la noche y el mar y el cielo se vuelven oscuros y terroríficos.

Nuestro barco volador fue cargado de magia, de paz, de justicia y de diversidad, porque esto es lo que conforma el mundo que queremos construir con nuestras manos, a través del apoyo mutuo, de las redes vecinales que tejemos entre todas, las que no permiten dejar a nadie atrás y las que nos dan identidad.

Sólo nos queda desde aquí saludar a niños y niñas de Hortaleza. Ojalá quienes el día 5 disfrutaron con la cabalgata seáis también un día protagonistas en la misma. Brillan las estrellas y tiemblan nuestros corazones al sentir esas manos trabajando juntas para crear algo tan grande y representativo de un barrio que se llena de pájaros sincronizados que salen de tantas mentes llenas de creatividad. Ésas son las ciudades y los lugares que más nos gustan, aquéllos que se hacen desde el esfuerzo común y colectivo y que no lo fían todo al dinero y el apoyo de marcas y publicidad.

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El rey Baltasar y su paje, saludando al vecindario de Hortaleza. SANDRA BLANCO

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