Es cierto que la lectura acompaña al silencio, a ese silencio exterior, porque dentro de nosotros, los lectores, el barullo es ensordecedor. No solo oímos a los personajes reflexionar, también escuchamos sus conversaciones, asistimos a su mal humor, y al discurso del narrador que está ahí de pie apuntando y matizando mientras cae un proyectil en las trincheras, se sublevan los muertos vivientes, aterriza una nave espacial en Orión o bien una ciudad entera se rinde ante el ejército otomano. En fin, que el silencio es tan solo una puerta entre nuestra mente y el entorno doméstico que apuntala la sórdida realidad.
Ese silencio también se rompe cuando cerramos el libro y salimos ahí fuera a compartir lo leído, a debatir, a descubrir todo aquello que no hemos entendido o aquello que otros han interpretado. Compartir la experiencia de lectura es muy entretenido y, además, nos enseña a leer en vertical. Mucha gente me pregunta que qué es eso de leer en vertical, que si es leer de pie… No, leer en vertical es leer profundamente, cavar, bajar a la mina, es leer de otra manera, leer despacio.
Compartir la experiencia de lectura es muy entretenido y, además, nos enseña a leer en vertical
En Hortaleza hay muchos lugares donde podemos acudir a compartir esa experiencia literaria, rincones acogedores en los que, por unas horas, el tiempo se detiene y nos encontramos con personas que comparten no solo la afición por la lectura, sino algo mucho más importante: la curiosidad por el mundo. ¿No es esa curiosidad lo que mueve todo? En los clubes de lectura siempre ponemos el corazón y la razón, aprendemos a respetar la opinión de los demás, nos conocemos mejor y, además, nos juntamos con otros a los que les gusta compartir ese silencio.
El club de lectura Las Hortalinas es un buen club, muy literario, elegante, y lo conducen buenas lectoras como el club de La Unión de Hortaleza, el más veterano en el barrio; o los clubes de las bibliotecas del distrito, incluso aquellos de las asociaciones de vecinos. Decía Italo Calvino que leer es ir al encuentro de algo que está a punto de ser y aún nadie sabe qué será. Así que, si ustedes son curiosos, si les gusta ir al encuentro de lo desconocido; si leen y tras cerrar el libro sienten una especie de vacío, de hueco extraño, una soledad inquieta, eso significa que necesitan poner un club de lectura en sus vidas.