Un aplauso largo y contenido ponía el punto final a la charla de José Miguel Aragón el pasado viernes 20 de septiembre en el Espacio Danos Tiempo. Que no era un evento cualquiera lo intuíamos todos quienes nos acercamos esa tarde a acompañar a Josemi (como lo conocemos en el barrio) y a su hija, Carlota Aragón Lozano, en la presentación de Estrecho, la primera novela de este vecino de Hortaleza, una persona admirada y querida por quienes sabemos un poco de los entresijos asociativos que hay en el distrito.
En una sala abarrotada y con la emoción a flor de piel, Josemi respondía a las preguntas de su hija para desgranar el proceso de redacción de dos historias, la de su padre Pepe Aragón en 1963 y la de Gora en la segunda década de los 2000, que lo llevaron a iluminar dos vidas anónimas que tenían un objetivo común: atravesar el estrecho de Gibraltar para no regresar.
Sobre la mesa de la cafetería del Espacio Danos Tiempo, las cubiertas de los ejemplares de Estrecho, publicados por la editorial La Imprenta, mostraban la foto en blanco y negro de tres personas que nos miran fijamente más allá del tiempo y parecen, tal vez, estar “soñando vivir la vida cañón”, como canta Alcalá Norte, con esa pose aspiracional de quien ha empezado a percibir los reflejos de un paraíso posible, los espejismos de una vida que podría ser mejor.
'Estrecho' es hoy más que nunca un alegato que defiende y proclama el derecho a la aspiración universal y humana de buscar una vida mejor
Existe un término en psiquiatría que Carl Jung denominó sincronicidad y alude a esas ocasiones en que se da una coincidencia asombrosa, a veces epifánica, que conecta dos sucesos a través de hilos invisibles, como un puente entre dos o más hechos que no se puede explicar causalmente. En noviembre del año 2021, Gora perdía la vida en un accidente. Sucedió exactamente el mismo día que Pepe Aragón celebraba su cumpleaños. “Fue en aquel momento cuando pensé que tenía que contar sus historias”, explica Josemi.
Así, poco a poco, fue fraguando una novela a la altura de la intensidad y la belleza de lo narrado: un relato que navega a través de la bruma de la memoria barrial para rescatar la epopeya de dos personas migrantes unidas para siempre por el azaroso acontecer de la vida. Estrecho se convierte en una inmersión literaria e introspectiva que hilvana un hilo conductor donde la ciudad, Madrid, y su periferia triangulan una historia que representa sin mucha épica ni grandilocuencia la llegada a un lugar que ampara y acoge, pero que también presenta desafíos, como la búsqueda de trabajo o la carestía de la vivienda.
Los años de Josemi en la asociación El Olivar, que lleva más de tres décadas favoreciendo la acogida e inserción de jóvenes sin hogar, atraviesan sin buscarlo las líneas de esta novela. Frente a los tiempos que corren, cuando vuelven a agitarse los fantasmas letales de la xenofobia y los profesionales del odio aprovechan la cantera del miedo y el desánimo para propagar embustes, Estrecho es hoy más que nunca también un alegato que defiende y proclama el derecho a la aspiración universal y humana de buscar una vida mejor. Ubi bene, ibi patria, “Allí donde estés bien, se encuentra tu patria”, escribía Cicerón. Ojalá Gora y Pepe encontraran, a pesar de todo y por todo, aquí la suya.