En un rincón de Hortaleza, entre tardes de estudio vocal y ensayos en salones compartidos, nació Narbona’s Trup, una banda que suena a jazz, rumba, foxtrot y verdad. Su historia arranca en 2016 con la idea de montar una big band, pero no fue hasta 2019, tras un parón forzado, cuando el proyecto echó a volar. “Lo lancé un poco a lo loco, tras replantearme mi carrera como cantante. Pero quien ha elegido el arte no lo abandona”, cuenta César Narbona, vocalista y alma del grupo.
Desde entonces, la banda ha crecido en formato, repertorio y espíritu. A pesar de que solo César sigue viviendo en Hortaleza, el barrio es más que un origen: es un escenario emocional. “Manoteras ha escuchado muchas de mis tardes de técnica vocal. Y la plaza de Pilar Miró… ese sitio tiene luz. Nos encanta sentarnos allí con unas aceitunas y una cerveza. Un sitio lleno de magia”, dice. El grupo también ensayó en la sala Hangar 19 (calle Servator, 19) del barrio de Canillas, “un espacio muy acogedor donde siempre nos han tratado estupendamente”. Allí ofrecieron conciertos y prepararon varios de sus proyectos.
“Hacemos cosas clásicas, pero sin querer imitar a nadie” César Narbona
Su propuesta musical cruza géneros con libertad: “Hacemos cosas clásicas, pero sin querer imitar a nadie. Preferimos ofrecer una nueva lectura de lo conocido”. En su repertorio conviven “Lágrimas negras”, “La media vuelta” o “Nobody Knows”, junto con arreglos originales y temas nuevos. “Por ejemplo, de una canción italiana como «Guarda che luna» hicimos una bossa muy sugerente y divertida, y convertimos «Alma mía», un bolero, en una salsa”.
Durante la pandemia, publicaron Jazz viral, un EP grabado “con una ilusión terrible” junto al productor Hachè Costa. “Fue un bálsamo dentro del caos. Lo disfruté muchísimo. Aunque no todo fue fácil: siempre surgen dificultades en un proceso de grabación que hay que solventar”. En el EP participaron músicos como Santi, Rafa, Iván, Pablo, Diego, Edu, Josué o Aarón, muchos de los cuales siguen colaborando en los distintos formatos del grupo.
En 2023 lanzaron “Me quedo conmigo”, una rumba que fue pensada para presentarse al renovado Benidorm Fest. “Escucharla me produce una gran satisfacción, porque no renunciamos a nuestro estilo. Y al final, el título también habla de eso: de ser feliz con uno mismo y coherente”, reflexiona César.
El grupo se adapta según el escenario, desde microjazz íntimo hasta espectáculos con bailarines. Esa versatilidad, dice, “es una cuestión económica para poder trabajar más”. Pero si algo define a Narbona’s Trup, más allá del sonido, es su modelo profesional. “Aquí nadie trabaja gratis. Todos los músicos cobran, están asegurados o facturan como autónomos. Esto es un trabajo especializado, y se tiene que pagar. Si no es así, no trabajamos”.
Narbona’s Trup se adapta según el escenario, desde microjazz íntimo hasta espectáculos con bailarines
El pasado sábado 28 de junio volvieron a actuar en el Moe Club –“nuestro hogar artístico”, apunta César– y ya preparan nuevos proyectos: un disco que combinará copla con jazz, un posible homenaje a Gal Costa, y un LP de salsa y samba con temas originales. “Aún falta hablar con Esteban y Javier para cerrar la propuesta”, añade.
También les encantaría actuar de nuevo en Hortaleza: “Nos hemos puesto en contacto con asociaciones vecinales, pero no se ha materializado nada todavía”. Porque, aunque las condiciones a veces dificulten el acceso a ciertos escenarios, Narbona’s Trup apuesta por mantenerse firme. “He creado esta empresa con un fin muy importante: dignificar esta profesión”.
Narbona’s Trup no necesita fuegos artificiales para brillar. Con sencillez, humor y una enorme calidad artística, esta banda nacida entre calles conocidas nos recuerda que la cultura también florece –y resiste – en las esquinas del barrio.

De izquierda a derecha, formación de Narbona’s Trup para el Benidorm Fest 2022: Rodrigo, Diego, Santi, César Narbona, Rafa y Pascual. PABLO F. JUÁREZ