En Valdebebas no hay centro de salud. Más de 30.000 personas, muchas de ellas niños, no tienen asistencia médica pública en el barrio, y en plena pandemia por coronavirus tienen que trasladarse a otros lugares a que les atiendan, si es que lo consiguen. Afortunadamente, a cambio, en Valdebebas ya hay una bandera de España. No cualquier bandera, ojo: 25 metros de mástil, 75 metros cuadrados de superficie (pequeña para lo que se estila por allí) y 11 kilos de peso. El señor alcalde, José Luis Martínez-Almeida, que vino a presidir el izado de La Bandera, lo dejó claro: es “el manto que nos cobija y nos protege”. Nos quedamos mucho más tranquilos.

Martínez Almeida fue el protagonista del acto porque faltaba Ella, la única capaz de eclipsar hasta a La Bandera: Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de la comunidad de Madrid estaba unos cientos de metros más allá, en el Hospital Enfermera Isabel Zendal, una de esas creaciones de las que presumen en el PP: infraestructura gigantesca, obra exprés (ya nos enteraremos de los entresijos del contrato en unos meses, quién sabe si por la prensa) y… no sabemos con qué dotación humana. Preguntada (¡en Telemadrid!) por quiénes serán los profesionales que atenderán en semejante instalación, si se iba a desvestir a otros hospitales para llenar el de Valdebebas, Ella respondió, irritada, que esas preguntas no se le hacen a una presidenta. ¿Sanitarios en un hospital? Minucias.

Lo que sabemos es que, si nos gastamos 50 millones de euros en un hospital que no sabemos quién va a ocupar, no hay dinero para fruslerías, como un centro de salud en Valdebebas, que ya tiene espacio, en la calle Secundino Zuazo, pero que de momento sólo es otro solar en el barrio.

Hubo himno, hubo 'vivaspañas' y sobre todo hubo banderas en los uniformes, banderas en las mascarillas, y también hubo grandes especialistas en banderas como Ortega Smith

El izado de la bandera se convocaba como homenaje a los fallecidos por la covid en Madrid y a quienes los han asistido, pero al final los verdaderos protagonistas no fueron enfermos, sanitarios o fallecidos, sino La Bandera. Hubo himno, hubo vivaspañas y sobre todo hubo banderas en los uniformes, banderas en las mascarillas (en un lado de la cara; en el otro, el logo de la empresa correspondiente, muy en plan La escopeta nacional), y también hubo grandes especialistas en banderas como Ortega Smith.

Ya saben, el Hombre, un héroe que puso una bandera de España en Gibraltar y salió nadando del Peñón, no lo fueran a detener los monos. El otro día vomitaba sin venir a cuento la inmundicia que supura su partido (“filoetarra”/ ”criminal” / ”totalitario”) pero andaba enfurruñado con el alcalde desde que Pablo Casado se dio cuenta de que Vox es ultraderecha y montó un escándalo en el Congreso (pero en Madrid siguen recibiendo su apoyo, que da calorcito).

También estaba el organizador del acto, César Cort, presidente de la Junta de Compensación de Valdebebas (vulgo: dueño de los terrenos), otro hombre que a todo pone solución con una bandera. Recuerden, en plena bronca independentista en Cataluña Cort instaló la mayor bandera de España de la historia, más de 700 metros cuadrados, el doble que la de Colón, colgada de uno de sus edificios. El alcalde le agradeció en el acto su colaboración para crear una ampliación modélica de la ciudad junto a una avenida gigantesca y a la intemperie.

En Valdebebas hace mucho viento, así que la nueva bandera luce gallarda. Al salir del acto, celebrado donde están las casetas de las inmobiliarias que venden las Cien Mil Promociones del PAU, ondeaba orgullosa La Bandera.

Debajo, en un cartel, se leía: VISITE NUESTRO PISO PILOTO.

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