Antolín Castaño llegó a Hortaleza en 1995, con 28 años, cuando “no existían aún ni el Palacio de Hielo ni el Hipercor de Campo de las Naciones. Era una zona muy tranquila, nada que ver con lo que es hoy en día”. Hijo de extremeños que huyeron en 1964 de un pueblo dominado por la pobreza, el hambre y el miedo; creció en un hogar humilde y muy ajustado económicamente, pero compensado con el amor y el cariño.

Autor novel, el libro Sobreviviendo a mi vida surge “después de perder a mamá, en junio de 2016, mi padre, que es el que aparece en la foto de la portada, quedó solo en el pueblo”. Un pueblo de Extremadura al que va todos los meses para pasar unos días junto a él. No es de extrañar que la presentación del libro se haya llevado a cabo durante la semana cultural celebrada entre el 2 y el 9 de agosto en la Asociacion Cultural de Pueblos de Badajoz.

“Los paseos por las calles del pueblo, o más bien debería de decir por los recuerdos de esas calles hoy asfaltadas y que junto a mi padre pisaba aún de tierra o embarradas tras las lluvias. Sus narraciones me fueron dando la idea de sentarme a escribir una historia, una historia que cambió radicalmente una mañana de domingo al conocer a dos ancianos que se hallaban sentados bajo la estatua del héroe de Cuba, Eloy Gonzalo, en la plaza de Cascorro”.

Sobreviviendo a mi vida

Portada de la novela ‘Sobreviviendo a mi vida’ de Antolín Castaño.

Su emotiva primera novela, que ha publicado con el grupo editorial Letrame, se sitúa como punto de partida en Granada, en un pueblo sin nombre en la región de Zubia, cercano a Sierra Nevada. Un pueblo que, como muchos otros, estaba gobernado por caciques a los que se temía, rodeados de capataces que, en realidad, eran excombatientes del régimen.

En extremos opuestos de las afueras del pueblo, había dos terratenientes: el justo y el explotador. Entre ambos se cruza la vida de una familia sencilla y honrada: Ángel, uno de los hijos que ve cómo le arrebatan todo cuanto ama. El dolor y la impotencia dan paso a un silencio que lo obliga a tragar la injusticia. Antes de caer en el abismo, es amparado por Pascual (el justo). Años después, está preparado para vengarse, dar justicia a su familia al tiempo que saca de su interior el odio y trata de rehacer su vida.

La historia que quería contar en este libro cambió radicalmente una mañana de domingo al conocer a dos ancianos en la plaza de Cascorro

Tal y como nos cuenta al autor, “estar frente a una hoja en blanco, con todas las palabras dando vueltas en mi cabeza, como si de un bombo lleno de letras se tratara, tenía que dar vida a todo lo que me habían contado y a la vez cumplir la promesa que le hice a aquel anciano una mañana de domingo en la plaza de Cascorro. Prometí dar a la historia de su vida rota la ficción de la venganza, pero, cuando comencé a escribir, fue algo maravilloso, una sensación difícil de explicar, parecida a la lectura”.

Amante de la lectura, de las bandas sonoras, de los escritores clásicos y de los modernos, de los paseos de madrugada y del senderismo por la sierra de Madrid, Antolín Castaño ya trabaja en su siguiente novela: que narra la llegada del protagonista a la capital de España en 1956 y que relata el “Madrid en blanco y negro”, en una corrala en Lavapiés.

Sobreviviendo a mi vida

Antonlín Castaño. DANIEL MILLS SALCEDO

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