Hay imágenes que esconden historias insospechadas, algunas terribles y otras maravillosas. La imagen de Amejhor es la de una asociación dedicada a la infancia que trabaja en el barrio de la UVA de Hortaleza. Sin embargo, tras esa simpática palabra, cuya hache desconcierta al principio, se oculta un sin número de historias de lucha, rehabilitación y dignidad, pero también de cárcel, droga o muerte.
Ahora Amejhor celebra su 40 aniversario. El encuentro del presente y del pasado muestra que hay muchos Amejhor. Sus siglas corresponden a Atención a Menores y Jóvenes de Hortaleza, aunque en las pasadas fiestas del distrito escuchamos a Amejhor reescribir su nombre en un pregón que demuestra cómo, manteniendo su esencia, se ha ido reinventando generación tras generación: A de aprender, M de militancia, E de educar, J de jugamos, H de horizontalidad, O de organización y R de realidad (“la de las personas del barrio”).
ACERCÁNDONOS A AMEJHOR
Recopilar los recuerdos de quienes han pasado por Amejhor es como participar en uno de los talleres en los que “la chavalería tenía que entrar por un túnel del tiempo”. Como nos cuenta Germán Peña, se trata de una “herramienta muy potente para trabajar la empatía”. En este caso, cada entrevista es una herramienta con qué comprender este aniversario.
Así, Germán recuerda la magia de ver hadas en un campamento, el karaoke de las madres de la UVA, el montaje de una carroza debajo de un puente porque llovía o la cara de la funcionaria de Delegación del Gobierno que recogió la solicitud de manifestación cuando el Partido Popular privatizó la cabalgata. Para él, hubo “momentos difíciles y duros”, pero en sus recuerdos están los niños y las niñas “gracias a los que soy lo que soy” y “las personas que al final compartimos las ganas de transformar el mundo a través de la educación”.
Voluntarias y familias de Amejhor en la plaza de la UVA de Hortaleza / Foto Sandra Blanco
Sin duda, los campamentos aventura de Amejhor han sido una de las referencias importantes. El actor Agustín Jiménez recuerda “la elaboración de artesanía por parte de la chavalada para vender en el rastrillo” y, con lo recaudado, hacer el campamento. Este gran cómico hortalino nos habla del “platanito”, una furgoneta amarilla de segunda mano y de cómo hicieron “realidad”, por ejemplo, la visita de un ovni.
Desde su puesto de guardabosques en Soria, Laura Perea también recuerda esta actividad. Ella lo vivió como niña (“siempre iba a ocurrir algo, siempre había ilusión”) y, quizá por ello, en un Camino de Santiago decidió volver como monitora (“es algo en mi vida que no se va a olvidar”).
AMEJHOR RECIENTE
Danos Tiempo dio cobijo a una larga conversación con Paloma Fernández, Yolanda Peña y Andrea Valero. Se trataba de conocer qué era para cada una de ellas Amejhor. Paloma entró en 1992 para un proyecto de habilidades sociales con niños y niñas de tres a seis años, después conoció “la filosofía de la asociación, cómo funcionaba la gente” y lleva “media vida ahí”.
“Con todo el tiempo del mundo y mucha sed de educación social”, Andrea entró con dieciocho años y ya lleva cinco como monitora. Fue el logo “con esa h” lo que la llevó a hablar con una compañera de facultad, Bárbara García, que la introdujo en la asociación. En el caso de Yolanda, fue su hermano quien la “estaba braseando contando lo increíble que era Amejhor y el modelo de horizontalidad”; como era “niña de campamentos y tener un monitor es el referente más chulo del mundo”, hizo un curso de tiempo libre, le “hicieron la entrevista y han pasado diez años”.
Voluntarias de Amejhor, junto a miembros de Sambaleza, en el pregón de las pasadas Fiestas de Hortaleza / Foto Sandra Blanco
Ellas son las encargadas de hablarnos de las celebraciones del cuarenta aniversario. Estas comenzaron a finales del curso pasado en el CEPA Dulce Chacón: “estuvimos con nuestras familias actuales, hubo regalos… ¡muy cumple!”. Se trataba también de vincular a las familias con este centro de educación de adultos, por eso llevan cuatro años celebrando esta fiesta en la antigua ‘cátedra’.
El próximo evento será “una fiesta de adultos” el 29 de septiembre en Hangar 19 (Calle Servator, 19). La fiesta contará con las actuaciones de Rafa Sánchez, la Big Band Coslada y de un DJ del proyecto Hortaleza en Vivo. Además, se hará un homenaje a Maribel Martín, recientemente fallecida, una mujer “que estaba trabajando con una energía…, que escuchaba, estaba cerca y sabía transmitir”, una persona que “te hacía sentir que formabas parte de esto”. Según cuenta Jorge de Dompablo, Maribel fue la persona que convocó la primera manifestación en el barrio contra la droga.
