Diálogo, confianza e inversión han sido las tres razones que han permitido que el rocódromo de la calle Bacares, junto al metro Manoteras, haya escalado una cima poco habitual en tiempo récord. El diálogo surgió desde que Ignacio Domínguez presentara en nombre de la asociación vecinal Manoteras las demandas de escaladoras y escaladores habituales de esta estructura del rocódromo.
Fue un diálogo a muchas bandas y con muchos teléfonos personales compartidos, incluso del arquitecto responsable de la reforma. El proyecto se desarrolló de modo compartido y se confió, especialmente, en el criterio técnico de los escaladores.
Todo ello no era suficiente sin los más de 55.000 euros que hubieron de invertirse. Ahora sus instalaciones funcionan a toda máquina y se espera una gran fiesta de la escalada a modo de inauguración; aunque para gran fiesta la que se dieron los escaladores en la tercera semana de abril con brocas, percutores y sika instalando las nuevas presas. A la espera de algún retoque en la zona circundante, el “roko ha renacido”.
Sin embargo, para quienes hacen del vértigo un proceso de inteligencia capaz de elevar al ser humano a cualquier cima, esta actuación solo es la primera fase de reformas que aprobó la Junta Municipal de Hortaleza el pasado mes de julio, gracias al esfuerzo de la comunidad escaladora y al grupo autogestionado Manotas Climb, que en estos meses no ha estado parado y se ha constituido en el Club de Montaña Manoteras, integrado como uno más de los colectivos en la Coordinadora de Manoteras.
GARANTÍAS DE SEGURIDAD
Entre las medidas que ha llevado a cabo el Ayuntamiento, destacan la ampliación y reestructuración de asientos, la colocación de grava para amortiguar en posibles caídas y la instalación de dos nuevos focos, también por una cuestión de seguridad.
Como medida estrella, ya está abierto al público el parque de street workout con el objetivo de impulsar el entrenamiento en la calle, usando el propio cuerpo y el entorno en movimientos propios de la calistenia (ejercicio físico basado en el peso del propio cuerpo).
A medio plazo, en el proyecto presentado por el grupo de escaladores se plantea la llegada del carril bici para comunicar con el anillo ciclista, una propuesta bien fundamentada dado que este rocódromo es visitado por deportistas de zonas muy distintas de la ciudad. Ello hace que este espacio comience a quedar chico y, de ahí, la solicitud de un nuevo monolito.
Desde su construcción, hace 19 años, el rocódromo de Manoteras se ha convertido en un referente de cuidado del espacio público y de autogestión, un modelo muy apreciado por la comunidad escaladora quienes, a través de Manotas Climb, han colaborado en su mantenimiento y se han hecho cargo de muchas de las reparaciones que precisaba la estructura a través de participativas formas de autofinanciación.