Para saber qué es la pobreza energética, se puede tomar como referencia la definición contenida en el documento Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética 2019-2024, publicado en 2019 por el Ministerio de Transición Ecológica, que la considera como “la situación en la que se encuentra un hogar en el que no pueden ser satisfechas las necesidades básicas de suministros de energía, como consecuencia de un nivel de ingresos insuficiente y que, en su caso, puede verse agravada por disponer de una vivienda ineficiente en energía”.

Como se puede observar, esta definición incluye las dos partes del problema: tanto los aspectos socioeconómicos como la de disponer de una vivienda ineficiente desde el punto de vista energético.

Esta definición, derivada de textos normativos de la Unión Europea, incide no solo en las consecuencias de la pobreza energética (“incapacidad de satisfacer las necesidades básicas energéticas»), sino también en sus causas (“insuficiencia económica para afrontar estas necesidades” y “deficiente eficiencia energética de las viviendas”). Ese es el campo en el que se desarrolla esta problemática.

LA PROBREZA ENERGÉTICA EN HORTALEZA

En 2020, un estudio desarrollado por el Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) denominado Índice multidimensional de pobreza energética aplicado a Barrios Vulnerables. El caso de Madrid analizó los diferentes barrios de la capital e identificó aquellos que afrontan una situación de mayor riesgo de caer en pobreza energética.

El trabajo tenía como objetivo la integración de los estudios de pobreza energética con la información existente referente a los barrios vulnerables, que se incluye en el Observatorio de la Vulnerabilidad Urbana (Ministerio de Fomento y UPM, 2017). Gracias a la incorporación de la información socioeconómica y residencial aportada por este observatorio, se ha conseguido enriquecer el análisis de la pobreza energética y elaborar una propuesta de indicadores energéticos para la detección de áreas desfavorecidas en nuestras ciudades.

La metodología desarrollada para este análisis contempla, en primer lugar, la detección de los barrios vulnerables cuya edificación sufre problemas de ineficiencia energética (los que tienen calificación energética G) y no están o han estado en ningún proceso de rehabilitación.

Conocidas las áreas en las que se solapan ambos problemas, se establece una clasificación del riesgo de pobreza energética mediante la utilización de diferentes indicadores disponibles en las bases estadísticas existentes (bajos ingresos, alto coste energético, no existencia de calefacción y población mayor). Finalmente, la simultaneidad de estos indicadores permite componer un índice multidimensional de pobreza energética (IMPE).

En el distrito de Hortaleza, solo destacan dos barrios: Canillas, con una gradación de pobreza energética media, y la UVA, con un riesgo crítico

Con estos datos, se ha obtenido un plano de la severidad del riesgo de pobreza energética conforme a esta metodología para toda la ciudad, con cuatro gradaciones: crítica (la menos favorable), severa, media y leve.

En el distrito de Hortaleza, solo dos barrios contemplan algún valor del IMPE: Canillas, con una gradación de pobreza energética media, y la UVA, con un riesgo crítico. En el mapa adjunto, se puede identificar la localización de ambas zonas.

En resumen, se pone de manifiesto que, aunque en términos generales la situación del Distrito con respecto a la pobreza energética no es alarmante, sí que existen zonas en las que se dan las condiciones socioeconómicas y de calidad de la edificación tales como para que sean tenidas en consideración en actuaciones posteriores.

Asimismo, se detectan áreas en el distrito que presentan carencias importantes en cuanto a su eficiencia energética, por lo que deberían ser objeto de actuaciones de rehabilitación prioritarias.

 

¿CÓMO SE PUEDE PALIAR LA POBREZA ENERGÉTICA?

Según este estudio, básicamente son tres las razones que generan la pobreza energética: las altas tarifas de los suministros, los bajos salarios y la eficiencia energética de las edificaciones. Luchar contra la pobreza energética implica actuar contra los tres factores anteriores.

Con respecto a las tarifas, las medidas se podrían concretar en: una reforma estructural del mercado energético y eléctrico que garantice unos precios que reflejen los costes reales de generación, reducción del tramo fijo de la factura eléctrica (pago por potencia) y aplicación de un IVA reducido y superreducido en el caso de consumidores vulnerables.

Por lo que respecta a la eficiencia energética de los edificios, las medidas que habría que abordar deberían ir en línea con la puesta en marcha de programas de rehabilitación energética de edificios.

Finalmente, los aspectos sociales que tendrían que abordarse pasarían por medidas tales como: regulación clara y garantista que evite los cortes de suministro; cupos energéticos vitales garantizados de electricidad, gas y agua por persona y zona climática; definición clara de los consumidores vulnerables atendiendo a criterios sociales y de renta, y procesos ágiles y no burocráticos para el acceso a los mecanismos de ayuda (bono social o asimilados).

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