En las celebraciones del aniversario, además de la fiesta, “nos queremos encontrar con la gente que ha pasado por la asociación”. Para ello, aunque no se ha cerrado la fecha, habrá un programa en directo con Radio Enlace desde Danos Tiempo para “hablar de la experiencia de los educadores y educadoras, hablar de lo que ha pasado, de lo que hemos vivido, de lo que ha cambiado…”.
El contexto histórico de la droga es ineludible para comprender el origen de Amejhor, que “surgió para atender a los chavales que estaban consumiendo, a los chavales que estaban en la cárcel, a las madres desesperadas para sacar a sus hijos de la droga”. Entonces había “asesoría jurídica, grupo de madres, pisos de atención a chavales y chavalas que estaban consumiendo, se visitaban las cárceles…”.
Por eso se creyó que “cuanto más pequeñajos se les atienda es más fácil evitar que caigan en esa rueda”. Pero como reconocen, “la UVA ha cambiado mucho en estos años” y por ello “Amejhor se ha quedado más en atención a la infancia de lunes a jueves para niños y niñas de tres a diez años, cuatro tardes a la semana, nos vamos de campamento, la cabalgata es un momento súper especial”.
El antiguo local de Amejhor se encontraba en la plaza de la UVA de Hortaleza / Foto Sandra Blanco
Paloma da una primera aproximación a la filosofía de Amejhor: “el respeto a los demás, en que todas participamos y creamos algo que nos permite a todo el mundo ser protagonista (tanto a la infancia, a las familias como a nosotros mismos) y donde no hay una jerarquía”. Este planteamiento y las redes sociales explican que, de hecho, cada vez participe más gente que no es de Hortaleza, incluso que algunos, como Diana o Tere, se hayan venido a vivir a esta zona.
El secreto de Amejhor, comenta Yolanda, “es que siempre se te tiene en cuenta, lleves un mes o lleves diez años”. Andrea destaca “lo difícil que es tener relaciones intergeneracionales y eso en Amejhor se da” y Paloma afirma la “independencia”, lo que nos lleva al problema del local que, desgraciadamente y pese a las movilizaciones cuando iban a derribar la antigua sede, “construida por gente del barrio”, no se terminó de solucionar porque, como dice Andrea, “el IVIMA nos la ha jugado un poquito” pues el alquiler del nuevo local para Amejhor “no es una cantidad pequeña y, en breve, se va a duplicar”. Esta será una de las luchas “pero de momento hay que cargarse de fuerzas”.
Amejhor se basa en el voluntariado. Para entrar no se exige ninguna titulación sino “motivación y ganas de aprender”, aunque una vez dentro, “sí que se pide la que ofrecemos nosotros”, porque “la infancia se merece una formación especializada y con gente formada. Yolanda recuerda que entró como periodista al tiempo que había un físico, un químico, un politólogo…
AMEJHOR EN LOS PRIMEROS TIEMPOS
La conversación en Danos Tiempo llevó a Jorge de Dompablo, quien recién salido del seminario llegó en 1985 a Hortaleza desde Caño Roto con “vocación de barrio”. Como declara, se hizo “como persona y como cura ahí en Hortaleza y en Amejhor”. En esa época, ya estaban trabajando las fundadoras del precedente de Amejhor: Isabel Amo (“vocación cristiana”) y Maribel Martín (“vocación humana”). En su función de coordinación pastoral, el joven sacerdote convocaba a los jóvenes del arciprestazgo, una reunión de las parroquias de la zona de la que “surgió Amejhor y Radio Enlace”.
Jorge explica aquella labor como “gente del barrio para el barrio que visibilizó que se podían ayudar unos a otros, que sacó a la calle lo que es la ayuda a los demás y se vio la realidad de que se podía salir de drogas, del individualismo”. En definitiva, “cada uno tenemos unos problemas y nos ayudamos unos a otros”. Por ello declara que está “ feliz y orgulloso de haber pertenecido y participado en Amejhor”. Sin duda, “fueron unos años de una intensidad, de un trabajo precioso, imprescindible en ese momento”, porque “fue el momento de descubrir el barrio, de abrirnos a un montón de cosas”.
Pero aquel trabajo no quedaba en el barrio porque, como explica Jorge, Amejhor participó en San Carlos Borromeo con otras asociaciones que trabajaban en drogas: “nos unimos en Coordinadora de Barrios, lo que hizo que nos coordináramos con grupos que había tanto de parroquias como de civiles”.
