Paseo por el centro comercial Colombia buscando a Garzón, pero me dicen que los hermanos se jubilaron en octubre. ¡Y yo que venía a hablar con un auténtico relojero! Siempre me fascinó ese oficio de semidemiurgo.
La luz o el azar me señalan el camino hasta la joyería Bienzobas. ¡Ahí está el relojero! ¿O no es él? Hay algo de magia y misterio en esas vitrinas habitadas por el brillo. Le pregunto si es él quien me habló de un oficio en extinción que se ha transmitido generación tras generación. Como un juego o una broma de ninfas, he ido a dar con lo que buscaba. Entre relojes, figuras, collares y joyas, percibo que hay algo más.
Es sabido que las ninfas se escondían en fuentes, bosques, ríos o montañas. ¿Por qué no iban a hacerlo en una joyería? Las termas de Fitero en Navarra se llamaron Niencebas, una palabra cuyo origen latino es nymphae aquae (ninfas de agua). Los caprichos de la etimología son casi insondables y los expertos cuentan que, de aquel Niencebas, donde se establecieron los primeros monjes cistercienses en nuestra península, nació el apellido Bienzobas. ¿Será casualidad?
PREGUNTA: ¿Cómo se llega a ser relojero?
RESPUESTA: Mi abuelo fue relojero de oficio. Como mi abuela era maestra, él fue de pueblo en pueblo acompañando a su mujer. Desde Sigüenza llegaron a Madrid. Mi padre aprendió el oficio por su padre y se lo enseñó a su hermano Gabi, que es menor.
¿Y también a ti?
Mi padre fue más empresario que relojero. Llegamos a tener seis o siete joyerías. Realmente, con quien aprendí yo el oficio a los 12 años, más que con mi padre, fue con un relojero que tenía mi padre.
Trabajar era ilegal.
Ilegal o no, los oficios, o los aprendes de niño, o no los aprendes en la vida. Los oficios se acaban porque intentan aprenderse en las escuelas y… ¡Vamos! No se aprende.
¿Por qué no te enseñó tu padre?
Mi padre no quería que yo aprendiese el oficio de relojero porque él pensaba que lo que yo iba a tener era una empresa, con lo cual yo doy de todo. Aprendí relojería, a soldar, a engastar… y diferentes cosas que tiene el mundo de la joyería, porque iba a llevar una empresa.
¿Sí eres relojero?
Yo sigo aguantando por el tema de la relojería. Tener un oficio cuando tienes una empresa como esta te da ventaja porque no tienes que llevar el reloj a otro. Realmente, los relojeros que quedan están en su casa reparando relojes. Igual reparan para seis o siete relojerías, pero el oficio de relojero no da para comer. El día que no se venda absolutamente nada, habrá que cerrar.
¿Y todo este material?
Como quien dice, esto que yo tengo es lo que se vendió en su momento. Ahora, entre los chinos e Ikea, el regalo bueno no existe y la relojería la venden directamente por internet los grandes.
Pero ¿mantienes una clientela?
Aquí la gente que viene ya no es cliente, sino amiga. Le gusta el trato de tú a tú que le das. Piensa que hay gente mayor que lleva 30 o 40 años con el reloj y no duerme si no lo tiene.
¿Mucha psicología?
Esto es como la Lola Flores, que ya tengo muchas tablas. En lo que me baso, por ejemplo, es en que no se lleven una correa. Yo lo que quiero es que, cuando le vean la correa, la gente vea que le queda bien.
¿Está el pequeño comercio desatendido?
Estamos jugando a diferentes ligas. Me obligan, por ejemplo, ahora a cobrar la bolsa, que al mes no podré dar más de tres o cuatro. ¿Y con qué cara le pides a un cliente cinco céntimos por una bolsa? Eso es porque contaminan. Eso sí, Amazon, no. La caja, los plásticos que vienen dentro, el que viene en la moto o en el camión… Esos no contaminan.
¿Competencia desleal?
Si ayudaran un poquito al pequeño comercio, pero ni Podemos ni PP tienen voluntad política de ayudarnos. Por internet pueden venderse relojes falsos, yo no puedo hacerlo porque me cierran la tienda.
¿Se nota cuando un reloj es falso?
A la legua. No hace falta ponerse la lente para saber si una cosa es falsa o no. Hay imitaciones muy buenas que llaman la atención. Cada día se imita mejor, pero relojerías falsas no arreglo.
¿Un consejo para regalar un reloj?
Lo primordial es para quién y, después, para qué trabajo o para qué se quiere el reloj.
¿Cuál es el capricho más extraño?
Lo más raro, raro, raro, hace muchísimos años, hacer un falo de oro. Tampoco tiene mayor importancia, pero te llama la atención.
¿Te han atracado?
Un atraco nunca, pero un robo siempre. Hay gente que, en cuanto tengas un descuido, se lleva lo que pueda. A las joyerías les pasa lo que a los bancos. Mi padre decía que muchas veces parecía que nos merecíamos que nos robaran.
¿Imagen de mucho dinero?
Realmente no es así. De esto vives al día. Cuando te roban, te tiran diez años para atrás. En las buenas épocas, igual recuperabas antes. Ahora mismo te pegan un robo y ya no te recuperas en la vida.
¿Cómo ves el futuro?
La tecnología es muy bonita, pero en la vida, a veces, te pilla el toro. Hay gente que se ha metido en el tema y yo también le doy vueltas, ¡no te creas…!