La pandemia frenó en marzo la celebración de carreras en Madrid recluyendo a los corredores en sus casas. Durante el confinamiento, los runners gastaron suela bajo techo, haciendo kilómetros en pasillos o terrazas: el hortalino Cristino Sandoval llegó a completar un maratón en el balcón de su domicilio. Con la desescalada se multiplicaron los corredores que trotan por los parques, pero las restricciones a eventos multitudinarios han impedido hasta ahora el regreso de cualquier competición.

Durante un largo medio año, en la ciudad de las incontables carreras urbanas no se había visto a nadie cruzar una línea de meta. Hasta el pasado domingo 6 de septiembre, cuando el Duatlón de Valdebebas, organizado por la empresa hortalina Eventsthinker, se convirtió en la primera prueba en superar todos los obstáculos que ha impuesto el coronavirus.

José Manuel Martín lleva casi una década organizando carreras en Hortaleza. Con Eventsthinker ha convertido el distrito en un lugar de peregrinación de atletas con competitivos crosses y duatlones (prueba mixta de atletismo y ciclismo), carreras benéficas y una San Silvestre por las calles del barrio. El Duatlon de Valdebebas era una de las primeras citas programadas este 2020, allá por marzo, y la irrupción de la pandemia la suspendió por tiempo indefinido.

“Cuando la aplazamos, a los inscritos les dimos la posibilidad de devolverles el dinero, pero también de guardarles la plaza cuando pudiéramos volver a celebrarla, y el 70% optó por esperar”, cuenta José Manuel, que desde marzo tenía una lista de 166 personas aguardando un pistoletazo de salida. En septiembre, decidió intentarlo con todas las precauciones, y solicitó los permisos para celebrar el duatlón con menos participantes de los habituales y bajo un protocolo de seguridad respaldado por la Federación Madrileña de Triatlón y la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.

Para celebrar la prueba hubo que superar a contrarreloj otra carrera administrativa. El permiso llegó el pasado viernes 4 de septiembre, aunque no fue definitivo hasta el sábado, a menos de 24 horas del duatlón. “Si no es por el concejal, no sale a tiempo”, apunta José Manuel agradeciendo la implicación del presidente del distrito de Hortaleza, Alberto Serrano, para conseguir la autorización municipal. Superado el último escollo, todo estaba preparado para celebrar la primera carrera en el Madrid de la época Covid-19. Una carrera diferente a cualquier otra antes de la pandemia.

Duatlon Valdebebas 3

Cartel con las normas sanitarias para participar en el Duatlón de Valdebebas. EVENTSTHINKER

MASCARILLAS TRAS CRUZAR LA META

Los organizadores se esmeraron para evitar aglomeraciones y garantizar medidas de seguridad que prevengan contagios. “Como era la primera que se hacía, nos daba respeto. Para la recogida de dorsales, citamos escalonadamente a los participantes para evitar aglomeraciones. Se los entregábamos en dos filas, con una pantalla de metracrilato de separación, en un sobre cerrado que incluía la mascarilla que debían ponerse antes de correr”. Algunos corredores fueron citados a las siete de la mañana, dos horas antes de la prueba. “Pero todo el mundo colaboró sin queja”, subraya el responsable de Eventsthinker.

El verdadero reto estaba en la salida, que acostumbra a ser una aglomeración de corredores a mil pulsaciones. En esta ocasión se optó por la fórmula rolling start: los participantes debían formar una fila de a dos, dispuestos como en una parrilla de Fórmula 1, separados por metro y medio de distancia.

El podio estaba formado por tres cajones separados, y las medallas se entregaban en bandeja (de plástico) para rehuir cualquier contacto

Cada cinco segundos, dos corredores tomaban la salida tras despojarse de sus mascarillas en sendos cubos situados en el punto de partida. Cuando finalizaba el tramo a pie y los participantes debían coger las bicicletas, previamente desinfectadas, las encontraban en líneas con otra separación de metro y medio. Al finalizar la kilometrada, coger aire no era una opción: nada más cruzar la meta se entregaba otro sobre con una nueva mascarilla que había que colocarse de inmediato aunque los pulmones implorasen oxígeno.

Ni siquiera hubo relajación en la entrega de premios. El podio estaba formado por tres cajones individuales, y las medallas se entregaban en bandeja (de plástico) para rehuir de nuevo cualquier contacto. “Hemos demostrado que estos eventos pueden celebrar si se hacen con cabeza. Nuestro protocolo es mucho más seguro que el de cualquier bar, y el sector de las carreras era el único que todavía no se había reactivado desde el confinamiento”, proclama satisfecho José Manuel Martín, que no tardará ni una semana en volver a demostrarlo, esta vez con la dificultad añadida de hacerlo sin la luz del día: este sábado 12 de septiembre organiza la Nocturna de Valdebebas, que se celebra al caer el sol con un máximo de 300 participantes.

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Las ganadoras de la prueba en categoría femenina, con el concejal de Hortaleza, Alberto Serrano, a la derecha. EVENTSTHINKERS

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