Cuando el 11 de marzo el Gobierno decretó el cierre de todos los centros educativos por el estado de alarma, los profesores, estudiantes y familias de Hortaleza se enfrentaron a una situación insólita. Nunca se había vivido un apagón educativo semejante, que afectaba a más de 30.000 alumnas y alumnos de nuestro barrio.
Las reacciones fueron de incertidumbre y temor ante la magnitud de la interrupción y la carencia de un plan de contingencia. Transcurridas ya varias semanas, los centros educativos de Hortaleza han ido desarrollando fórmulas que facilitan la transición al modelo digital.
“Pocos profes usaban el 10 de marzo las plataformas virtuales, ahora somos expertos en la material" Cristina Sandoval, instituto público Arturo Soria
Así, lo que en un primer momento fue improvisación, con los días, se ha ido convirtiendo en procesos telemáticos que intentan crear cierta normalidad educativa entre los alumnos. Lo explica con estas palabras Cristina Sandoval, jefa de estudios del instituto público Arturo Soria: “Pocos profes usaban el 10 de marzo las plataformas virtuales, ahora somos expertos en la materia”.
ENSEÑANZA ‘ONLINE’
Esta transición ha sido posible gracias al trabajo titánico del personal directivo y docente de los centros escolares que, como admite Mirentxu Arias, directora del instituto Conde de Orgaz, se siente al borde de su capacidad: “No te exagero si digo que estamos trabajando más que nunca porque no tenemos horario. Yo no tengo corazón para no contestar un correo, aunque llegue a las nueve de la noche”.
La batería de herramientas tecnológicas puestas a disposición de los escolares da buena cuenta del enorme trabajo de los centros para adaptarse a la nueva situación. En el colegio público Juan Zaragüeta, María Paz Puebla, profesora de música, comenta algunas de las estrategias adoptadas: “Desde el primer día, se les ha ido entregando una recopilación de tareas y actividades de todas las áreas curriculares por plataformas informáticas. Algunos profesores han proporcionado sus números de teléfono para resolver dudas de manera individualizada”.
En el Conde de Orgaz, el menú tecnológico es sorprendente. El centro dispone de una plataforma denominada Classroom y los profesores también tienen Educamadrid, algunos incluso están dando clase por videoconferencia siguiendo el mismo horario que tenían antes.
“Estamos trabajando más que nunca porque no tenemos horario” Mirentxu Arias, instituto público Conde de Orgaz
Como explica Mirentxu: “El mismo día que cerramos el instituto encargué una pizarra, la colgué en mi librería y sigo con mis clases de segundo de Bachillerato por videoconferencia y en un canal de YouTube que he creado. Hemos tenido que dar un impulso enorme a las nuevas tecnologías y aprender a evaluar de otra manera”.
Con palabras similares se expresa Cristina Sandoval para describir la puesta en marcha de una auténtica escuela en casa: “El profesorado se puso manos a la obra de un día para otro, formándose por su cuenta, pidiendo ayuda a compañeros más competentes y usando los medios de los que disponen en su casa, o comprando dispositivos para poder llegar mejor al alumnado”.
En el colegio El Valle de Sanchinarro, Ester Cano, profesora de Primaria, describe una situación parecida: “Hemos tenido que aprender a trabajar de manera totalmente diferente a la que acostumbramos, pero también nos ha servido para desarrollar la creatividad, reciclarnos y aprender nuevas formas de enseñar”.
BRECHA DIGITAL
Sin embargo, la realidad del día a día escolar en los tiempos del coronavirus dista mucho de ser un camino de rosas. Como se lamenta Mirentxu: “Todo esto es fantástico, pero luego está la realidad: ¿cuántos alumnos pueden seguirnos?”.
Desde que empezaron a vislumbrarse las dimensiones colosales de la pandemia, las dudas en torno al cierre o no de los centros escolares quedaban patentes en el vaivén de declaraciones contrapuestas que los especialistas exponían.
La razones para desaconsejar el cierre de las aulas eran claras: más allá del impacto económico que supone compaginar trabajo y niños en casa, la suspensión de las clases conlleva desigualdades educacionales, ya que familias con menor poder adquisitivo suelen tener niveles más bajos de educación y menos recursos para compensar la pérdida de clases.
La brecha digital entre los escolares se ha hecho más evidente que nunca y, con ella, las desigualdades en el acceso a la educación: quienes carecen de una conexión a internet y de un dispositivo con el que acceder a los recursos escolares online son los más perjudicados.
El alumnado sin internet y un dispositivo para acceder a los recursos escolares ‘online’ es el más perjudicado con la suspensión de las clases presenciales
Según los estudios realizados por el Conde de Orgaz, prácticamente el 98% del alumnado cuenta con conexión a internet en el hogar, pero solo el 65% tiene un ordenador propio. El resto lo comparte con sus hermanos o hay solo uno para toda la familia. Esto supone un importante obstáculo porque, como explica Mirentxu: “A veces nos cuentan que les cuesta seguir el ritmo de las clases porque tienen que esperar a que sus padres terminen el teletrabajo”.
Una situación parecida se vivió en el instituto Arturo Soria, como relata Cristina Sandoval: “Dedicamos la segunda semana a llamar a todas las familias del alumnado que no se conectaba para detectar el porqué. En algunos casos no tenían conexión a internet, en otros solo tenían un dispositivo y tres o cuatro criaturas, en otros las familias creían que eso de las clases a distancia era solo en algunos coles…”.
“En Infantil, la brecha digital no es tan grande, pues es más fácil guiar a las familias” Ester Cano, colegio El Valle
En el Liceo Francés, a la carencia de herramientas tecnológicas entre parte del alumnado se añade un segundo problema. Lo explica Elena de la Dedicación, profesora del centro: “Una gran parte de nuestro alumnado viene de familias españolas en cuyos hogares no se utiliza el francés”.
Para Ester Cano, el colegio El Valle es consciente de que hay un número de familias que no pueden acceder a las plataformas en las que se cuelgan los trabajos, por lo que se realiza un seguimiento telefónico. “En Infantil, esa diferencia entre las familias que puedan acceder o no a los medios telemáticos no es tan grande, ya que es más fácil guiarlas”.
APORTANDO SOLUCIONES
La brecha tecnológica entre el alumnado ha llevado a algunos centros a dar un paso más. En el instituto Conde Orgaz, se ha desmantelado una de las aulas de informática para ceder ordenadores a los alumnos y el AMPA se ha ofrecido a comprar tarjetas móviles de datos para quienes no dispongan de conexión para trabajar.
Por su parte, en el instituto Arturo Soria se han confeccionado listas de alumnos que carecen de dispositivos o de conexión y se han solicitado a la Consejería, se han prestado equipos del instituto y ofrecido tarjetas de datos. “Casi todo nuestro alumnado está conectado, pero quedan algunos que son los olvidados siempre, los de abajo, a los que no llegan ni los Servicios Sociales… A esos les entregamos las tareas en papel”, puntualiza Cristina Sandoval.
En los institutos Conde Orgaz y Arturo Soria, se han prestado dispositivos del centro y ofrecido tarjetas de datos a los alumnos que los necesitaban
Sin embargo, cada vez son más las dudas en torno a las repercusiones de la falta de clases en los estudiantes. Nadie tiene respuestas a las muchas preguntas que surgen a diario y que afectan de lleno al futuro de los alumnos. Pero lo que parece claro es que el personal docente y directivo de nuestros centros escolares permanecen firmes en su determinación de seguir siendo un faro en tiempos donde la emergencia no solo es sanitaria, sino también educativa.