La asociación vecinal de Las Cárcavas-San Antonio denunció en el Pleno de mayo la apertura de tres prostíbulos clandestinos ocultos en viviendas de este barrio de Hortaleza, provocando una sorprendente respuesta del concejal Ángel Donesteve (PP).
“Hagan fotos, disparen los flashes, eso incomoda a la gente que lo hace de tapadillo. Sólo dándoles la lata podemos desanimar a que sigan allí”, dijo Donesteve tras admitir que ni el Ayuntamiento ni la Policía podían intervenir en las actividades que se realizan dentro de un domicilio. Los vecinos le tomaron la palabra al concejal, y desde entonces no han parado de ‘dar la lata’.
ESCRACHE CONTRA EL DUEÑO
Tras recoger cientos de firmas y llamar la atención de los medios de comunicación, que revelaron la ubicación de los prostíbulos, uno de los burdeles cerró a finales de mayo. Después, los vecinos se pusieron en contacto con los dueños de los dos chalés que seguían cobijando estos negocios. Uno de los propietarios, el del inmueble de la calle Hipólito Aragonés, descubrió entonces que su antigua viviendas se había convertido en un burdel, y puso una demanda por uso indebido a sus arrendatarios, que abandonaron el edificio en verano.
Sin embargo, el dueño del chalé de la calle Antonio López Torres, que incluso instaló un jacuzzi para sus nuevos inquilinos, se opuso a rescindir el contrato. Los vecinos reaccionaron con una acción sorprendente: se desplazaron a San Fernando de Henares para realizar un ‘escrache’ ante una tienda de golosinas que regenta el propietario de este prostíbulo.
A principios de octubre, el trasiego de muebles en esta vivienda confirmaba el cierre de este negocio clandestino, el último que quedaba en el barrio. “Si lo hemos conseguido, ha sido por la unión de la gente”, declara Raquel Collado, de la asociación vecinal Las Cárcavas-San Antonio.