A unos escasos metros de la calle Andorra, en pleno corazón de la Colonia de la Esperanza, se halla escondida una joya de la educación y la cultura de nuestro distrito: el Centro de Educación de Personas Adultas (CEPA) Pablo Guzmán, que debe su nombre a un maestro que trabajó durante muchos años con adultos. Entre sus principios, “la educación para la democracia y la participación, con un aprendizaje que permita desenvolverse en el mundo de manera personal y crítica”.
Las Escuelas de Adultos suponen una riqueza para la educación de la sociedad que no puede ser ignorada, garantizando a las personas el derecho a aprender en cualquier momento de su vida. Y eso a pesar de los constantes ataques de los que vienen siendo víctimas desde hace ya muchos años por parte de la misma administración que debería protegerlas: el gobierno de la Comunidad de Madrid.
El aumento de las ratios de los grupos, el agrupamiento en clases de español para extranjeros de todos los alumnos matriculados independientemente del nivel, o el recorte de la oferta de las enseñanzas para el desarrollo personal y la participación, donde ya sólo se pueden impartir informática o inglés, siempre y cuando se autorice desde dicha administración. En esta última rama formativa, más ligada a la educación no formal, se han eliminado en los últimos años las clases de pintura, historia del arte, francés o italiano, entre otras.
Una segunda oportunidad
Uno de los grandes logros de las Escuelas de Adultos es el hecho de ofrecer la oportunidad de aprender a todas aquellas personas, fundamentalmente mujeres, a las que se las privó del derecho a la educación en los durísimos años de la posguerra y la dictadura franquista. Mujeres como mi madre, que con la valentía que mamaron durante toda su vida, decidieron volver al ‘cole’ para aprender todo aquello que les negaron en su infancia.
Además, estas Escuelas tienen en su filosofía convertirse en un lugar de encuentro abierto para los vecinos y vecinas, un lugar para participar de la cultura, el conocimiento y la convivencia. Para ello, organizan charlas, debates y tertulias literarias por las que han pasado importantes escritores como Manuel Vicent, José Luis Sampedro o Inma Chacón, entre otros. También jornadas interculturales, visitas a museos, excursiones y teatro. Esta riqueza no puede perderse, y hemos de estar todos y todas en pie de guerra para defenderlas, matriculándonos en sus cursos, acudiendo a sus actividades e integrándolas en la vida del barrio.
Lo que se dice en este articulo es muy cierto el Pablo Guzmán estuvo muy bien durante unos años fuimos muchos vecinos del barrio los que nos beneficiamos delos conocimientos que allí impartían ahora hay pocas cosas para los mayores pero ami me gustaría denunciar si me lo permiten que tenemos un colegio en el barrio se llama Ruben Dario y esta abandonado a lli se mete gente y lo están destrozando hace poco hubo fuego y es una pena porque es un colegio hermosisimo y lo están dejando que se hunda en este barrio ya somos muy mayores la mayo ria y se necesita mas centros para nosotros y yo con el apoyo de muchos vecinos pedimos que en vez de dejar que ese centro se pierda que la comumidad o el ayuntamiento lo recuperara como centro de dia para los vecinos del barrio por favor publicarlo y muchas gracias
Hola Elena, muchas gracias por tu comentario.
En el periódico hemos publicado más de un artículo sobre la situación de abandono del antiguo colegio Rubén Darío, como este: https://www.periodicohortaleza.org/el-ayuntamiento-sella-los-accesos-al-ruben-dario/
Un saludo
Sobre el colegio de adultos de Pablo Guzmán; os diré que soy una alumna de él y estoy muy agradecida, aparte de darnos cultura general, nos ayudan a saber relacionarnos con otras personas, también visitamos la ciudad y sus monumentos,ir al teatro y muchas más actividades que a nuestra edad no lo haríamos por iniciativa propia.
Así que solamente decir que por favor no se cerrara, perjudicaría a muchas personas mayores y no tan mayores que acudimos a él
Que alegría ver en el periódico a mi «cole» del que soy alumna desde años, después de haberme jubilado,empece para hacer algo y esto es como una droga hay días que estoy mas tiempo allí que en casa.
Hay buen ambiente y de los profes que voy a decir que no haya dicho ya mas veces.
Solamente decir que hay que cuidarlo como si fuera una cosa delicada.
Los que no lo conozca por favor acercaros y hablar con Carmen, (la directora) o con cualquier profesor que esté por allí.
Os sorprendereis
Tengo una pregunta chic@s de 18 años pueden entrar al colegio
Espero respuesta se los agradeceria muchisimo.