El próximo domingo 26 de abril se celebra la ya conocida Gymkhana Matemática de la Comunidad de Madrid, una actividad dedicada a sacar las matemáticas fuera de las aulas y hacer de ellas un encuentro festivo. Y como es tradicional, Hortaleza acogerá la prueba de la ciudad de Madrid, en el centro cultural Sanchinarro.

Originalmente, la Gymkhana Matemática fue una iniciativa emprendida en Torrelodones por la Escuela de Pensamiento Matemático Miguel de Guzmán, en el año 2007. A consecuencia del éxito recibido, en los años sucesivos se instauró la actividad en numerosos distritos de la Comunidad de Madrid. El evento llega a Hortaleza en 2009, y desde entonces se había celebrado en el auditorio Pilar García Peña (en el parque Pinar del Rey) hasta el año pasado, que se trasladó al centro cultural Sachinarro.

¿Cómo funciona la ‘gymkhana’?

Los participantes son alumnos de primaria y secundaria organizados en equipos de cuatro, asociados a sus respectivos centros educativos. También está abierta la inscripción de equipos independientes con el único requisito de que sus miembros no superen los 18 años. Para esta edición se ha previsto un cupo de 150 equipos. 

La Gymkhana consiste en cinco pruebas de ingenio que cada equipo deberá resolver en un tiempo limitado. Al concluir la jornada, el jurado anunciará el equipo ganador, que obtendrá para su centro educativo el Premio Especial de la Comunidad de Madrid.

La Gymkhana Matemática es un evento ideal para aplicar los conocimientos de matemáticas que se enseñan en clase a situaciones que escapan de la monotonía del encerado, además de fomentar el trabajo en equipo, ya que sus miembros deben coordinarse para resolver los problemas de forma conjunta.

Para muchos, las matemáticas siguen siendo algo tedioso y aburrido. Desde hace años se organiza la Gymkhana con la intención de mostrar la otra cara de la asignatura pendiente por excelencia: la matemática como belleza, la matemática como reto, la matemática como juego.

Citando al maestro Miguel de Guzmán, «resulta extraordinariamente difícil decidir dónde termina el juego y dónde comienza la actividad científica ‘seria’. Para muchos de los matemáticos, la matemática nunca deja del todo de ser un gran juego.»

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