Las obras del colegio público de Valdebebas son las de nunca acabar. Las familias que empezaron a mudarse en 2013 al nuevo desarrollo urbanístico del distrito tuvieron que esperar casi un lustro para que sus hijos no tuvieran que hacer una excursión diaria para acudir a clase. El año pasado se inauguraba el colegio Alfredo Di Stéfano, pero lo hacía con los pupitres contados: 185 plazas repartidas en ocho aulas para una zona donde ya residen más de 4.000 niños y niñas en edad escolar, según los datos censales.

Pocos días antes del estreno del colegio, el consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, Rafael van Grieken, visitaba el nuevo centro asegurando que este próximo curso habría nuevas aulas para el alumnado de Primaria. La promesa del responsable regional de Educación se cumplirá, aunque las familias temen que será después de las vacaciones de Navidad.

PREOCUPACIÓN

La Asociación de Madres y Padres (AMPA) de Valdebebas lleva alertando, desde octubre del año pasado, de la demora en la construcción de la segunda fase del colegio Alfredo Di Stéfano, que permitirá la escolarización en el centro de 400 niños y niñas. La AMPA mostró primero su preocupación por la tardanza en adjudicar las obras, algo que ocurrió a finales de febrero. Después, ha denunciado reiteradamente el ritmo de trabajo de la empresa adjudicataria, Oproler, que llegó a mantener las obras paralizadas varias semanas.

El pasado 2 de julio, representantes del centro se reunieron con la Consejería y la constructora, que se defendió con excusas de mal estudiante. Según Oproler, los retrasos de las obras se deben a la lluvia de esta pasada primavera, entre otras razones. Sin embargo, la empresa se comprometió a recuperar en septiembre entregando las aulas específicas y el edificio de Infantil ese mes, y a cumplir con los plazos del contrato con la entrega del gimnasio y las pistas antes del 30 de octubre.

El propósito de enmienda de la constructora no genera confianza en la AMPA “dada la experiencia en estos meses pasados” y, sobre todo, porque comprueban a diario la evolución de unas obras que no evolucionan. A finales de julio, a poco más de un mes del inicio de curso, la constructora sigue removiendo tierras en la parcela donde ya tendrían que haber emergido las aulas.

“Esto es una tomadura de pelo”, ha denunciado la AMPA en las redes sociales señalando al consejero Van Grieken. Mientras, la Consejería de Educación asegura a este periódico que “el plan de actuación cuenta con el visto bueno de los padres” de los alumnos y confía en el compromiso de la empresa de cumplir con el plazo acordado porque “las obras avanzan a buen ritmo”.

SIN AULAS

“En todo caso, la Consejería de Educación ha diseñado de forma conjunta con la dirección del centro un plan de actuación en el caso en que se demoraran más de lo anunciado”, añade la Comunidad de Madrid. Y ese plan alternativo, tal y como han transmitido representantes de la Consejería a padres y madres, pasa por habilitar el comedor, la sala de profesores o la secretaría del colegio para dar clase. También que la entrada o los pasillos alberguen algunas actividades escolares de forma temporal. Aunque la eventualidad puede prolongarse meses. “No creo que las obras estén terminadas hasta enero o febrero”, admite un portavoz de la AMPA.

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