Hortaleza es el barrio con más jugadores de rugby de toda España gracias a la suma virtuosa de los dos clubes del distrito, el Liceo y el XV Hortaleza. Ambos han atesorado durante años las mayores canteras del país, y cada uno suma todavía más de 500 fichas en todas las categorías. Sin embargo, sus equipos senior todavía no se habían cruzado nunca en competición oficial. Hasta este sábado, en el que se disputará el primer derby del rugby hortalino de toda la historia.
A las 16 horas, el Campo de Rugby de Hortaleza de la avenida de las Piceas, sede del XV Hortaleza, acogerá el primer XV Hortaleza-Liceo en la División de Honor B, la segunda máxima competición nacional del rugby masculino. Un encuentro al que se puede asistir con entrada libre y gratuita.
El Liceo lleva años instalado en la División de Honor B buscando un hueco en la élite del rugby español, mientras el XV Hortaleza ha debutado esta temporada en la categoría. Los dos equipos disputan el Grupo C junto a equipos madrileños, andaluces y extremeños, y han tenido que firmar incorporaciones para competir frente a ‘quinces’ plagados de fichajes y jugadores extranjeros.
El Liceo representa la tradición, y el XV Hortaleza lo impulsaron aficionados del barrio. Ambos clubes tienen como seña de identidad el mimo a la cantera
Una seña de identidad compartida tanto por el Liceo como el XV Hortaleza es el mimo a la cantera y su dedicación a la formación en categorías inferiores. En lo demás, el Liceo simboliza la tradición, fundado hace algo más de 50 años por la pasión francesa al balón oval, mientras el XV Hortaleza surgió con el cambio de siglo impulsado por aficionados del barrio que no tenían ni siquiera campo para entrenar.
El derby también se vive con diferentes intensidades en uno y otro club. En el Liceo lo afrontan como un partido más. “Más que especial, es algo curioso, y nos alegramos”, apuntan. En el XV Hortaleza, el encuentro tiene mucho valor simbólico: “Claro que es muy especial, porque es el derby del barrio”. Su resultado escribirá una página en la historia de una rivalidad latente de la que disfrutan los seguidores al rugby del barrio, que no son pocos.