Por fin han empezado las obras de rehabilitación del edificio 2 de la parcela que albergaba el antiguo colegio Rubén Darío, en la calle Matapozuelos, con el objetivo de convertirlo en la Casa de las Mujeres de Hortaleza, una reivindicación vecinal que ya fue aprobada en el Pleno del distrito en el año 2006 y que ha tardado una década en comenzar a dar sus primeros pasos para hacerse efectiva.

Diez años en los que los edificios abandonados de aquel centro de enseñanza de Canillas sufrieron todo tipo de vandalismo y robo de materiales, además de convertirse en un sitio habitual para hacer botellón. Con todo el peligro que implica, ya que no ha de olvidarse el deterioro causado en los edificios, tanto por estos actos como por la falta de mantenimiento. También se han producido numerosos incendios e incluso, hace un par de veranos, un joven usó una manguera como liana y se cayó desde el segundo piso. Afortunadamente, solo hubo que lamentar un fémur y dos costillas rotas.

Por todo ello, la Junta Municipal de Hortaleza decidió tapiar el edificio en 2015, así como poner un vigilante de seguridad para evitar el acceso al complejo. Pero los vecinos del distrito lamentan que no se haya hecho antes, ya que podría haberse evitado o, por lo menos, paliado el proceso de degradación de los edificios. Sin embargo, ahora, nos enfrentamos a las muy necesarias obras de rehabilitación, que, en uno de ellos, puede suponer que haya que echarlo abajo y volver a construirlo.

OBRAS DE REHABILITACIÓN

En el pabellón 2, futura ubicación para la Casa de las Mujeres, «ha tenido que tirarse todo, menos la estructura y la fachada», como nos cuenta Teresa Riestra, la arquitecta encargada del proyecto.

«Hemos eliminado las escaleras de entrada y los dos niveles sustituyéndolos por rampas; junto a la escalera, va a construirse un ascensor, y la entrada al centro va a trasladarse a la fachada oeste para mejorar el acceso. Además, buscamos que sea un edificio energéticamente eficiente, por lo que vamos a poner un buen aislamiento y una cubierta blanca, que se comporta muy bien térmicamente.»

Casa de la Mujer 2Obras en el interior del edificio 2 del colegio Rubén Darío / Foto Sandra Blanco

Respecto a la distribución del espacio, «en la planta baja, habrá despachos de atención individual con médicos, psicólogos, abogados, agentes de igualdad, etc., un salón de actos multiusos y una ludoteca; mientras que, en la planta de arriba, se ubicarán los diversos talleres y, en la pista deportiva situada entre los edificios, el huerto urbano». Según nos cuentan los técnicos del Ayuntamiento, «si todo va bien, puesto que hemos tenido ya varios robos de material que han provocado diversos retrasos, esperamos que el edificio esté listo el próximo mes de julio».

GESTIÓN PÚBLICA

El proyecto, que cuenta con una inversión a cargo del Fondo de Reequilibrio Territorial de 300.000 euros y 1.280.000 euros del proyecto de presupuestos generales del Ayuntamiento para el 2017, no acaba de convencer en la asociación vecinal Villa Rosa, abanderada de esta causa desde sus inicios, lamentan no haber conseguido que se construyese una Casa Integral de la Mujer con los cuatro edificios, como se planteaba en el Proyecto de Villa Rosa creado por Juana Sánchez, aprobado en el 2008) y desarrollado ahora por Esperanza de la Encarnación, actual responsable de la sección de mujeres de la asociación.

«También planteamos que el centro sea de gestión y titularidad pública, con un matronato supervisor. Es decir, un consejo formado por mujeres de las asociaciones participantes que se encargue de supervisar el proyecto (no de gestionarlo), de hacer llegar las demandas de las mujeres del barrio, de organizar las actividades y talleres del centro, de mantener las relaciones con el consistorio y de conseguir fondos», lo que daría respuesta al mayor interrogante de todos: ¿cómo gestionarla?

Casa de la Mujer 3El antiguo colegio Rubén Darío, desde el interior de la futura Casa de las Mujeres / Foto Sandra Blanco

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