La asamblea de socios de la asociación del Centro Municipal de Mayores San Benito, que se celebró el pasado mes de noviembre, fue muy crítica con la junta directiva. Su presidente, Pedro Jiménez, reconoce que “en la asamblea nos han puesto colorados”. La situación ha sido especial y prueba de ello es que desde verano hasta diciembre han pasado cuatro animadoras diferentes, “habiendo estado muchos días sin este servicio” esencial.

Según el censo, a San Benito le corresponden 3.038 socios, pero su junta directiva no recibía información de cuántos participan en el centro o realizan actividades, dato necesario para buscar solución a las listas de espera y evitar una posible infrautilización de los servicios porque “lo que ya tenemos es imprescindible que funcione bien”.

Algo imposible si la empresa adjudicataria del servicio, Aebia Tecnología y Servicios, dejaba durante todo el trimestre sin talleres de baile y variedades a más de cien personas, lo que se percibía como que “se está riendo de nosotros y nos ha dejado de lado”, como reflejó el acta de la asamblea. Pero la queja más alarmante era la falta de ascensor desde junio, con el riesgo que suponía para las personas mayores tener que acceder a la planta de arriba para las actividades.

A la inacción se sumaban recortes, como las salidas por la ciudad, o censuras, como la prohibición a la junta directiva de hacer públicas las propuestas de salidas para los mayores, una junta a la que no se consultaba “a la hora de programar las actividades como establece el reglamento”. Tampoco tras los diez meses de su constitución recibieron acreditaciones ni tuvieron ordenador.

El pasado 17 de enero, la junta directiva dirigió por registro una protesta a la Dirección General de Mayores y Prevención de la Soledad No Deseada

Todo esto y más se le hizo saber al concejal presidente, David Pérez, a través de registro al tiempo que se ponían a disposición los cargos de la junta directiva. No hubo respuesta. Lola Sánchez, también dimisionaria, comenta que “nunca jamás se había sentido como un florero”. Para ella, acostumbrada a la participación, las juntas directivas de estos centros “se limitan a ir a aplaudir al concejal”.

Sin embargo, la dimisión de la junta directiva del San Benito ha empezado a dar algún resultado, pues enero comienza con el monitor que no se había contratado y el ascensor ha empezado a funcionar, aunque mal. No obstante, la falta de respuesta de la Junta Municipal de Hortaleza ha llevado a que, el pasado 17 de enero, aquella junta directiva dirigiese por registro una protesta a la Dirección General de Mayores y Prevención de la Soledad No Deseada confiando “en que tomarán las medidas necesarias para abordar esta protesta de manera adecuada y justa”.

Este es un caso más del “sambenito” de los centros municipales de mayores, dependientes del criterio de quien coordina unas empresas adjudicatarias que aplican distinta calidad y atención al servicio dependiendo del centro. La reacción de la dimisionaria junta del San Benito quizá abra una vía para la mejora de estos espacios de nuestros mayores en los que, a la desaparición de las cafeterías, se le van sumando cada vez más achaques.

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