El distrito de Hortaleza ha pegado el estirón este siglo XXI creciendo hacia el norte. En 2007, el nuevo desarrollo de Sanchinarro estrenaba asociación vecinal para reivindicar la construcción de equipamientos como un polideportivo en un barrio que ya acumula decenas de miles de habitantes. “Desde entonces hemos ido machacando con el tema”, explica su presidente, Carlos Sanz Cornejo, recordando toda una carrera de obstáculos, como la insistente negativa del Ayuntamiento de Alberto Ruiz-Gallardón y Ana Botella a financiar un centro deportivo público.
“El sector público es subsidiario de la iniciativa privada”, afirmó en 2013 el entonces concejal presidente de Hortaleza, Ángel Donesteve (PP), tras quedar desiertos sendos concursos para la construcción, explotación y gestión privada del polideportivo de Sanchinarro, proyectado en la gran parcela municipal ubicada entre las calles Oña y Ana de Austria. En 2015, el ansiado centro deportivo empezó a tomar forma con el relevo en el Consistorio. Las asociaciones de Sanchinarro y Virgen Cortijo lograron acordar un proyecto por fases con el equipo de Manuela Carmena, y mientras tanto, movilizaron al barrio para imponerse en la primera edición de los presupuestos participativos con una propuesta de mejora de los campos de fútbol del club Oña Sanchinarro, el último del distrito que seguía jugando sobre el barro.
“No es un polideportivo, es una burla”, critica la asociación vecinal de Sanchinarro
Cuando Carmena cedió el bastón de mando a José Luis Martínez-Almeida en 2019, el nuevo Gobierno municipal de PP y Ciudadanos prometió emprender las obras del polideportivo. El pasado mes de agosto, el Ayuntamiento publicó el estudio de viabilidad del proyecto, pero venía repleto de sorpresas. La más llamativa, un análisis del área de influencia localizado en Pinto, a casi 40 kilómetros de Hortaleza, porque los técnicos habían confundido la calle Ana de Austria de Sanchinarro con una del mismo nombre en la localidad del sur de la región. Además, el plano del polideportivo se había jibarizado, perdiendo pistas al aire libre hasta quedar reducido a una instalación de poco más de 6.000 metros cuadrados, con la mitad de ellos dedicados a un aparcamiento para vehículos. “No es un polideportivo, es una burla de lo prometido en todos años”, lamenta el presidente de la asociación de Sanchinarro.
El proyecto del centro deportivo de Sanchinarro es idéntico al presentado para el barrio de Valdebebas, y también para otros distritos de la capital. Todos constan de apenas dos piscinas cubiertas y cuatro salas dedicadas a musculación, spinning, baile y yoga. Ni rastro de pistas para deportes colectivos. Y todos estarán gestionados desde el primer día por empresas privadas que financiarán su construcción y explotarán económicamente las instalaciones durante al menos 25 años. Entre las empresas a las que ha pedido asesoramiento el Ayuntamiento se encuentra la cadena Go Fit de la compañía Ingesport, que hasta el año pasado pretendía construir un macrogimnasio en la centenaria plaza de la Iglesia de Hortaleza derribando algunos de los edificios más antiguos del barrio.
“Son parkingyms al dictado de las empresas”, ha denunciado el grupo Más Madrid. El Gobierno municipal defiende este modelo como parte del acuerdo entre PP y Ciudadanos, que incluía la construcción de “infraestructuras deportivas de gestión privada”. Según la delegada de Obras y Equipamientos, Paloma García Romero (PP), estas concesiones ahorrarán al Consistorio 150 millones de euros. Un argumento que no convence en Sanchinarro. “No estoy en contra de la gestión privada, pero hay cosas que no pueden ser negocio”, expone Carlos Sanz Cornejo. “¿Qué se les ofrece a los jóvenes en Sanchinarro? Nada, que hagan botellón, porque ahora que hacen un polideportivo solo les ofrecen clases de yoga. Es una decepción absoluta”, remacha con amargura. A finales de septiembre, la concejala delegada de Deporte, Sofía Miranda (Ciudadanos), precisó que los proyectos de los nuevos polideportivos se encuentran en una fase preparatoria “a falta de incluir las necesidades específicas” de cada barrio.
Vivo en La Rioja pero soy de Hortaleza y me apena todo esto,pienso que se tiran los trastos unos con otros y ninguno hace nada,estos gobiernos manden unos Ho otros solo quieren vivir a costa del pueblo,prometen mucho y no dan por al agua.