Allá por el año 1964, un nuevo sonido arribó a España procedente del Reino Unido y transportado por la voz de Millie Small bajo el nombre de «My boy Lollipop». Algo tenían estos ritmos nuevos y la primera aportación española al género apareció ese mismo año cuando Los Blues de España publicaron Lecciones de ska y de yenka.

Desde entonces, el ska ha estado cada vez más presente en el panorama musical español, ya sea de la mano de grandes del género como Skatalà, Dr. Calypso, Potato o Malarians o en cualquiera de sus múltiples formas, pues «es un género muy versátil y adaptable, y esta capacidad para integrarse en otros estilos representa uno de sus principales encantos», explica Jaime Bajo, responsable de la Asociación Cultural Reggae y vecino de Hortaleza.

Décadas de historia

Sin saberlo, más personas de las que se creen llevan un amante del ska dentro, pregunten a los jóvenes de los sesenta si no han bailado a Los 4 de la Torre en uno de sus guateques, quién no ha saltado con Tequila o ha cantado aquello de «Aquí no hay playa» en los 80, quién no ha reivindicado con Betagarri en los 90 o quién no se lo ha pasado en grande con Alamedadosoulna. Todo esto es ska, ya que no es un género que se quede en lo purista, sino que también se fusiona con otros estilos para crear sonidos increíblemente enriquecedores.

Las razones para enamorarse del ska son muchas, en palabras de Gonzalo Fernández Monte, doctorado en Musicología con una tesis sobre la escena skatalítica española, quien también forma parte de la Sociedad de Etnomusicología y la Joven Asociación de Musicología de Madrid: «Es una música que despertó mi curiosidad desde la primera vez que la escuché, tanto por sus cualidades musicales como por su capacidad para expresar sentimientos tan dispares como indignación, buen rollo o ironía».

Y es que una de las grandes características del ska es que, además de ser un estilo que no te permite escucharlo sin echarte unos saltos, también mueve conciencias, no en vano ha estado ligado a movimientos reivindicativos de todo tipo, sobre todo, a los SHARP (Skinheads contra los Prejuicios Raciales), pues «es un género muy militante que te invita a implicarte a nivel personal», como nos cuenta Jaime, autor del ‘skazine’ Rough&Tough desde 1999.

Sin duda, estPortada libro skae es uno de los motivos de su escasa divulgación en los grandes medios, que, salvo en contadas ocasiones, solo han demostrado sus prejuicios y su ignorancia. De ahí, el «enorme trabajo de documentación, que habría sido imposible si los apasionados del ska no hubieran guardado durante años todos esos fanzines, artículos, rarezas discográficas y documentos similares» que forman el núcleo de las fuentes de esta monografía. Por eso, una de las muchas razones para escribir este libro «es hacer justicia a la riqueza que ha mostrado esta escena durante las últimas décadas y también un homenaje al gran esfuerzo que han realizado sus protagonistas por mantenerla viva a través de iniciativas de alcance limitado» desde la pasión por el género y el rigor académico, engalanados con la ilustración de Jaume Dr. Jau Mirá (Golden Singles Records y Le Grand Miércoles). Tanto es así que los autores recalcan que «cada uno de los protagonistas del panorama skatalítico en nuestro país se ha volcado de forma incondicional en el proceso de elaboración del libro».

Hortaleza baila ska

Pero ¿y qué pasa con el ska en Hortaleza? Pues no se piensen que aquí no tiene cabida, ya que «en el periodo de máximo apogeo del ska, en la segunda mitad de los 90, contamos con dos referentes como Raíces y Kogollos y Los Ministers del Ronsteady, además de la charanga Skanillas, lo que creó un ambiente muy propicio».

Como reza el subtítulo del libro, la vida no se detiene y ese es el propósito que buscan cumplir sus escritores: «Sería estupendo que surjan publicaciones paralelas, estudios de escenas autonómicas o bandas concretas. Lo ideal sería que otros tomaran el relevo, que se animen a enriquecer esta crónica desde sus puntos de vista personales». Así que animaos a sumergiros en este apasionante mundo, ya que puede que descubráis que, dentro de vosotros, hay un skanker que tiene mucho que decir y que saltar.

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