Hortaleza es un barrio de contrastes. Como una réplica en pequeño de Madrid, la ciudad que se enorgullece, y con razón, de su multiculturalidad, en nuestro barrio es fácil encontrar paisajes y gentes completamente diferentes con solo andar unos pocos cientos de metros.

Del viejo pueblo donde nace el barrio, con sus casas bajas que aún remozadas no han perdido su sabor original, a la señorial avenida de Arturo Soria hay acaso diez minutos de paseo. Y basta con cruzar un par de calles para pasar de los bulliciosos rincones de Canillas o Esperanza, con su mercado de Nápoles, a la zona francesa, en la que el Liceo marca el rumbo de la vida diaria.

Precisamente en esa zona, en la que hay desde librerías hasta creperías que uno podría encontrarse en cualquier barrio de París o Marsella, se encuentra el Food Romance, un negocio regentado por Melanie Dyé, una francesa nacida en Tours, pero que pasó su infancia en Bretaña y que con 22 años aterrizó en Madrid.

Food Romance es un negocio regentado por Melanie Dyé, una francesa nacida en Tours que pasó su infancia
en Bretaña y con 22 años aterrizó en Madrid

Hortaleza no fue su primera opción. A su llegada a la capital se instaló, como tantos jóvenes, en el centro. Sin embargo, pronto conoció al que es hoy su marido, un hortalino que vivía en Arturo Soria y que había sido alumno del Liceo Francés. Poco después se mudó con él al barrio, del que Melanie destaca, sobre todo, eso, que es un barrio, barrio, con muchos matices y mezcla de gentes, con calles tranquilas y otras que rebosan vida. Para ella es casi como un pueblo, en el mejor sentido de la palabra, un lugar en el que todos se saludan y la gente pasa a la tienda a charlar un rato.

TIENDA, ESCUELA DE COCINA Y MUCHO MÁS

Food Romance es eso, una tienda, pero es muchas cosas más. También es una escuela de cocina con una amplia oferta de cursos de diferentes cocinas del mundo y especialidades, dirigidos tanto a adultos como a niños, y con un propósito claro: que la gente se reúna, elabore, aprenda y comparta un buen rato alrededor de los fogones.

Además, tienen una parte de tienda donde se pueden encontrar grandes marcas de reconocido prestigio para aficionados al mundo culinario y otras de uso exclusivo profesional. Con esto, Melanie ha conseguido traer al barrio prestigiosas marcas de cocina y pastelería y hacerlas accesibles para todos.

Aparte de la tienda, también es una escuela de cocina cuyo propósito es que la gente se reúna, elabore, aprenda
y comparta un buen rato alrededor de los fogones

La decisión de ubicar Food Romance en Hortaleza estuvo clara para Melanie desde el principio. Este barrio ofrece multitud de ventajas: es un lugar bien comunicado, con metro y varias líneas de autobús cerca, pero además es tranquilo, por lo que pueden ofrecer una atención muy personalizada. La presencia de la colonia francesa que atrae el Liceo fue otro factor que tuvo en cuenta.

Por si todo eso fuera poco, Melanie sufrió un flechazo con el local: una casa típica del barrio de Portugalete que hace chaflán en las calles de Ulises y Puerto de Santa María y está decorado con un gusto tan exquisito como la comida que se puede preparar allí. Como Melanie afirma, “para los talleres es un espacio genial, porque literalmente la gente se siente como en casa”.

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Foto DANIEL MILLS SALCEDO

En Food Romance se puede encontrar casi todo lo relacionado con el mundo de la cocina. Pero lo más atrayente son, quizá, los cursos. A través de un calendario establecido, se imparten talleres tanto mensuales, con asistencia de tres horas por semana, como monográficos, también de tres horas y dedicados a carnes, arroces, cocinas del mundo, platos de cuchara, macarons, hojaldres, tartas y tartaletas…

Se pueden confeccionar talleres a medida según las necesidades, tanto para particulares como para empresas

Pero no solo eso. También se pueden confeccionar talleres a medida según las necesidades, tanto para particulares como para empresas; así como dirigidos a niños a partir de 8 años y a padres con hijos (a partir de 6 años) para que empiecen a disfrutar con la gastronomía desde pequeños, o simplemente para que celebren un cumpleaños original y sorprendente.

Porque, a fin de cuentas, pocas cosas representan tan bien la convivencia como la buena comida compartida. Eso es lo que ofrece Food Romance. ¿Quién puede resistirse?

 

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