Los sátrapas fueron poderosos gracias a la maquinaria de su burocracia y otros juegos caprichosos. Realmente, la ocurrencia era acadia, pero los romanos lo copiaron y el sistema se mantuvo “por los siglos de los siglos”. De esto, Larra y Kafka sabían mucho. Una mañana llega al buzón o a pie de puerta de una asociación cualquiera un sobre que es como la caja de Pandora. Entonces se descubre que un diligente equipo de rastreo, cinco años después de aquella subvención de fomento del asociacionismo, reclama no se sabe qué tique indebido u otro formalismo.
Estamos en tiempos en los que la maquinaria burocrática se ha reforzado como poder omnímodo. Sus fundamentos son un complejo entramado de leyes, ordenanzas y otras máscaras que alejan a la ciudadanía de su Administración. Así lo demuestran sentencias como la que recientemente se ha fallado en contra de las asociaciones vecinales, que denunciaban la discriminación en los festejos de 2024.
Los caprichos del concejal presidente se ajustan a derecho, aunque no sean justos, porque no es justo privar a un barrio de las fiestas vecinales que viene celebrando desde hace tres décadas. De esta capacidad son conscientes el Ayuntamiento y las 21 juntas de distrito. Hortaleza es líder en el ejercicio de esta potencialidad, aunque para algunas asociaciones, por fortuna, su uso es arbitrario. La Junta Municipal tiene sus dianas bien marcadas y a ellas se aplica hasta la extenuación.
Por el camino, se pierde participación y cultura. Las entidades diana, que se mantienen por puro altruismo, han de aguantar las acometidas burocráticas, lo que se traduce en la pérdida de fiestas populares, conciertos, exposiciones… Nos empobrecemos como distrito si apagamos los focos de cultura y participación. ¿Qué gana Hortaleza cerrando los conciertos de los Encuentros Culturales Portugalete? ¿Por qué poner trabas a Las Noches del Huerto o impedir las fiestas vecinales?
"Nos empobrecemos como distrito si apagamos los focos de cultura y participación"
Este año se conmemora el 75 aniversario de la anexión de los pueblos de Canillas y Hortaleza a la ciudad de Madrid. ¡Qué gran momento estamos perdiendo para sentirnos orgullosas y orgullosos del pasado y mirar hacia delante por nuestros “pequeños hortalinos”, esos que ya hablan del futuro! Sin embargo, el mal cainita en esta celebración ha excluido a personas y asociaciones que son parte imborrable de nuestra historia por mucho que se empeñe cualquier inquilino del palacete de Villa Rosa en tránsito.
Sabemos que el mundo está cambiando y que la aldea global es, sobre todo, licencias comerciales. Parece fraguarse una guerra mundial de aranceles y a nuestra casa llega antes lo que mueve Amazon que lo que tienes en la tienda de la vuelta de la esquina, pero el precio es la explotación de jóvenes, en especial. Mientras tanto, languidecen como seres en peligro de extinción las galerías comerciales y los mercados tradicionales. ¡Qué bien suena hablar del comercio o el consumo de proximidad! Pero la realidad es que las tiendas de toda la vida tienen sus horas contadas, una sentencia de este estilo de vida del siglo XXI en la que también participamos los vecinos.
Con música infantil, “cantón, cantón, cantón pirulero…” podría ser la letra para lo que ocurre en la Carretera de la Estación de Hortaleza. Tras una remodelación de la zona del pinar del Canto del Águila, frente al mercadillo de los domingos y junto al polideportivo, dos barrios se unían mediante un camino peatonal que permitía también acceder al anillo ciclista. Sin tiempo para estrenarlo y con “nocturnidad y alevosía”, las excavadoras lo rompieron a dentelladas para abrir un precipicio entre la Administración y la vecindad. ¿Por qué remodelar para destruir? ¿Por qué no consultar? Son tantos los porqués de un tiempo de destrucción que no podemos dejar de mirar y compartir el altavoz del interés vecinal.
Ahora llega una nueva oportunidad para la convivencia. Son las Fiestas de Primavera de Hortaleza, un espacio-tiempo para encontrarnos, redescubrir nuestra identidad y confirmar que Hortaleza es un distrito veterano con memoria de pueblo que da cabida a todas y a todos.