Desde el pasado 4 de mayo, numerosas vecinas y vecinos, después de haber mantenido casi dos meses cerrados sus negocios, vuelven a reactivar su actividad. Para ello deben cumplir con una serie de requisitos como garantizar la debida separación física y la desinfección y establecer un horario de atención preferente para mayores de 65 años.

Una reapertura que, aunque supone un alivio a la situación asfixiante de muchos autónomos que han tenido que seguir haciendo frente a sus gastos, a pesar de no tener ingresos, dependiendo de la actividad en cuestión no resulta fácil y genera mucha incertidumbre. Por todo ello, ahora más que nunca, muchos han tenido que apelar a la creatividad y reinventarse para poder salir adelante.

BAR JOMELEY

José Luis, propietario junto con su mujer Melisa del bar Jomeley (calle Agustín Calvo, 25), tuvo que hacer un ERTE a sus dos trabajadores cuando se vio obligado a cerrar el 14 de marzo y en estos dos meses no ha recibido ningún tipo de ayuda económica.

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Foto Ángel Sánchez

El 5 de mayo ha reabierto su bar de 11.00 a 15.30 horas para ofrecer el servicio de comida que daba antes, fundamentalmente a los trabajadores de la zona, pero esta vez para llevar. “La respuesta está siendo muy buena, aunque todos quieren saber cuándo vamos a abrir la terraza porque muchos no tienen dónde comer”.

Por ahora trabaja él solo en el bar, pero cuando pueda reabrir la terraza espera poder recuperar a uno de sus dos trabajadores, ya que con el límite del 50% de aforo, solo puede integrar al 50% del personal. Cuando esto ocurra, deberá asegurarse de mantener la distancia de dos metros entre las mesas, eliminar los elementos comunes como la carta, el palillero…, e invertir en monodosis y en una constante desinfección, además de que los clientes no podrán entrar al bar ni utilizar el baño.

“Como la gente tenga miedo a tomar algo en la terraza, va a ser un desastre” José Luis

Muchos cambios que hacen que la rentabilidad del bar sea incierta, ya que “como la gente tenga miedo a salir a la calle y a tomar algo en la terraza, va a ser un desastre”.

También se suma la cancelación de los campeonatos de los dardos, ya que, según cuenta José Luis, que también participa en ellos, “tenía 14 equipos que hacían que tuviese el bar lleno todos los días entre semana”.

EVEREST TANDOORI

Su vecino de la calle Pegaso, número 13, el restaurante nepalí Everest Tandoori, también ha vuelto a atender pedidos de comida para recoger en el local de 12.00 a 15.30 horas y de 19.00 a 22.30 horas.

Además, hace poco que han podido implementar el servicio de comida a domicilio con Uber Eats. “Hemos tenido que esperar bastante a que nos diesen de alta en la empresa de reparto, porque tenían una larga lista de espera”.

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Foto Ángel Sánchez

Cuando puedan abrir la terraza, saben que lo harán con ocho mesas y que la respuesta de los clientes será tan buena como hasta ahora porque ya les están preguntando por ella. También han valorado instaurar mamparas para poder dar servicio de comidas en el local cuando esté permitido, sin embargo lo han descartado, ya que les costaría “600 euros por cada mesa” y no les compensa.

THE HANDYMAN

José Bernardo García es el propietario de The Handyman (Carretera de Canillas,  142), un pub irlandés con comida rápida y bebidas donde también se ofrecen conciertos. Normalmente, tiene nueve trabajadores, más extras los fines de semana, pero al tener que cerrar se vio obligado a hacerles un ERTE.

Pero él siempre ha tenido claro que “preocuparse no sirve de nada, hay que saber reinventarse y adaptarse a la nueva situación”. Por ello, probó a abrir el 18 de marzo con servicio a domicilio con Deliveroo, pero aún era demasiado pronto y no le fue bien.

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Foto Ángel Sánchez

Sin embargo, esto no hizo que tirase la toalla, ya que afirma que “para salir de esta crisis, hay que poner todo nuestro empeño, hacer las cosas con mucho cariño y tener una actitud optimista”.

Por ello, el pasado 5 de mayo volvió a la carga, añadiendo también el servicio de recogida en el local, y ha podido rescatar a dos de sus empleados. “La idea es ir sacando a los demás según vaya evolucionando la situación”. Para cumplir con los requisitos exigidos, todos llevan mascarilla y guantes, se ofrecen geles para el uso de los clientes y, además de la desinfección constante, ha comprado aparatos de ionización.

“De lo que estoy seguro es que, dentro de unos meses, seré mucho más sabio que ahora” José Bernardo

Poco a poco, nos cuenta que va reactivándose el negocio, donde el boca a boca ha tenido mucha importancia, aunque todos los clientes le dicen que están deseando que abra la terraza. Hasta entonces, va preparándose para ello e investigando, por ejemplo, la sustitución de las cartas por consultas a través de códigos QR. “De lo que estoy seguro es que, dentro de unos meses, seré mucho más sabio que ahora”.

LIBRERÍA PAPELERÍA MAR MENOR

Los hermanos Bárbara y Carlos, propietarios de la Librería Mar Negro (calle Mar Negro, 6), decidieron cerrar, a pesar de ser considerados servicio esencial, “por miedo y por respeto a la situación”.

A finales de abril, retomaron su actividad implementando los pedidos telefónicos y por email para limitar la permanencia de los clientes en el local. “Hemos acordonado la librería para que no se toquen los productos”.

