Sesenta años de promesas incumplidas, más de medio centenar de familias todavía sin realojar, 428 viviendas dignas por construir, la maldición de la tercera subrogación, un lejano pero amenazante desarraigo, y ningún “lo sentimos”, ningún “sois nuestra máxima prioridad”, ningún “por fin vais a tener la vivienda digna como se os prometió hace más de medio siglo”.

A pesar de todo, los vecinos y vecinas de la UVA de Hortaleza no pierden la esperanza. “Tenemos derecho a una vivienda digna y no la queremos gratis”. Igual de humildes son las voces que, además, desprenden cierta decepción: “El IVIMA (actual Agencia de la Vivienda Social) no tuvo nada de comprensión”.

Esperanza Cuello Medina, José María, Eugenio Aldama y muchos más hortalinos y hortalinas que prefieren no dar sus nombres son las personas que hay detrás de estos números, detrás de esta lucha contra la incomprensión y el “vuelva usted mañana”. Todos y todas tienen una historia que contar que merece ser escuchada. Historias unidas por una trama común: la necesidad de una solución habitacional inmediata, digna y justa.

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Esperanza Cuello Medina en su casa de la UVA de Hortaleza. M. CARRETERO

La UVA de Hortaleza es el último barrio de infraviviendas en Madrid. En 1963 se construyó en pocos meses para absorber el éxodo rural y dar una solución temporal a las personas que llegaban a la capital con la ilusión de encontrar una vida mejor. También fue el destino de muchas familias que fueron expropiadas para que Franco pudiera levantar, por ejemplo, El Corte Inglés del Paseo de la Castellana.

El tiempo ha pasado y, tal y como narran los vecinos de la UVA, la mayoría de los propietarios de las supuestas viviendas temporales, desgraciadamente, han fallecido. Son sus descendientes los que ahora luchan por sus derechos. Unos derechos que se les deniegan incluso a los herederos que han nacido y siguen viviendo en las llamadas casas bajas.

Es el caso de José María, Eugenio Aldama y muchas más familias afectadas. Las bisabuelas eran titulares de los contratos originales, se subrogaron en primera instancia a hermanos o hermanas y así hasta llegar a una tercera subrogación, que la ley no ampara. Les dejan de pasar los recibos del alquiler y es ahí cuando empieza el calvario. La Agencia de la Vivienda Social, la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento… Nadie quiere asumir la responsabilidad. Los técnicos, abogados y la propia Administración les dicen, según expresan los afectados, “que no sean gilipollas, que no salgan de sus casas” y que “todo dependerá de los políticos que gobiernen”.

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Carteles de «casa habitada» lucen en algunas de las viviendas de la UVA de Hortaleza. M. CARRETERO

Mientras tanto la situación es desesperada: “Las casas no tienen toma de tierra, no se puede tener actualizados los contratos de los suministros, hay problemas de inseguridad, no nos podemos mover de nuestras casas por miedo a que las okupen”. Y es en este punto cuando la paradoja está servida. Con mucha ironía, Eugenio Aldama explica: “Las okupaciones que se realizaron desde 2013 hasta 2015 están contempladas en una ley que regularizó su situación”.

Sin embargo, a familias que llevan más de medio siglo empadronadas, esperando una solución habitacional que se les prometió hace 60 años, que sobreviven en condiciones muy duras y con miedo a que las echen de su hogar, para ellos no hay ningún organismo que asuma la responsabilidad, solucione el problema, ni repare el daño. Los hechos hablan por sí solos, pero también es bueno verbalizarlos. “En lugar de construir, destruyen”, sentencia uno de los vecinos más veteranos.

En el grupo de los “afortunados” que esperan ser realojados, se vive con angustia ante la perspectiva de tener que cambiar de barrio, y la incertidumbre de no saber si el sorteo les va a dar una casa que se adapte a sus necesidades. “A una unidad familiar de dos personas le han tocado cuatro habitaciones, y a una de cuatro, una con dos”, relata con indignación una vecina, pero “no se puede reclamar porque podrías quedarte en la calle”.

COOPERACIÓN VECINAL EN LA UVA DE HORTALEZA

Ante la falta de relevo, en marzo de 2022 la asociación de vecinos de la UVA de Hortaleza desapareció como tal y se convirtió en la Comisión de la UVA de Hortaleza que se reúne en la sede de su vecina La Unión de Hortaleza.

De este modo, ambos colectivos vuelven a estar juntos para trabajar en favor de los intereses del barrio porque todo apunta a que desde la Administración se quiere cambiar su configuración y, como aseguran desde la asociación vecinal, todavía hay muchas necesidades que deben ser cubiertas, como mantener el espacio comunitario que construyeron con sus manos los propios vecinos y que, a la sazón, está también a la espera de un realojo.

El local asociativo de la UVA, que los vecinos construyeron con sus propias manos, también está pendiente de realojo

Este local sigue manteniendo las actividades, aunque “sus condiciones empeoran”, sobre todo después del incendio que sufrió hace unas semanas. “Lo que necesita el barrio son viviendas sociales”, reclaman desde la asociación, dignas y con un alquiler razonable, justo lo que piden los vecinos y vecinas.

Al cierre de esta edición, la AVS no ha aportado más información sobre la sexta fase de los realojos, de modo que se desconocen los nuevos plazos ni cómo van las obras de las nuevas viviendas (225 en esta fase y otras 203 en la séptima y última). Por la salud física y mental de las familias que todavía sobreviven heroicamente en la UVA, esperemos que no pasen otros 60 años más.

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Corredor interior de los edificios antiguos de la UVA de Hortaleza. M. CARRETERO

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