Son los primeros en entrar a la biblioteca. A las ocho y media de la mañana, ya hay jóvenes esperando, sin agobiar, a unos metros de distancia. Siempre amables y atentos, pese al frío o la lluvia, enfilan directos hacia la sala de lectura conscientes de sus responsabilidades. Exámenes y oposiciones les tienen angustiados, pero es raro, muy raro, que se quejen de algo.
La juventud de nuestra biblioteca, como la juventud de Hortaleza, es admirable. Su paciencia es infinita, y su creatividad muy grande, como observamos en el distrito. Es una pena que nuestra vieja y pequeña casa no pueda ofrecer a los jóvenes un espacio para actividades (ni a la infancia).
Toda la población debe sentir que tiene un sitio en la biblioteca, pero los centros de concepción tradicional no se lo ponen fácil a los jóvenes
Además, cada vez son más los chicos y chicas que desean colaborar de algún modo con la biblioteca; y entre las obligaciones del centro, no hay que olvidar, se encuentra la de satisfacer las necesidades y demandas de una población esencial en la cadena de lectura, por hallarse entre medias de la infancia y de lo plenamente adulto.
De nada sirve fomentar el hábito de leer en los niños y niñas para luego desentenderse cuando estos cumplen 14 años. Por no hablar de desarrollo personal: las energías de los zagales piden a gritos mesas, sillas y pantallas propias.
Toda la población debe sentir que tiene un sitio en la biblioteca, pero los centros de concepción tradicional no se lo ponen fácil a los jóvenes. Como en la biblioteca Huerta de la Salud, lo habitual es que sus colecciones se localicen en pasillos, rincones o en espacios sobrantes. Influye, eso sí, que se trata de fondos no muy amplios, al corresponder a una sección muy limitada en títulos editados, sobre todo en poesía y teatro.
La biblioteca Huerta de la Salud quiere potenciar su servicio a los jóvenes del distrito
Por fortuna, estos planteamientos están quedando obsoletos y, en los diseños de las nuevas bibliotecas en el mundo, incluido España, se está optando por dotar a los jóvenes de más cantidad de libros y de salas propias para el desarrollo, por ejemplo, de talleres de escritura creativa, artes escénicas, poesía, pintura, cine e imagen, juegos de informática, diseño, clubes de lectura, cómic, grafiti, radio… En no pocos casos, se están creando bibliotecas específicas juveniles.
La biblioteca Huerta de la Salud quiere potenciar su servicio a los jóvenes del distrito. Hasta la fecha, ha realizado, con los adolescentes, actividades relacionadas con el mundo del cómic o visitas al Silo y, con los de mayor edad, visitas guiadas por el casco histórico. Algunas de las iniciativas las ha llevado a cabo con colectivos, otras con centros de enseñanza. La biblioteca apenas puede plantearse actividades en su interior, pero sí en el parque que la arropa, en el viejo pueblo o en el distrito. Hortaleza es, en todos los sentidos, muy grande.