Tras la jornada de manifestación del miércoles hasta la Puerta del Sol, los médicos y pediatras de Atención Primaria dieron una vuelta de tuerca para evitar la desaparición de un sistema público de sanidad y anunciaron un encierro indefinido para «seguir visibilizando la situación a la que ha llegado la Atención Primaria madrileña».

Así ocurrió el pasado jueves 19 de enero a las once de la mañana cuando fueron recibidos en su primer día de encierro por Ana, Antonio y otras vecinas y vecinos en el local de la asociación vecinal Manoteras. Era el momento de evidenciar los lazos entre cuidadores y pacientes. Puertas abiertas, llaves en la mano y un abrazo, algo que recogieron medios de comunicación como TVE, La Sexta, Radio Enlace o este periódico.

«A partir de ahora aquí siempre va a haber médicos de familia y pediatras y tanto la presidenta de la Comunidad de Madrid como el consejero de Sanidad pueden acercarse a hablar con ellos para conocer de primera mano cuáles son sus problemas», comentaba Ángela Hernández, secretaria general del sindicato Amyts.

En turnos de ocho horas, las médicas de familia y pediatras se han organizado como si fuera una jornada laboral, «asegurándose de que siempre haya cinco o seis personas como mínimo en el encierro», a pesar de ser la primera vez que se hace una iniciativa de este tipo en una asociación vecinal.

«Estamos en casa de nuestros vecinos, que son nuestros pacientes, que viven en un barrio que lucha para defender la sanidad pública», agradecía el doctor Alfonso López García de Viedma la oportunidad brindada por la Soci de Manoteras para «defender lo que es de todas».

Fue un momento emotivo como pocos. Nunca se había vivido algo similar, pero el punto más conmovedor fue el momento en el que Yolanda Canellas, médica de familia con plaza en el centro de salud Monóvar, hacía la entrega simbólica de su bata. Esta doctora ejemplificaba así la renuncia a su plaza y a su vida en Madrid para mudarse a otra comunidad autónoma donde no se maltrata a los sanitarios y sanitarias.

HORAS PREVIAS AL APLAUSO

El horario laboral impidió que pudieran ir muchas de las personas que querían ir a recibir a sus médicos y pediatras. Por ese motivo, tuvo especial importancia en la agenda del encierro que llegaran las ocho de la tarde. Durante la pandemia, el aplauso a las y los sanitarios fue una corriente fraterna que unió a sanitarios y pacientes.

La horas previas a este momento estuvieron llenas de anécdotas. ¿Cómo no! Algunos vecinos y vecinas acudieron con bollos y con la idea de saber qué necesitaban sus médicos, qué les podían traer. Se ofrecían colchones, mantas… y, más importante, diálogo. Se hablaba y mucho de por qué estaban allí, de qué nos espera si no se consigue que la Consejería de Sanidad responda.

Algunos vecinos y vecinas acudieron con bollos y con la idea de saber qué necesitaban sus médicos

Mientras tanto, el vecindario comenzaba también a organizarse. Tras la reunión preparatoria del miércoles, el pequeño grupo de coordinación se repartía las funciones que atendieran a la infraestructura necesaria, a la difusión mediática y a canalizar el torrente de propuestas que ya están llegando, desde la creación de una canción a la visita de una charanga de Vallecas pasando, claro está, por la visita de todos los colectivos.

Hubo también otra visita, al parecer por denuncia de un vecino de la zona; pero la policía solo hizo acto de presencia y recordó los límites que marcan la ley. Lo que encontraron los funcionarios públicos fue un ambiente de emociones y una total colaboración vecinal.

primer día de encierro

Aplausos a las ocho de la tarde frente a la Soci de Manoteras, con las médicas y pediatras de Atención Primaria. JULIA MANSO

EL APLAUSO, 19.59 HORAS

La presencia de La Sexta a lo largo del día influyó en la visita vespertina a las médicas y pediatras. De hecho, minutos previos a las ocho de la tarde ya se había posicionado a quienes portaban batas blancas en un lado y a los vecinos y vecinas que acudieron desde muy diversos puntos de Hortaleza y de otros barrios en el otro.

La tensión era alta y, de modo espontáneo, rompieron los aplausos un minuto antes de que el reloj marcara la hora. Era un aplauso que contenía el reconocimiento por el sobreesfuerzo de las semanas de huelga, de la represión de quienes denunciaban la situación en los centros de salud, del altruismo de nuestras cuidadoras y cuidadores…

Ahora se encerraban por defender nuestro derecho a la salud sin dejar de trabajar, mal durmiendo en el suelo y dedicando muchas horas y días a estar sin su familia.

La cámaras lo recogieron y Radio Enlace los transmitió en directo. Fran, uno de los médicos, agradeció en nombre de sus compañeros que se estuviera allí, que se dedicara, al menos, un minuto a acordarse de la Atención Primaria. Pedía que este mensaje de apoyo se transmita, que llegue a todos los barrios y, aunque solo sea desde un balcón, no se olvide que es ahora cuando se necesita.

Se ha comenzado en Hortaleza, pero el mensaje está destinado a todos los barrios

Se ha comenzado en Hortaleza, pero el mensaje está destinado a todos los barrios. Es un modo de defensa de la sanidad pública y, en especial, de la Atención Primaria, contra un Goliat que tiene todas las herramientas para desmontar el derecho a la sanidad universal, pero que no puede tener la voluntad de pacientes informados que saben que, si esto no sale, les puede costar la vida antes de tiempo.

Una fina lluvia calaba a quienes acudían a saludar a sus médicas y médicos, por eso salieron fuera del voladizo que los cubría en la puerta de la Soci porque «es el momento de mojarnos todos». Ahí se quedaban a dormir, a comer, a convivir y «a pensar todo lo que se nos ocurra»; ahí esperaban volver a encontrarnos y que este movimiento llegara a otros puntos de nuestra comunidad.

En varias ocasiones, se repitieron los aplausos y el reclamar una sanidad pública, algo que desde hace tiempo no está asegurado. Pocos se querían ir, pero llegó el momento de entrar y prepararse para una noche especial tras un día de enormes emociones, la primera noche de un encierro que da esperanza al derecho universal a ser atendidos por sanitarios independientemente de si tenemos dinero o no.

Luego nos llegaron fotos del encierro. Con sus ropas blancas montaban un tatami que los protegería algo más del frío. Ahí quedaban seis sanitarios con sacos de dormir, algunos prestados, y la satisfacción de saber que tienen de su lado a las vecinas y vecinos de esta y otras muchas zonas de Madrid. ¡Que descanséis, que este viernes os esperan más emociones!

primer día de encierro

Preparándose para pasar su primera noche de encierro en la Soci. MANOTERAS TE ENFOCA

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