“¿Cómo es el pueblo de Coca en el presente? ¿Cómo era en el pasado? ¿Cómo queréis que sea en el futuro?” Mediante estas preguntas el público asistente al Auditorio Comarcal Martín Frías de Coca (Segovia) viajaba en el tiempo para reflexionar sobre lo que son, han sido y querrán ser. Recuerdos de juegos populares de la infancia de cuando no había pantallas, el orgullo que supone la Banda de Música de Coca con 107 años de historia, su castillo del siglo XV y sus pinares resineros forman parte de la memoria colectiva. Al igual que el deseo venidero de que haya trabajo para que vengan jóvenes al pueblo o algún que otro entretenimiento, como un cine. Un público intergeneracional muy involucrado en la obra que artistas internacionales interpretaron el pasado 7 de septiembre como colofón a la residencia española de ImproLANDS.

ImproLANDS viene del acrónimo en inglés lands affected by natural disasters, depopulation and/or solitude, que se traduce como “tierras afectadas por desastres naturales, despoblación y/o soledad”. Es un proyecto europeo que tiene el objetivo de usar las herramientas del teatro, en especial de la improvisación teatral, para dar altavoz y provocar el cambio en territorios afectados por dichos fenómenos. Un compromiso con la colaboración cultural europea y la promoción del arte como un medio para el entendimiento y la transformación social.

Forman parte del proyecto las asociaciones Accademia56 (Italia), Shoshin (Rumanía), SMouth (Grecia) y Las Cosas que Hacemos (Hortaleza, España) en colaboración con los artistas de la compañía Impro Impar. Con dos representantes por país, las residencias tienen el objetivo de intercambiar conocimientos entre artistas y de ponerlos en contacto de primera mano con la realidad de los territorios afectados por terremotos, incendios, despoblación y soledad para la creación conjunta de un espectáculo.

ImproLANDS

Artistas internacionales de ImproLANDS junto con participantes en el Teatro Municipal de Caldarola durante la residencia italiana.

El primer encuentro tuvo lugar en el municipio italiano de Ancona a finales de junio y el segundo en la Segovia rural del 3 al 8 de septiembre, trabajando en los pueblos de Muñopedro, Torrecaballeros y Coca con el núcleo en Miguel Ibáñez. Siendo este último “un sitio muy especial para nosotros, llevamos doce años yendo ahí y hemos visto cómo el pueblo ha ido evolucionando, pero igualmente también cómo ha perdido gente”, comenta Fernando Molina, coordinador de ImproLANDS en España. Actualmente, el pueblo de Miguel Ibáñez tiene 18 personas censadas.

La asociación hortalina e Impro Impar siempre han concebido el teatro como una herramienta social y solidaria. Conocidos ya en el movimiento asociativo del barrio, con sede en el Espacio Fray, esa labor expande fronteras y da voz a situaciones ya sonadas de la España vaciada, como que haya atención médica una vez por semana, que cierre la escuela por falta de niños o que el panadero lleve dos meses sin repartir en un pueblo porque solo tiene un habitante.

“Cuando la gente se emociona, decís: ‘¡Ay, estamos en algo que es muy lindo y que realmente puede generar nuevos lazos y fortalecer el espíritu y la confianza de muchas personas!’”, expresa Ernesto Zuazo, también coordinador del proyecto en España. Ver representados esos recuerdos o expresar la preocupación por tu pueblo hace remover sentimientos que incluso en alguno pueden hacer saltar alguna lágrima. Zuazo, además, considera este proyecto como una forma de devolver lo que hicieron por él y su compañía argentina cuando estaban de gira, pero la pandemia lo paralizó todo y se quedaron confinados en Muñopedro, al que siente como si fuera su pueblo, donde el pasado 6 de septiembre también tuvo lugar el espectáculo Ñam ñam de impro (Jam de impro) en la Plaza Mayor.

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Miembro de la compañía griega SMouth en una de las actividades de ImproLANDS entre los artistas en la naturaleza. KARLOS TARAJANO

Las técnicas de improvisación “brindan valores a todas las personas que la prueban”, añade Ernesto. Una forma diferente de relacionarse y sacar otras facetas de uno mismo, que, además, en entornos aislados, contribuye a abrir espacios de diálogo, fomentar la empatía, escucha, aceptación, inclusión y diversidad. Un ejemplo de su gran calado fue que, tras un taller, un hombre se emocionó al confesar sentirse solo, una situación que sus vecinos hasta entonces desconocían. “El desafío del proyecto no es repoblar, sino que cada generación se exprese en su cambio, que estén en el mismo espacio para escucharse”, expone Emanuela del Savio, project developer de ImproLANDS.

El teatro como refugio cultural en zonas remotas donde se crea un diálogo constante entre el público y el escenario, haciéndoles partícipes de representar su propia historia. Llevar el arte a estos lugares con el propósito de reforzar lazos, profundizar en los sentimientos, poner en común ideas y unir a varias generaciones para expresarse, quizás percatándose de que no son tan distintas. “El gasto en cultura no es un gasto, sino una inversión”, concluyó uno de los asistentes tras finalizar el show de Coca.

ImproLANDS es un proyecto cofinanciado por Europa Creativa que acogerá su tercera residencia en noviembre en Rumanía, para 2025 se finalizará en Grecia. El proyecto se inició en enero de 2024 y tiene una duración total de 22 meses en los cuales durante el primer año se realizan trabajos de campo, como conocer los territorios y hacer entrevistas a la población. Durante el segundo, se harán actividades de difusión y sensibilización mediante el material audiovisual que se está generando, junto con la organización de coloquios.

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