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Foto Ángel Sánchez

También han instaurado el reparto a domicilio en colaboración con la asociación El Olivar, que está demandándose sobre todo por el vecindario de Valdebebas y Sanchinarro. “Nos mandaron un correo y nos pareció muy buena idea, tanto para ayudar a El Olivar como para relanzar nuestro negocio”.

“Muchos nos dicen que estaban esperando a que abriésemos porque no les gusta comprar por Amazon” Bárbara

Parece que todas estas medidas de seguridad y novedades implementadas en la librería han dado buen resultado porque nos comentan que la respuesta de la gente está siendo fantástica y, sobre todo, les están haciendo llegar su cariño. “Muchos nos dicen que estaban esperando a que abriésemos porque no les gusta comprar por Amazon”.

No obstante, se dan cuenta de que las cosas van a cambiar, pero no pierden de vista que “es importante mantenerse optimistas y aprender de todo”.

ARREGLOS DE ROPA MP

Para Margarita Pachacama, propietaria de la tienda de arreglos de ropa MP (Carretera de Canillas, 49), donde también se ofrece servicio de tintorería, “las consecuencias del parón han sido desastrosas”.

No ha realizado ninguna actividad durante este tiempo, ya que el servicio a domicilio resultaba imposible porque “la gente tenía mucho miedo de contagiarse”, y tampoco ha recibido ningún tipo de ayuda. Además, el local no es suyo y el casero solo le ha ofrecido “una cierta moratoria en el pago del alquiler”.

Sobre los préstamos ICO aprobados por el Gobierno, ni siquiera se los ha planteado, ya que considera que no son más que una forma de endeudarse aún más. “Pan para hoy y hambre para mañana”.

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Foto Ángel Sánchez

Volvió a abrir su negocio el lunes 11 de mayo con horario normal (de 9.oo a 15.00 horas y de 17.00 a 20.00 horas), implementando las medidas de seguridad: cita previa, un solo cliente en la tienda, mascarilla y guantes y desinfección de la ropa con cloro. “No supone mucho coste añadido, sin embargo, el problema es que el cloro se come el color de la ropa”.

“Yo soy una gran profesional y confío en que los clientes lo valoren, pero, si no tengo ingresos, me veré obligada a cerrar” Margarita

Antes de abrir, ya había tenido unas cuantas llamadas de clientes, por lo que está dispuesta a probar a ver cómo evoluciona la situación. “Yo soy una gran profesional y confío en que los clientes lo valoren, pero, si no funciona y no tengo ingresos, me veré obligada a cerrar, lo que me da mucha pena”.

MERCERÍA Y DECORACIÓN BACARES

Juan Bautista y su mujer Yolanda llevan más de veinte años con la Mercería y Decoración Bacares (calle Bacares, 34), donde también tienen una tienda especializada en fundas para sofá, cubresofás, chaise longe, orejeros, relax, chester, rinconeras y clic-clac y confeccionan e instalan cortinas.

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Foto Manoteras Te Enfoca

Se consideran en una “situación privilegiada” porque el local es suyo y, durante estos 50 días de cierre, han optado a la prestación por cese de actividad, “que no es mucho, pero ayuda”.

Abrieron su negocio el primer día permitido por ley, el lunes 4 de mayo, con cita previa, limitando el aforo a una persona en la tienda, desinfectando con lejía y ofreciendo gel hidroalcohólico para el uso de los clientes; y la respuesta del vecindario está siendo muy buena: “Muchos clientes me decían que estaban deseando que abriéramos, sobre todo por los artículos de mercería”.

“A corto plazo, las ventas se reducirán a la mitad, pero soy optimista porque mi situación personal y económica es buena y espero que todo mejore en unos meses”, nos cuenta Juan Bautista respecto al futuro del negocio.

“Si no resulta rentable, habrá que cerrar y abrir otro tipo de negocio. Cuando uno es comerciante, hay que saber reinventarse” Juan Bautista 

Sin embargo, en caso de que la situación no remonte, tiene muy claro que no va a tirar la toalla. “Si no resulta rentable, habrá que cerrar y abrir otro tipo de negocio. Cuando uno es comerciante, hay que saber reinventarse”.

FERRETERÍA SUYMAN

Rosana y sus dos hermanos, Fernando y José Ramón, propietarios de la Ferretería Suyman (calle Cuevas de Almanzora, 54), están acostumbrados a reinventarse. Además de llevar su negocio, son instaladores autorizados de electricidad y gas y, hace un año, decidieron decidieron incluir en su local una sección de droguería.

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Foto Manoteras Te Enfoca

Cuando se instauró el estado de alarma, decidieron mantener a sus dos trabajadores, a pesar del cese de actividad. Para su reapertura, han instalado dos mamparas y encargado dos aparatos de desinfección con ozono y realizan una higienización constante. “Ya me he cargado dos datáfonos desinfectándolos”, nos contaba Rosana entre risas.

Pero aseguran que ha merecido la pena, pues “el primer día ya había una cola enorme de gente esperando para comprar”.

“Lo que hace falta es que, cuando vuelva la normalidad, el vecindario siga comprando en el comercio de barrio” Rosana

Por ello son optimistas respecto al futuro de su negocio, aunque tienen muy presente que “lo que hace falta es que, cuando se vuelva a la normalidad, el vecindario siga comprando en el comercio de barrio, en vez de en las grandes superficies”.

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