Si vives en Sanchinarro o aledaños, estás de enhorabuena. Gracias al nuevo parking disuasorio de Fuente de la Mora, ahora podrás desplazarte en tu coche a la estación intermodal, tomar el metro y después un patinete eléctrico, o un car sharing, moto sharing, BiciMAD, bus, taxi o VTC de la estación más próxima hasta el trabajo.

Tendrás siete opciones distintas de movilidad que podrás ir alternando cada día. Una auténtica yincana que, por cierto, para limpiar conciencias, han dado en llamar movilidad sostenible.

Lo curioso del asunto es que ninguna de esas múltiples opciones disuade a nadie de tener uno, dos o más vehículos privados por vivienda. De hecho, los planes urbanísticos de los PAU hacen obligado el uso del coche: dos plazas de garaje por vivienda, avenidas anchísimas con múltiples carriles, apenas ningún comercio de proximidad ni vida de barrio, grandes superficies comerciales retiradas de las viviendas, etcétera.

Digo más: los nuevos planes de movilidad sostenible no pretenden que nadie renuncie a su vehículo privado, sino que añaden muchos más vehículos a la ecuación de cada familia. Vehículos que, por muy eléctricos que sean, hace pocos años no existían (no hay vehículo más ecológico que la ausencia de vehículo).

Lo curioso del asunto es que ninguna de estas múltiples opciones de movilidad disuade a nadie de tener uno, dos o más vehículos privados por vivienda

No sé a cuántos vehículos tocamos por cabeza, pero me atrevo a decir que son muchos más que antes. Las VTC, por ejemplo, ya son más de 8.300 solo en Madrid que surgieron de la nada para lucro de unos pocos empresarios y además hacen las veces de taxis sin ser taxis. De hecho, nunca contaron con estudios de impacto ambiental ni de incidencia sobre el tráfico ni de viabilidad respecto a los 15.600 taxis que siguen circulando, pero ahora con muchos menos usuarios.

La movilidad sostenible me recuerda a esas mandarinas producidas en Sudáfrica y envasadas en Turquía que luego venden las grandes superficies comerciales (a las que has de ir en coche) e incluyen una pegatina en su bandeja retractilada donde puede leerse: “producto ecológico”.

Qué decir de todas esas grandes compañías que siempre han sido las más contaminantes del planeta y ahora se venden como principales adalides de lo verde. O esas miles de nuevas furgonetas circulando y repartiendo y aparcando en doble y triple fila para entregarte un paquetito en tu propio domicilio (y colapsando, obviamente, aún más el tráfico). No sé, llamadme escéptico, pero creo que con el tema eco nos la están colando.

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