Tras la gran jornada de inauguración de la hierba artificial en el campo del C.D. Spartac de Manoteras, el club de fútbol amaneció el lunes con los barrotes forzados y las oficinas destrozadas. Pese al duro trabajo que supuso la fiesta, la alegría de sus socios, junta directiva y simpatizantes durante este domingo se ha trocado en profunda decepción tras la acción canalla de individuos que, posiblemente, no pisaban el club por primera vez.
La policía científica ha iniciado su investigación. Entre tanto, el club tendrá que afrontar los daños sin seguro y en un momento en el que la apuesta por la hierba artificial ha supuesto asumir una gran deuda sin financiación pública y con pocos recursos. Afortunadamente, la caja fuerte no fue localizada por los asaltantes.
El titular de esta noticia recoge la frase con la que José Antonio Díaz Fernández, presidente del Spartac, comunicaba la situación a mediodía del lunes 28. Los proyectos sociales del “espartano club” no se habían dejado amilanar ni ante la crisis ni ante el riesgo de equiparar su instalación con la mayoría de los campos de fútbol del Ayuntamiento de Madrid. Que los jóvenes más desfavorecidos pudieran hacer deporte en igualdad de condiciones era un reto muy hermoso que se convertía en realidad durante la jornada dominical. Pero lo lunes son muy duros cuando la barbarie y el desprecio hacia la gente humilde se ceban sobre las ilusiones de todo un barrio.
Afortunadamente, los ladrones no encontraron lo recaudado en la barra del domingo. Después de todo, como comenta el presidente del Spartac, el incidente queda “solo en el destrozo de verjas, ventanas y enseres…”. Como cabía esperar, el ánimo se mantiene muy alto.
Así quedaron las oficinas del club tras el asalto