Según la Real Academia Española de la Lengua, desahuciar es “despedir a un inquilino o arrendatario mediante una acción legal”. Firmas un contrato con una letra pequeña, insignificante para la vista, pero que permitirá a tu arrendador arrebatarte el hogar en caso de impago. Si el arrendador es un banco, entonces puedes ir olvidándote llegar a un acuerdo para quedarte en tu casa; pondrán a su bufete de abogados manos a la obra.

Algo parecido es lo que le ha pasado a nuestra vecina Rosa. “Ruin y mezquino”. Así lo califica Álvaro, su hijo y la persona que se esta encargando de difundir el desahucio que quieren ejecutar sobre la casa familiar.

El caso

Las causas de este desahucio vienen a raíz de una deuda de su marido (divorciados desde hace años, y con quien ya no tienen relación alguna), por la cual ya le ha sido embargada una casa en Alcalá de Henares en la que él, a título propio, se hipotecó.

Al no verse saldada la deuda con este embargo el banco optó por embargar la vivienda en el que a día de hoy viven Rosa y su hijo (esta vivienda es un bien ganancial de los progenitores, pero el usufructo, uso y disfrute de la misma pertenece a Rosa). Recibieron en un primer momento una notificación de embargo, cuando la casa y había sido subastada y adjudicada a un tercero por un precio irrisorio y sin negociación, esto último sin conocimiento alguno de Rosa ni de Álvaro ya que el juzgado optó por no notificar a los propietarios del procedimiento de la subasta, incumpliendo la ley, por lo que la subasta debería ser nula.

La polémica

El caso es aún más grave si cabe ya que Rosa es una persona con una enfermedad que le impide ser consciente de muchas situaciones, lo que fue aprovechado para hacerla firmar determinados documentos que autorizaban el embargo.

El hecho de que no se haya tenido en cuenta la enfermedad que padece evidencia la mala intención del banco y las instituciones, que sabiendo de esta, y por tanto de la invalidez de esa firma, subastaron y adjudicaron la casa a un especulador.

Álvaro ha presentado varios recursos en el juzgado de Alcalá, tanto por la enfermedad de Rosa, como por la no notificación de la subasta, que el juez ha decidido desestimar, finalizando su sentencia sin dar opción a cualquier recurso. Pese a todo esto nadie se ha quedado quieto. Asociaciones y colectivos de Hortaleza han unificado en una plataforma para intentar evitar el inminente desalojo de esta familia en lo que es un caso más de injusticia social.

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