Resilencia: 1. f. Psicol. Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. Ésta es sólo una de las bondades más destacadas de Hovik Keuchkerian, el polifacético hijo de una navarra y un armenio, que nació en Beirut (Líbano) hace cuarenta años y que ahora ultima los poemas que compondrán un disco llamado Resiliente.

En él, este exboxeador que nunca ha tenido una pelea fuera del ring, narra su descenso y huida de los infiernos. Y es que la vida de Hovik es “una montaña rusa”, ya que tras tocar fondo, este “superviviente” (que “no superhéroe”) pasó a ser un exitoso cómico, que hace un año publicó su tercer libro de relatos autobiográficos (Diarios y Desvaríos), y que recientemente se le ha podido ver en series de televisión como Hispania o Isabel y en películas como Alacrán Enamorado o Los Días No Vividos, sin dejar de lado sus clases de boxeo junto al también hortalino Cristián Morales en su propio gimnasio: el HK.

PREGUNTA: Su biografía es un historión… Entiende que le preguntemos por ella, ¿no?

RESPUESTA: No sé si es un historión… No me corresponde a mí decirlo… Es la mía; eso sí. Entiendo que me pregunten. No hay nada malo en preguntar.

Pero su actual vida profesional está muy ligada a lo que ha vivido, ¿no?

Pues esa pregunta no me la ha hecho nadie nunca… (Risas). Lo que he vivido nutre y complementa a mi profesión actual. Me permite empatizar con mis personajes; hacerlos más míos.

Con 22 años abrió su propio gimnasio… ¿Es usted un ejemplo de emprendedor?

La palabra “ejemplo” me da miedo… Me lancé a abrir el gimnasio con un alto grado de inconsciencia y muy joven. Y salió bien. Hubo mucha gente que me ayudó.

¿Cómo llegó el boxeo a su vida?

Por accidente. Hacía kickboxing y un día por probar me subí al ring. Tenía mucho miedo, pero cuando algo me da miedo lo repito hasta que consigo controlarlo. Y empecé a boxear… Creo que en cierta manera me enganché a las sensaciones que me provocaba.

En su día se llegó a decir que colgaba los guantes por no sentirse valorado…

No me suena haber dicho algo así… Parece el berrinche de un mocoso… Un boxeador profesional se debe dedicar sólo a su carrera y eso en este país es muy complicado. Yo tenía más responsabilidades además del boxeo y lo dejé porque me agoté. Perdí la ilusión. Ya no sabía el motivo real por el que seguir.

¿Es el boxeo una metáfora de la vida?

El boxeo es la metáfora más cruda y más real de la vida que existe, a mi modo de ver. Es preparación, mente, cuerpo, superación, miedo, frialdad, capacidad de análisis… Es caminar preparándote hacia un objetivo y en un golpe que no ves venir, te vas al suelo. Y después toca levantarse y seguir. Como la vida misma…

Hay mucha gente que siente cierta atracción por el boxeo desde un punto de vista romántico, ¿no?

Creo que la gente tiene una relación amor-odio con el boxeo. Pero el que se preocupa un poco por entenderlo, por conocerlo, se enamora de él. No hablo de la competición; hablo del boxeo como expresión de arte.

Se cuenta que una vez abroncó a un árbitro por no parar un combate a tiempo…

Se cuentan muchas cosas…

¿El peor enemigo de un boxeador es uno mismo?

El peor enemigo de cualquier persona es uno mismo. Yo soy mi mejor amigo y mi mejor enemigo. Un boxeador se vence a sí mismo; sólo así puede vencer a su rival.

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“El boxeo es la metáfora más cruda y más real de la vida”

¿Qué le llevó a besar la lona?

Se me juntaron circunstancias personales y existenciales, y opté por aislarme y por tapar los problemas con una alta dosis de cobardía.

¿De dónde le sale a un boxeador su vis cómica?

Yo siempre he hecho reír a la gente. Desde el colegio, me gusta ver reír a la gente. Pero un día me subí al escenario y me enamoré de él. Nunca lo hubiese imaginado…

¿Cómo ha llevado eso de trabajar en una película como Alacrán Enamorado?

Muy bien. Me sentí y me siento un privilegiado por haber trabajado en mi primera película con ese equipo increíble

¿A quién pondría el Hovik Keuchkerian boxeador contra las cuerdas actualmente?

A nadie. He aprendido a tomarme las cosas con calma. Si pusiese a alguien contra las cuerdas, acabaría pagándolo yo solo. Siempre ganan y pierden los mismos, y según se están haciendo las cosas, creo que esto no va a cambiar.

Usted vive y trabaja en el distrito… ¿Qué le ha aportado Hortaleza a su vida?

He vivido los mejores y peores momentos de mi vida en este barrio y siempre me he sentido arropado. Aquí llegué hace casi veinte años y aquí sigo. Tengo personas muy queridas en Hortaleza.

¿Y a qué dedica el tiempo libre un artista renacentista en estos tiempos de crisis?

¿Artista renacentista? Palabras mayores son esas… (Risas). Mi tiempo libre está en los momentos en los que consigo parar la cabeza.

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