Ni en sus sueños más distópicos los vecinos de Las Cárcavas y Valdebebas hubieran imaginado que, al asomarse a la ventana, iban a ver un circuito de Fórmula 1, pero la realidad supera a la ficción. Quienes pagaron un alto precio por vivir en un barrio que se caracteriza por estar rodeado de extensas zonas verdes, esperaban escuchar los pajaritos en lugar del rugido de los motores, y contaban con tener servicios colegios, centros de salud, bibliotecas, huertos urbanos pero tendrán un espectáculo que supone más asfalto y contaminación.

La realidad es que Ifema consorcio público integrado por la Comunidad, el Ayuntamiento, la Cámara de Comercio y MonteMadrid está ya construyendo el bautizado como MadRing, el circuito urbano que del 11 al 13 de septiembre de 2026 acogerá el Gran Premio de España. Tres días de competición acompañados de todo tipo de actividades, un “espectáculo total”, según los organizadores. El proyecto, que el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, dijo que “no costaría un euro” a los madrileños, se financia con los beneficios de la institución ferial, que genera el 2% del PIB de la Comunidad de Madrid, insisten desde Ifema. De momento, construir el circuito tendrá un coste de 83,2 millones de euros, con un retorno de 450 millones que esperan obtener de beneficio.

Frente a este proyecto ha surgido la plataforma vecinal Stop Fórmula 1 Madrid, que reúne a entidades vecinales de los distritos de Hortaleza y Barajas (por los que discurre el circuito) y organizaciones ecologistas con el objetivo prioritario de paralizar el evento. “Aquí sólo hay una negociación posible, y es que saquen el circuito del barrio”, resume Constantino Blanco, portavoz de la plataforma en la que hay vecinos de Las Cárcavas, de Valdebebas y también de los barrios de San Lorenzo y Villa Rosa que temen que el ruido cruce la M-40 e impacte en sus fachadas.

Las obras ya están en marcha a cargo de las empresas Acciona y Eiffage en la gigantesca parcela de 50 hectáreas propiedad de Ifema que albergaba el festival de música Mad Cool en Valdebebas: Pero los trabajos también afectan a las calles Ribera del Sena y Vía de Dublín, donde el Ayuntamiento ha permitido eliminar la mediana y cuatro rotondas, mover el alcantarillado y meter una gruesa capa de asfalto específica para las carreras. Estas obras durarán hasta septiembre, calculan. Una vez terminado, se espera la homologación de la FIA, la federación internacional de automovilismo que regula el campeonato mundial de F1.

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Constantino Blanco, con megáfono, portavoz de la plataforma Stop F1 Madrid, durante una protesta vecinal el pasado mes de julio. JULIA MANSO

VALDEBEBAS BUSCA DIÁLOGO

La asociación vecinal de Valdebebas considera que impedir la F1 es imposible, y prefiere colaborar. “Queremos potenciar lo positivo y mitigar lo negativo”, dice su portavoz, Julia Corona, que reconoce que “ojalá hubiera un eventódromo en Madrid, bien alejado y aislado”. En una encuesta realizada por la asociación en enero de 2025, un 53% de los participantes estaba en contra del Gran Premio, pero en la zona de Cárcavas Oeste (barrio de San Antonio) el rechazo llegaba hasta un 77%.

Ruidos, contaminación, problemas de movilidad en el barrio y pérdida de arbolado son los temores que mencionan los residentes. La asociación vecinal de Valdebebas no forma parte de la plataforma que se opone al circuito, como tampoco lo está la asociación vecinal de Las Cárcavas-San Antonio, que se muestra resignada a la celebración del evento frente al barrio. “Intentaremos minimizar los efectos negativos, porque aquí, que no tenemos comercios, no aportará ningún beneficio”, explica el presidente de la asociación, Laureano Díaz.

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Plano del circuito de Fórmula 1 de Madrid en los recintos feriales de Ifema y los barrios residenciales más próximos.

638 ÁRBOLES AFECTADOS

De momento, la plataforma Stop Fórmula 1 Madrid recoge firmas en la web change.org y ha organizado acciones como la concentración celebrada el pasado 21 de julio para denunciar la desaparición del arbolado en las calles por las que pasará el circuito: el último plan de impacto ambiental cifra en 638 los árboles afectados por el circuito, de los cuales 585 se trasplantarán y 30 serán talados por su mal estado.

Hasta ahora, según datos de Ifema, se han trasplantado 177, entre ellos las palmeras que sobrevivieron milagrosamente en el solar del Mad Cool, arbolado de alineación de la calle Ribera del Sena y los seis olivos centenarios ubicados en las glorietas de la Vía de Dublín que motivaron la protesta en julio, y que han sido trasplantados a la entrada de los recintos feriales. “Nos dicen nuestros ingenieros agrónomos que aquí están mejor que en la rotonda”, defienden desde Ifema. La duda razonable es si trasplantar ejemplares en pleno mes de julio es una práctica que dé resultados, reconocen los portavoces de Ifema, “pero el timing de la obra lo exige”. “Si luego se secan, ya nadie dirá nada”, lamenta Constantino Blanco, portavoz de la plataforma vecinal.