Celebración en el nuevo local de Amejhor, en 2016 / Foto Sandra Blanco
Era la época de la droga, un tiempo en el que ciertas instituciones no eran ajenas a su circulación porque “era una forma de tener a un montón de gente controlada, de adormecer a los jóvenes y, además, tener a las familias”. “Hubo miles de jóvenes”, declara este sacerdote, que así “no se metían en política, que no entraban en el mundo del trabajo”.
Recuerda Jorge una anécdota de cuando vivía en Manoteras y fue a acompañar a un “chico” prófugo a una cita con el juez en plaza de Castilla porque iba a denunciar al policía que distribuía la droga en el barrio; sin embargo, “nada más salir de su casa ya estaba allí el policía”, que impidió la denuncia ante el juez.
Entonces eran conscientes, nos cuenta Jorge, de que “había que prevenir la droga, no solo se podía curar” y “a los que habían caído ayudarles a salir”. Surgieron así lo pisos de acogida de la UVA y Manoteras, la imprenta para dar empleo y formación a los chicos, se hicieron cursos, se autoformaron y visitaron centros como la asociación El Patriarca para aprender sobre desintoxicación “porque centro oficial de desintoxicación no había ni plan municipal ni estatal contra la droga”.
Esa búsqueda de soluciones para la rehabilitación, llevó a Jorge a solicitar el traslado a un pueblo “porque creíamos que la desintoxicación estaba siempre en las afueras”. El obispado le envió a El Berrueco, una población que, de algún modo se convirtió en extensión de Amejhor. Allí fueron con él Miguel Ángel López y Elena Ayuso con sus hijos y unos chicos de los pisos. Fue una experiencia que duró hasta, aproximadamente, el año 2000.
La emoción no se oculta en la voz y en las frases de Jorge de Dompablo. Él es quien nos remite a Jaime Sánchez Barajas, quien fue primer secretario de Amejhor y quien desde Madarcos, el pueblo menos habitado de la geografía madrileña, hila infinidad de recuerdos y vivencias intensas.
Es Jaime quien confirma que el nombre inicial de Amejhor fue Coordinadora de Barrios de Hortaleza. De hecho, su incorporación a la asociación se produjo cuando la Coordinadora de Barrios denunció los puntos de venta de drogas. Era una época intensa de estudiante en la que vivió en el piso de reinserción de San Lorenzo: “vivía en el piso, siempre con líos, yendo a recoger gente a los poblados…”.
En esa época, el tema de drogas estaba muy relacionado con el de prisiones. Jaime asegura que entonces “teníamos cientos de personas en la cárcel” y “nos veíamos en los juzgados un día sí y otro también”. Con expresividad, cuenta que “había zonas de Manoteras, de la UVA y de la parte de abajo de Santa María que parecían La noche de los muertos vivientes”.
El nuevo local de Amejhor se decoró pintando la fachada con las palmas de niños, niñas y familias de la asociación / Foto Sandra Blanco
Lo terrible, además, es que “eran tus amigos los que se estaban muriendo” y, la verdad, “es que íbamos mucho a la cárcel e íbamos mucho a entierros” porque el tema del sida “fue alucinante pero alucinante”. Pero también recuerda “anécdotas preciosas como un chaval de veinticuatro años que se propuso sacar el graduado escolar antes de morirse y lo consiguió”.
No es de extrañar que se me haga “un nudo en la garganta” pese al tiempo transcurrido. Entró con diecisiete años y vivió en el piso de reinserción durante siete. Tiempo después trabajó como educador en la Agencia Antidroga pero no era lo mismo. Para Jaime, entonces estaban “inventando un montón de cosas que se han hecho después”
En sus recuerdos está el edificio de Mar Amarillo, de la imprenta de Manoteras, de El Berrueco, de Redueña… Pero sobre todo de personas, como Isabel Amo, Maribel Martín, la monja Juana Mari de Cárcavas, Toño, Raquel, Vicky, Begoña, Teruca… Un largo etcétera en el que, de pronto, Jaime recuerda que su propia madre llevaba un grupo de apoyo a familias en Amejhor.
Y es que, como afirmaba Jorge de Dompablo, Amejhor era el barrio. Por ello, este cuarenta aniversario es una ocasión especial para reconstruir el pasado y dejar memoria de cómo la solidaridad y la ayuda mutua hicieron Hortaleza en años muy difíciles. También es momento de mirar el presente de Amejhor porque sigue siendo imprescindible atender a las necesidades de la infancia y de dar solución a un local en el que garantizar con la educación el futuro de niñas y niños menos favorecidos.