Todos el mundo está cansado de la pandemia de la COVID-19 y de los cambios que ha provocado en nuestras vidas, desde hace ya más de un año. Pero no solo lo nosotros sufrimos las consecuencias, ya que también nuestras mascotas notan su presencia, en opinión de Miguel Ángel García, dueño de la tienda Lemi Mascotas, ubicada en la calle Mar de Omán del casco antiguo de Hortaleza.

Desde el punto de vista de la educación y convivencia con los animales, según Miguel Ángel, durante el periodo más estricto del confinamiento se han visto grandes alteraciones en el comportamiento de los animales respecto a la su conducta más habitual.

En el caso de los gatos –que están muy habituados a pasar tiempo solos–, en el momento del confinamiento más severo, vieron como su hábitat se veía modificado porque los humanos con los que conviven pasaban a estar muchas horas en casa, produciendo un cambio en la conducta del animal, al que psicológicamente los cambios le suelen afectar en demasía y este no fue una excepción.

En el caso de los perros, aparte de los escasos paseos, se les pedía que no se relacionasen con otros perros, lo cual generó en ellos una cierta inseguridad, dado que nosotros les estábamos pidiendo que hicieran algo que va en contra de su comportamiento natural. Incluso, en algunos casos, empezaron a tener miedo porque se les estaba dando el mensaje de que la interacción con otros perros era algo negativo.

Aparte de los escasos paseos, se les pedía que no se relacionasen con otros animales, lo cual generó en ellos inseguridad y miedos

Por otra parte, al contrario que ocurre con los gatos, a los perros les encanta estar acompañados, por eso uno de los aspectos que más se trabaja con ellos es que aprendan a quedarse solos en casa. Sin embargo, al pasar la fase de confinamiento más severo, han aparecido síntomas similares a la ansiedad por separación en muchos perros, dado que han pasado de estar varios meses 24 horas al día acompañados a, de pronto, volver a quedarse solos.

Acostumbrarse a todos estos cambios puede ser relativamente sencillo para nosotros, pero puede suponer un gran problema para ellos. En muchos casos, ha supuesto tener que empezar a trabajar con nuestros amigos peludos comportamientos que ya habían superado o que incluso nunca habían tenido.

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Los perros necesitan salir un mínimo de tres veces al día, llueva, nieve, haga calor o frío. SARA J. RODRÍGUEZ

María de la Fuente Stern, propietaria de la clínica veterinaria San Lorenzo, en la calle Impala, comenta que ha tenido una bajada importante en las visitas, sobre todo durante el confinamiento duro. En muchas ocasiones, incluso han dejado pasar el tiempo teniendo a sus animales enfermos y, cuando los han llevado a la clínica, ya no había mucho que hacer.

También han tenido notificaciones de personas que han fallecido y cuyos animales se han tenido que dar en adopción o a otros familiares, así como casos en los que temporalmente se han tenido que hacer cargo de las mascotas otras personas por estar sus dueñas infectadas.

En muchos casos, temporalmente se han hecho cargo de las mascotas otras personas por estar sus dueñas infectadas

En relación a la consulta veterinaria, se recomienda llamar antes por teléfono, ya que ahora hay medidas de seguridad y solo se permiten tres personas dentro de la sala de espera.

Las mascotas pasan a ser un miembro más de la familia y notan situaciones tan radicales como el confinamiento severo, durante el que no se podía salir y solo se sacaba a los perros lo mínimo imprescindible, y además con miedo. Ahora que continúa la situación de pandemia, aunque con la vacunación todo va a ir mejorando, ellos siguen sujetos a lo que nos pase, ya que dependen de nosotros para su cuidado.

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