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Olivo centenario de la Vía de Dublín, durante su traslado el pasado mes de julio. MARÍA ROLDÁN PAZOS

90 DECIBELIOS EN CASA

Lo más impactante del impacto que tendrá el circuito es el ruido. Si algo define a la F1, ese festival de los combustibles fósiles, es el rugido de los motores durante “13 horas en tres días de actividad automovilística”, acotan desde MadRing, con vehículos que darán 60 vueltas a 300 kilómetros por hora en un circuito de casi cinco kilómetros y medio. Entrenamientos, clasificación y carrera de F1, pero también de F2 y F3, que son “coches peores, más ruidosos”, según Blanco.

El mapa de ruidos que se distribuyó inicialmente sitúa en 90 decibelios la zona de mayor impacto, justo en la calle Francisco Umbral, que separa las viviendas de Las Cárcavas-San Antonio del futuro circuito. “Primera línea de playa”, lo han bautizado los residentes que viven a tan solo 30 metros del trazado que discurre por dentro de la parcela de Ifema en Valdebebas. “Si 70 decibelios puede ser el ruido de un bar molesto debajo de tu casa, y con 80 la ley exige cascos para trabajar, 95 decibelios no es un 30% más, es mil veces más ruido, es una hecatombe”, explica Constantito Blanco. Hasta se llegó a decir que se barajaba el traslado de las 300 familias más afectadas por el ruido durante el Gran Premio, algo que niega la organización.

“¿A qué legislación te agarrabas para hacer eso? Cuando trasladas a la gente es porque ha habido un desastre natural, y esto sería un desastre municipal”, expone Nira Juanco, portavoz de MadRing. En su opinión, todavía no se puede calcular qué niveles de decibelios provocará el evento porque la próxima temporada se estrenan nuevos vehículos con motores del 40% eléctrico y 60% de combustión, que serán menos ruidosos. “Por mucho que pongas pantallas habrá casas afectadas reconoce Juanco pero son solo tres días al año”. Es más, aventura que probablemente “vaya a ser decepcionante” el ruido durante el Gran Premio de España porque los avances en automoción han conseguido que ahora “se pueda hablar en un paddock”, comenta esta periodista especializada en motor. Tres días, responden los vecinos, “pero durante diez años”, que es la duración de la licencia de la FIA para MadRing. “El resto del año no tenemos licencia para eventos ni ninguna otra actividad deportiva”, recalca la portavoz del nuevo circuito.

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‘Roadshow’ de Fórmula 1 en los recintos feriales el pasado mes de junio. IFEMA

De momento, las obras suponen un inmenso movimiento de tierras se llegó a trabajar en horario nocturno para cumplir plazos, pero las quejas obligaron a suspenderlo que están dejando un gran talud frente a las casas de la calle Francisco Umbral. La cota de entrada de la pista, según datos de los promotores, está por debajo de la avenida. “Es un talud natural anti ruido, además de las gradas y las pantallas”, explica Juanco. En la zona de la avenida de las Fuerzas Armadas, donde ya se ve el impresionante peralte de la gran curva bautizada como Monumental, “se contiene el ruido con la propia grada”, algo que los vecinos de Valdebebas no tienen tan claro.

Luego está la recta de la avenida Ribera del Sena, uno de los puntos de aceleración especial o DRS, donde habrá gradas en el lado del ferial, en el que se ubicará el paddock, pero ningún obstáculo hacia la M-40, lo que hace temer que el estruendo cruce hacia las viviendas del barrio de Villa Rosa y la avenida de Machupichu, a menos de 400 metros.

MOVILIDAD AFECTADA

Para continuar, están los problemas de movilidad en Valdebebas, un barrio con problemas de conexión. “El plan no estará listo hasta septiembre”, apunta Julia Corona, de la asociación vecinal de Valdebebas. La implantación del circuito de F1 y de la Ciudad de la Justicia les ha llevado a señalar que es “aún más necesario” el proyecto de conexión del barrio con la M-40 vía la R-2, una vieja reivindicación.

Los cortes de tráfico para montar y desmontar, que al principio se dijo durarían cinco meses, puede que no sean tanto: “Ifema nos dice que no, el corte va a ser dos semanas antes, y dos o tres días después para retirarlo: el segundo año tardarán menos porque ya está ensayado”. Las obras actualmente en marcha, que dejan ya todo listo para el futuro, se prevé que terminen en septiembre. “Lo que estamos mirando es que la Vía de Dublín no tenga afectación ni los días de carrera, y en la calle Francisco Umbral, en el tramo más estrecho, es media calle: en el resto cabe el bus, las emergencias… “ dice Corona. Mientras, la plataforma Stop F1 coge impulso para continuar las protestas tras el verano. En septiembre, avanza Constantino Blanco, volverán “a salir a la calle a un año vista del Gran Premio”. Los recursos legales y la oposición política también seguirán en marcha.

Para Ifema, hacer un circuito urbano en lugar de llevar el espectáculo a un lugar alejado es parte de la estrategia de convertir la F1 en un “espectáculo total”, que incluye gastronomía, conciertos y lujo a pocos minutos del centro de Madrid, pero con precios poco asequibles: las entradas básicas, las “pelouses”, de a pie, pueden costar 200 euros, mientras las de paddock, que incluyen todo tipo de “hospitality” como restauración, entretenimiento y zonas privadas, pasan de los 1.000 euros, calculan los organizadores, que aún están buscando patrocinadores.

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