Cuando la educación de calidad importa, todo es posible. Que la excelencia se basa en la innovación, el esfuerzo y, sobre todo, en los alumnos como protagonistas del aprendizaje, es algo que sabe muy bien María Jesús Illescas, directora del centro Filósofo Séneca desde hace 16 años. “Promovemos una enseñanza activa e inclusiva, con la que los alumnos estén muy motivados y puedan trabajar según sus capacidades. También trabajamos por proyectos, como un aprendizaje cooperativo, de manera que el grupo participe de forma conjunta, poniendo en común las habilidades de cada uno”.
La apuesta por los nuevos métodos de enseñanza le ha valido a este centro el primer puesto en la convocatoria ‘Erasmus + K1’, siendo, además, el único colegio público seleccionado de toda la ciudad de Madrid.
Con la subvención europea, el centro podrá invertir más recursos en la formación específica de inglés para su profesorado. “Nuestra idea es ofrecer una enseñanza bilingüe a medio plazo, y por ello encontramos en este proyecto la forma idónea de añadir méritos, sin quedarnos parados, para que la Comunidad de Madrid nos conceda el rango de colegio bilingüe”, destaca la directora del centro.
Además, otro de los aspectos que favorece este plan es el intercambio de métodos docentes entre diversas escuelas de la Unión Europea. De hecho, la próxima parada del Filósofo Séneca será un colegio en Atenas, donde esperan compartir nuevas formas de enseñanza con sus alumnos y profesores.
Valores de la educación pública
Esta forma de traspasar fronteras no se limita sólo al ámbito académico. Eliminar barreras y prejuicios sociales es también uno de los principios de este colegio. Por ello, también se recuerda la importancia de que la gente conozca mejor los centros públicos, de los que, todavía, una parte de la sociedad tiene una visión distorsionada.
“La escuela pública es muy integradora, representa la sociedad que tenemos en la calle, donde hay todo tipo de personas de distintos orígenes, y nuestros alumnos deben convivir en esta realidad. Y eso no debe de asustar a nadie”, recalca Illescas, “la inclusión favorece una paz social, la exclusión todo lo contrario”.
