Son las doce y media de la mañana del 25 de noviembre de 2023. Personas de diferente condición se empiezan a reunir en el Espacio Danos Tiempo. Intrigado, me uno al grupo. Me cuentan que van a celebrar el fallo del jurado del IV certamen de relato breve de Hortaleza ‘Cruzar la Antártida’.
Un concurso que organizan el propio espacio Espacio Danos Tiempo, Radio Enlace, Hortaleza Periódico Vecinal, Kultura Komissiya y Kulture Market. Es un juego literario en el que hay que someterse a unas reglas: presentar un relato de máximo 1.500 palabras; ajustarse al tema propuesto, este año “el pueblo”, y la última, pero la que con más orgullo anuncian, el autor o autora debe tener algún vinculo con Hortaleza. En cada convocatoria, los relatos seleccionados pasan a formar parte de una antología, y dos de ellos son los ganadores del concurso.
Con el personal ya sentado, se nombra a las primeras ganadoras galardón por la modalidad Cabalgata Júnior: Irati Lanza y Ana Corral. Las jóvenes reciben una ovación del público y recogen sus premios. Entonces, comienza el fallo del concurso en la modalidad general. Este año se han presentado 26 textos, pero solo entrarán 13 al libro. Se hace el silencio, la tensión se palpa en el ambiente, el orden para nombrar a los textos es aleatorio, lo cual a más de uno y una esto le pone de los nervios. Se nombra el relato, seudónimo y nombre real de la autoría, le siguen aplausos, se hace una crítica constructiva del relato, más aplausos.
Este año se han presentado 26 textos, de cuales solo entrarán 13 al libro recopilatorio de esta edición
Para favorecer los infartos, se deja en último lugar la mención de si formará parte del nuevo libro que se sacará en esta edición o no, vuelven los aplausos, en cualquier caso, se le obsequia con un pequeño recuerdo que ha elaborado la asociación El Olivar, últimos aplausos. Este extraño ritual se hará 26 veces.
Cada vez quedan menos relatos por nombrar, los dos últimos son los que ganarán el concurso. Los aplausos siguen, intuyo que ya es una forma de relajar porque la palabra estrés se empieza a quedar corta para describir la situación.
A eso de las dos de la tarde, con las manos rojas de los aplausos, llegan los relatos vencedores. La herencia del tío Ignacio, escrito por María Morales Santos, en primer lugar y Antes de romper el silencio, escrito por Juan Jiménez Rodríguez, en segundo puesto. La emoción se desborda, se celebra con júbilo y, una vez terminada la entrega de premios, el público se relaciona comentando los diferentes textos. También se convocó a los asistentes a la gastrovelada literaria del próximo 26 de enero en la Soci de Manoteras.
Y así es una bonita reunión de personas de diferente condición, pero con una misma pasión: escribir.